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miércoles, 29 de septiembre de 2010

RELACIONES INTERPERSONALES Y MARKETING




Estos días he estado inmersa (en mis ratos libres, cada vez más escasos) en la lectura de la obra de Miquel Santesmases Mestre ( profesor de la Universidad de Alcalá de Henares) titulada MARKETING. CONCEPTOS Y ESTRATEGIAS. Dicha lectura me ha llevado a extrapolar los conocimientos allí leídos y aprendidos a la vida diaria de nuestra sociedad actual.

¿Se han parado a pensar en la influencia del marketing en nuestras vidas? Todo está movido por ese hilo fino e invisible dentro de nuestra sociedad capitalista y consumista. Si nos fijamos bien ¡hasta las relaciones interpersonales están movidas por el marketing! Queremos, todas/as satisfacer la vista de los/as demás constantemente, queremos tener una imagen a la moda (equiparándonos con un producto que se ofrece al mercado). ¿Cuál es el precio que fijamos? Ensalzar nuestro ego a través de la percepción que tienen los demás de nosotros/as mismos/as para generar, cual vil falacia, un "subidón de autoestima". Y lo necesitamos constantemente, como quien compra compulsivamente.

Donde mejor se puede obervar la influencia del marketing en las relaciones interpersonales es ....¡ EN UNA DISCOTECA! Es el mejor reflejo del sistema de distribución de "productos" y de promoción de los mismos. Nos ofrecemos, nos promocionamos, como objetos o productos de un mercado.

Esto que aquí expongo y que parece kafkiano, de repente para mí es un espejo ante el que veo reflejada mi sociedad. Nos han instalado, sobre todo a los /as de mi generación, un microchip invisible llamado "consumismo y sus patrones" y absolutamente todo en nuestras vidas está movido por él.

Cosificamos a las personas. Ya nos han dejado de importar los valores espirituales de los seres humanos, sean de donde sean y prediquen el credo que prediquen, para centrarnos sólo en lo que ha conseguido o no materialmente hablando: en la percepción física que tenemos de esa persona, como si fuera un producto destinado a la compra-venta. Hemos dejado de ser personas para ser productos, estamos enfermos de ego y materialismo exacerbado. Si hiciéramos el ejercicio de tratar de ver todo desde otro prisma (sólo tal vez) podríamos ser más felices. Pues al fin y al cabo una persona no es lo que vemos, es lo que conocemos de ella. Y a ese conocimiento íntimo y profundo sólo llegamos cuando adentramos en la esfera interna de su autonomía, que hoy en día pareciera del profano.

Todo lo que nos impone la sociedad, desde el punto de vista del materialismo exacerbado y el consumismo enfermizo, afecta inclusive en nuestras relaciones con las personas y, lo que es peor, en nuestras relaciones con nosotros/as mismos/as pues podemos llegar a mermar atrozmente nuestra autoestima si consideramos que nusetro físico o vestimenta no está a la moda. ¿POR QUÉ? Somos más que un exterior. Somos seres pensantes y amantes que podemos y debemos emitir constantemente juicios de valor de todo lo que nos rodea y que precisamos amar y ser amados. Hay más cosas que nos unen que las que nos separan, pese a que el marketing (una vez más) se empeñe en afectarnos y en cosificarnos, en infectarnos y contaminarnos diariamente. Y es una contaminación a todos los niveles: Internos ( nos afecta, reitero, en lo más profundo de nuestras ánimas,anulando lo espiritual que hay en todo ser humano) y externos pues no hay más que ver nuestros paisajes,saturados de publicidades. O , incluso, los comportamientos de las personas con sus semejantes, nos tratamos como objetos.

Deberíamos formatear los discos duros de nuestros cerebros, fomentar otro tipo de marketing sería posible, un marketing interpersonal positivo que indagara en cultivar nuestras mentes y no nuestros cuerpos, el que promocionara a las personas por dentro y no por fuera.

lunes, 27 de septiembre de 2010

REFLEXIONES SOBRE LA UTILIDAD DE LA PLANIFICACIÓN FINANCIERA Y LA HUÍDA DE EMPRESAS A PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO




Estas reflexiones las agruparé en tres apartados. El primero acerca de la utilidad de la planificación financiera de las empresas, visto desde mi modesto punto de vista. En segundo lugar, reflexiono acerca de la existencia de empresas que cambian constantemente de propietario o echan el cierre y, por último, pero no menos importante, en tercer lugar medito por escrito acerca de las empresas que trasladan sus fábricas a países en vías de desarrollo con el único fin de abaratar costes.


PRIMERO.- Las personas, a diario, buscamos administrar bien nuestro dinero, pero pocos planificamos para encontrar la forma más eficiente de gastarlo o invertirlo. Las empresas también buscan esta eficiencia, la diferencia con las personas es que las firmas sí planifican. No se podría dejar todo a la improvisación, ni siquiera en una pequeña economía doméstica (una familia).
La planificación financiera es por tanto un arma de gran importancia con que cuentan las organizaciones en los procesos de toma de decisiones. Por esta razón las empresas se toman muy en serio esta herramienta y le dedican abundantes recursos.

El objetivo final de esta planificación es un "plan financiero" en el que se detalla y describe la táctica financiera de la empresa, además se hacen previsiones al futuro basados en los diferentes estados contables y financieros de la misma.
El plan lo que pretende es plantear unos objetivos a cumplir (posibles y óptimos) para ser evaluados con posterioridad.

Aunque la obtención de esta estrategia financiera es el objetivo final de la planificación; éste no se da con observaciones vagas, echas por encima, de las situaciones financieras de la empresa (financiamiento e inversión) solo se presenta después de un extenso y concienzudo análisis de todos los efectos, tanto positivos como negativos, que se pueden presentar para cada decisión que se tome con respecto a la financiación o inversión.
Estas decisiones deben ser tomadas en conjunto y no separadamente ya que esto podría acarrear problemas al no tener en cuenta decisiones que traen consigo consecuencias para otros sectores de la empresa.

Optimizando:

No existe un plan perfecto. Para alcanzar un plan cercano al óptimo se realizan procesos de prueba y error.

Una buena planificación debe llevar al directivo a tomar en cuenta los acontecimientos que pueden dar al traste con el buen desempeño de la compañía o al menos logren entorpecerla, esto con el fin de tomar medidas que contrarresten estos efectos.
Todos los análisis y observaciones nos llevan a pensar que la planificación no es solo previsión, ya que prever es tener en cuenta el futuro probable dejando de lado lo improbable o las sorpresas (deseables o indeseables).



Requisitos
Previsión
Financiación óptima
Controlar desarrollo del plan

LOS REQUISITOS PARA UNA PLANIFICACIÓN EFECTIVA SON:

1. PREVISIÓN:
Se debe prever lo probable y lo improbable, sea de beneficio o desmedro para la empresa.

2. FINANCIACIÓN ÓPTIMA:
No existe un plan óptimo. "Los planificadores financieros deben hacer frente a los asuntos sin resolver y arreglárselas lo mejor que puedan, basándose en su criterio". Balancear deuda, ingresos, costos, costo de capital, tasa de retorno, etc., no es fácil pero es la tarea del director financiero de una firma.

3. MIRAR EL DESARROLLO DEL PLAN:
Observar si ha sido viable el camino que se ha tomado y si no es así tratar de hacer las modificaciones que sean necesarias. "... los planes de largo plazo sirven como puntos de referencia para juzgar el comportamiento posterior".
Otro punto en que el planificador financiero debe ser cuidadoso, es en no involucrarse demasiado en los detalles porque se pueden pasar por alto ítems de gran importancia dentro de la estrategia.

Como no existe una teoría que lleve al óptimo plan financiero, la planificación se realiza mediante procesos de prueba y error, antes de inclinarse por un plan definitivamente, se pueden formular variadas estrategias basadas en diferentes sucesos futuros.
Cuando se proyectan buena cantidad de planes se emplean modelos de planificación que permiten prever las consecuencias futuras, aunque no dan el óptimo plan, sí hacen la tarea más sencilla y abreviada y nos pueden acercar a él.
SEGUNDO.- En relación a las empresas que cambian constantemente de propietario o cierran, podrían confluir varios factores, uno de los cuales habrá podido ser una pésima planificación financiera. Son muchos millones de nuevos negocios que nacen cada año.

Los estudios indican que sólo la mitad alcanza a sobrevivir durante dieciocho meses. Uno de cada cinco nuevas empresas consigue llegar a los diez años.

Estas cifras se repiten incansablemente. La realidad es que el concepto de fracaso es muy elástico y no se puede definir.

Muchos propietarios terminan sus negocios por gran cantidad de razones: pasan a ganar más dinero en otras actividades, se aburren, venden su negocio a terceros, o simplemente se retiran.

Cantidad de pequeñas empresas se ven en problemas de año en año. Esto es normal porque no es fácil levantar un negocio de la noche a la mañana. Se requiere gran esfuerzo y enorme dedicación.
Como cada situación es totalmente diferente, el empresario que se inicia tiene que entender que sus primeros años de actividades son una forma de ganar experiencia.
Todo y cada una de las nuevas situaciones debe ser aprendida. Inherente a toda actividad comercial o industrial es una buena cantidad de riesgo. No existe actividad que no tenga riesgo e incertidumbre.

Básicamente, los nuevos negocios que se inician fracasan por las siguientes razones:

1. Falta de experiencia.
Conocer a la perfección la actividad comercial que se pretende desarrollar es indispensable.
Muchos emprendedores se entusiasman con alguna idea. Antes de invertir en ella deben empaparse de todos los aspectos de la misma. Un buena forma es trabajar por algún tiempo en una empresa que desarrolle la actividad comercial que quieren clonar, De este modo se gana experiencia sin invertir dinero.

2. No se tiene una estrategia de mercadeo.
Producir algo o tener un inventario para la venta es una parte del negocio. La más importante es tener una estrategia y tácticas muy bien definida de la forma de llegar al mercado.
Es impresionante ver la cantidad de negocios que no se preocupan en absoluto del marketing o mercadeo. Esperan que los clientes lleguen, sin hacer el más mínimo esfuerzo o inversión.

3. Optimismo exagerado.
Hasta hace pocos años la oferta de toda clase de productos servicios era limitada. Esto h cambiado radicalmente. Todo nueva empresa debe investigar el mercado al que pretenden ingresar, estudiar los competidores y hacer anticipadamente predicciones y objetivos de sus ventas.

4. Tiempo de preparación.
Antes de comenzar a recibir el dinero de los clientes se requiere completar muchas actividades. Este periodo que antecede a la operación de una empresa debe estar muy bien calculado. Cualquier atraso significa pérdidas y eventualmente desprestigio, antes de comenzar.

5. Carencia de capital de trabajo.
Los requerimientos de capital de trabajo deben hacerse por medio de un presupuesto. Es muy raro el negocio que los hace. Un pronóstico bien preparado del flujo de efectivo ayuda a decidir cuánto y cuándo se necesitará.

6. Costos iniciales altos.
Los nuevos negocios deben ser sobrios y medidos. No gaste mucho ni demasiado pronto en instalaciones, accesorios y equipo. Los que han trabajado en grandes negocios a menudo empiezan con estándares extravagantemente altos. Esperan tener a la mano una máquina de escribir eléctrica, una copiadora y sentarse desde el principio en una oficina estilo ejecutivo. Estos gastos generales se deben distribuir a lo largo de la venta del producto/servicio y usted puede perder su ventaja competitiva si es demasiado ambicioso.

7. Las consecuencias de un crecimiento temprano.
Muchas personas piensan que sus problemas han terminado una vez que los clientes empiezan a llegar, pero quizá apenas han empezado. Un negocio cambia con mucha rapidez de forma y de tamaño en sus comienzos. A medida que aumentan las ventas, se necesitan sumas de dinero cada vez más grandes para alimentar ese crecimiento. Y se corre el peligro de vender en exceso, es decir, de crecer con mayor rapidez de lo que permiten los recursos de efectivo.

8. Confundir el efectivo con las utilidades.
El efectivo que fluye hacia el negocio no ha sufrido ninguna de las deducciones automáticas que tuvo el cheque del sueldo de un empleado. Con demasiada frecuencia, los empresarios ceden a la tentación de utilizar ese efectivo para mantener su estándar de vida, y cuando llegan las cuentas de los proveedores, de la Compañía de Seguros, el impuesto al valor agregado no pueden pagarlas. Los Impuestos sobre Ingresos, la Aduana y los Impuestos de Consumo son la causa principal de la liquidación de muchos negocios.

9. Una ubicación errónea.
El punto en donde se ubica su negocio y el alquiler que paga son un aspecto vital. No se sienta tentado sólo porque el alquiler es bajo, tal vez ningún cliente pasará por allí. De la misma manera, no busque un local caro en una zona elegante si es improbable que el movimiento total de su negocio cubra los costos. Su investigación inicial del mercado debe ayudar lo a identificar una ubicación apropiada.

10. Seleccionar y dirigir al personal.
Las grandes compañías se pueden dar el lujo de cometer algún error cuando seleccionan su personal. Las pequeñas empresas no pueden arriesgarse.


11. No llevan contabilidad.
El personal de un nuevo negocio a menudo considera que la contabilidad regular es un absurdo burocrático con el cual se cumple únicamente en beneficio de la Oficina de recaudación de impuestos. Para ellos, el final del primer año a menudo es el fin del negocio.
TERCERO.- En relación a este punto, quisiera exponer un link a una noticia relacionada con esta “huída” de las empresas a países en vías de desarrollo para abaratar costes, ya que los trabajadores les salen más baratos a la empresa (salarios ridículos) y también las materias de producción les salen más baratos (en el caso de la noticia en cuestión las tierras que se venden en África a estas compañías holandesas y alemanas son vendidas por cantidades irrisorias):
http://www.laprovincia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008080800_8_169288__Economia-empresas-productoras-flores-abandonan-Gran-Canaria-Africa-para-ahorrar-salarios
El quit de la cuestión es: ¿Es humano este modo de actuar que expresa el capitalismo más exacerbado? Desde mi punto de vista NO. Pues se esclaviza a niños/as que están en edad escolar a estar trabajando cuando deberían estar estudiando. Estas empresas argumentan que les hacen un favor a estos niños/as pues en vez de estar mendigando en la calle les están dando un trabajo (con jornadas, dicho sea de paso, interminables y a cambio de una irrisoria cantidad de dinero mensual). Desde mi modesto punto de vista, no es la solución, “habría que enseñarles a pescar, no darles el pescado” si realmente se les quisiera ayudar de alguna manera. No puede ser que en pleno Siglo XXI haya niños/as en La Tierra sin derecho a ser escolarizados, sin derecho a asistencia sanitaria mínima y sin derecho a una alimentación diaria básica y a agua potable. Ésa es la asignatura pendiente del Mundo entero, y resolver este problema Mundial sí que sería una buena planificación financiera global pues “si los de abajo saltan, los de arriba se tambalean”.
Pienso que se debería cobrar un arancel muy alto a las empresas que van a países en vías de desarrollo para instalar sus fábricas allí. Del mismo modo, debería existir un órgano encargado de controlar que entre sus trabajadores no existan niños/as en edad escolar y que vele por los derechos de los trabajadores.

¿QUÉ ES UN / UNA BUEN / A EMPRESARIO / A?




Entendemos por buen empresario o buena empresaria aquél / aquélla que obtiene unos buenos objetivos empresariales (ganar dinero) , esto es:

a) Establece unos objetivos claros que debe alcanzar la empresa.

b) Formula unos objetivos secundarios, no tan ambiciosos pero tal vez más fáciles de alcanzar, que permitan a los trabajadores tener la certidumbre de que están consiguiendo lo que se les había pedido.

c) Identifica los objetivos planteados en los diferentes departamentos de la empresa, con la finalidad de compartir los esfuerzos para alcanzar el mismo objetivo.

d) Identifica las necesidades de cada departamento para alcanzar los objetivos establecidos y proporciona instrumentos para alcanzarlos.

e) Establece un organigrama empresarial, acorde con los objetivos establecidos, que controle el funcionamiento departamental y mida el grado de consecución de los objetivos.

f) Finalmente, incentiva a los diferentes departamentos para alcanzar los objetivos establecidos.

Desde mi punto de vista, es buen empresario aquél que aunando los elementos anteriores en la consecución de un beneficio económico, también quiere conseguir un beneficio social. Pues si mejora el entorno en el que está instalado su negocio será invertir en garantizar su futuro empresarial. Ya que el poder de la empresa en la sociedad es equitativamente proporcional con la responsabilidad social de la empresa para con ella. Si bien es cierto que, en el campo del mercado internacional, para que no se desequilibre la balanza de pagos internacional pienso que debería existir un incentivo a estas empresas que invierten su dinero en programas sociales, puesto que si coloca su producto en un mercado internacional con un precio mayor al de otros productos de otros países (los que han tenido que invertir en programas sociales han tenido que incluir este coste en el precio final del producto), quedarían en desventaja así que para que no exista esta desventaja, deberían existir normas internacionales de mercado que incentiven a estas empresas con responsabilidad social en detrimento de quienes no tienen responsabilidad social , por ejemplo se me ocurre apriorísticamente, con un sistema de etiquetado especial que denote al cliente que es potencial comprador de estos productos que si bien este producto en cuestión es más caro que el de la empresa sin costes en programas sociales, está invirtiendo en bienestar social y en preservar unos recursos naturales cada vez más escasos. Además, creo que los gobiernos deberían incentivar premios al buen empresario teniendo en cuenta que sea aquél que obteniendo beneficio económico también obtiene beneficio social, mejorando el entorno en el que se mueven sus productos. Básicamente, por dos aspectos:

A) En primer lugar, porque cada vez hay normativas más exigentes que hacen que las empresas se tengan que esforzar cada vez más en cuestiones de contaminación, ruidos, medio ambiente, etc, para seguir funcionando y realizar sus actividades empresariales de acuerdo con un equilibrio entre la explotación de los recursos productivos que provienen de la naturaleza y los beneficios que de ellos se obtienen.

B) En segundo lugar, porque es moralmente lógico que una parte de los beneficios que obtienen las empresas de explotar los recursos productivos que utilizan se devuelva a la sociedad para crear así la sensación efectiva de que se preocupan por su desarrollo social y económico. Al mismo tiempo, conseguirían una publicidad brutal que les permitiría captar de manera indirecta una clientela muy importante.

En S/ Cruz de Tenerife, a domingo 27 de junio de 2010.

martes, 7 de septiembre de 2010

MI AMIGA, ¡NUESTRO DOLOR!



Acabas de llegar entre nosotras. Han pasado más de 50 horas desde que acaeciera el suceso que casi sesga tu vida. Por desgracia, no hay semana en que no tenga noticias de algún triste acontecimiento como éste, la violencia de género se está convirtiendo en una lacra social que no obedece a culturas, razas, religiones ni civilizaciones. Pero… ¿por qué?

Intentó llevarse a tus pequeños en el coche en absoluto estado de embriaguez y drogas. Tú se lo impediste, los niños se aferraron a ti asustados. Te golpeó con el puño cerrado más de una vez, tu mandíbula desencajada y tu rostro amoratado así lo grita, caíste al suelo y fue en ese momento cuando él metió a la fuerza a los niños en el coche. Ellos no paraban de suplicar compasión. Él no atendía a razones. Ni siquiera al dolor de sus propios hijos a quien llegó incluso a golpear, arrastrar y zarandear. Una vez metidos dentro del coche, al trancazo, sin cinturones de seguridad ni nada, se dispuso a arrancar el coche. Tú asustada te metiste delante del mismo, sólo podías escuchar los gritos de socorro de tus hijos. Con las manos en el capó, le gritabas que se bajara del coche y que sacara a los niños del coche. Estabas segura de que tendrían un accidente si él arrancaba ese maldito coche. No obstante, él aceleró, tú caíste (tal vez porque saltaste aunque tú no lo recuerdes) sobre el capó del coche (?). No te atropelló de milagro. De inmediato un conductor que veía la escena y venía en sentido contrario se le cruzó cautelosamente en su camino para impedir que siguiera adelante contigo en el capó. Caminó a penas un metro contigo en el capó, mientras tú observabas la cara de pánico de tus hijos y los chillidos histéricos de ellos pidiendo ayuda. Él te miraba con mirada de asesino, con odio atroz en sus ojos.

El conductor, héroe en este caso, se bajó del coche y abriendo la puerta del conductor lo sacó a la fuerza del coche a la vez que llamaba a la guardia civil con su móvil. De inmediato se presentó en el lugar una pareja de la Guardia Civil, pues todo había sucedido a escasos metros de un cuartel de este cuerpo.

Se lo llevaron preso. Ya testificaste en un juicio rápido en uno de los Juzgados de Violencia de Género que se han tenido que poner en la isla debido a la abundancia de casos, al parecer imparables. Tu pánico no te da tregua, no puedes conciliar el sueño y, cuando lo logras, los gritos desesperados de alguno de tus hijos en la noche te despierta y es entonces cuando te hundes en la más inmensa de las mierdas. Te sientes la persona más desdichada del planeta por haber elegido como padre de tus hijos a tal tremendo hijo de puta que solo piensa en meterse grifa por la nariz, que sólo es capaz de mirar al horizonte de su tabique nasal carcomido por tanta coca. ¿Dónde se ha ido ese hombre del que te enamoraste tan locamente? ¿Dónde quedaron esas manos que debieron ofrecer a tus hijos sólo amor y cobijo en lugar de golpes, odio y maldad?

Ya nada en tu vida volverá a ser igual. Pero, por fortuna, estás viva para contarlo. Porque ¡vas a contarlo, vas a hablar y no callar! Vas a gritar esta tragedia a los cuatro vientos y más allá para que todo el mundo sepa lo miserable e inhumano que es él y lo fuerte y valiente que eres tú defendiendo y protegiendo a tus hijos como una madre leona que eres. No temas. No estás sola. Él sí lo está. Nadie querrá apoyar la maldad y, quienes le apoyen, no tardarán en sentir el mal revertirse sobre ellos mismos. El mal nunca llega muy lejos. La mentira tiene patas chicas y no puede correr muy lejos. Por más que mienta, por más que se justifique, por más que quiera aparentar ser lo que no es,…, la verdad siempre sale a la luz, por mucha mierda y fango que se le eche encima, siempre termina por llover y sacar la limpia verdad a relucir. No temas. La verdad está contigo. No temas amiga, tu dolor es nuestro dolor.

Las Mujeres somos como Ave Fénix. Tienes que resurgir de las cenizas en que te encuentras. Recoger todos los cachitos esparcidos por el suelo de tu corazón roto en mil pedazos por tremenda decepción y dolor y pegar los pedacitos de nuevo. Tu corazón remendado volverá a ser feliz. Solo tienes que mirar la sonrisa de tus hijos, porque retornará a ellos esa sonrisa infantil. Tú se las vas a devolver. Tranquila,…., el tiempo sanará todo. Tranquila, todo se termina por olvidar. Aunque no tienes que dejar de ser consciente cada día de tu vida de lo que te pasó, para permanecer alerta siempre y ser muy selectiva con los hombres. ¡Hay demasiado lobo disfrazado de cordero!

A mi amiga, acompañándote en tu dolor. Para recordarte una, mil veces y las que hagan falta, que no estás sola. Recuerda que los problemas a veces son pinceladas que el pintor, el destino, dibuja sobre el cuadro de nuestras vidas para perfilar al final un cuadro hermoso. Con el tiempo verás todo con perspectiva y también el dolor por este tremendo susto y shock hará de ti una mujer más fuerte. Sé que no necesitabas ser más fuerte, sé que tus hijos no precisaban ver truncada su infancia de este modo, pero es lo que les ha pasado y no hay más remedio que luchar porque no les afecte más. Así que pasa página, olvida todo lo malo y preserva solo el mensaje de alerta que el destino te ha ofrecido. No pienso dejarte sola ni un segundo en estos momentos, sé exactamente lo que estás sintiendo y viviendo…

UN PARTO EN UNA ALDEA DE SEFROU



Sus pies de tobillos hinchados pisaron por primera vez la tierra de ese pueblo perdido en el norte de Marruecos a pocas semanas de la fecha probable del parto. Su pareja se había empeñado en que diera a luz en el mismo pueblo en el que él nació. El amor de Dácil por ese hombre era tal que se dejó llevar por él, optó por confiar en él a toda costa. En esos momentos segura de que él también quería sólo el bien del hijo en común. Dácil no sabía que estaba metiéndose en la boca del lobo.

El vuelo no había sido muy largo, pero sí el trayecto en coche, en un mundano taxi que recorría carreteras abandonadas por la civilización. El paisaje pasó de ser desértico y polvoriento - todo lo envolvía un manto de calima: las casas, los coches antiguos,…, absolutamente todo estaba bañado en fina arena del desierto- a ser sorprendentemente verde. Riachuelos por doquier, cerezos en flor, muchísima y variada vegetación. Aromas de flores y plantas acudían a su encuentro. La ventanilla del coche, hasta ese momento abierta, comenzó a molestarle a Dácil por el frío aire que llegaba a su gélida cara...

- Ahmed, por favor, cierra la ventana. Me está dando frío.- Solicitó Dácil a la vez que se acurrucaba en una fina manta de lana que había elegido como acertada compañera de viajes.

- ¿Te das cuenta? Te dije que el aire de mi tierra era diferente. Respira profundo, es aire puro Dácil. – Ahmed cerró la ventanilla del coche, él iba sentado en el asiento del copiloto y ella iba detrás. A ratos dejándose dormir. El embarazo le había dado por dormir como una marmota.

Llegaron al pueblo de Ahmed entrando ya la noche. Dácil tenía la boca seca, necesitaba a toda costa beber agua. Las botellas que habían comprado en el aeropuerto se las había bebido en las tres primeras horas del trayecto en coche. Y, tras casi nueve horas en coche, ya estaba muy sedienta, cansada y con la espalda tremendamente dolorida.

- ¡Llegamos canaria!- Exclamó Ahmed contento.

Dácil despertó súbitamente. Al bajar del coche se estiró y observó feliz la bella estampa que se dibujaba ante sus ojos. La familia de Ahmed acudía efusivamente alegre a su encuentro. Sus hermanos le abrazaban levantándole del suelo. A Dácil le sorprendió lo inmensamente grandes que eran todos. Hasta la madre de Ahmed era altísima y muy corpulenta, debía medir más de 190 centímetros de altura.

- Dácil, ven que te presento a mi familia. Ella es mi Madre, Amina. Él es mi padre, Ahmed, yo me llamo como él. Este tío guapo bien vestido es Amin,…- Ahmed tenía cuatro hermanos varones y una hermana, él era el pequeño de seis hermanos. Todos eran muy altos. Dácil les recibió a todos con una amplia sonrisa, que fue devuelta por todos los hermanos,madre y hermana, pero no por su padre. Desde ese primer momento, sintió un frío rechazo por parte de Ahmed padre hacia ella.

Entraron a la casa de adobe, que según Ahmed hijo había sido hecha por su padre, por sus hermanos y por él con sus propias manos. Antes vivían en las montañas, lejos de todo rastro de civilización pero a petición de su madre, cuando ellos eran pequeños y para que pudieran ir a un Colegio, se mudaron a este pueblo de agricultores. El Colegio quedaba a dos horas andando, ese trayecto lo tenían que hacer cada mañana y cada tarde Ahmed y sus hermanos. Según cuenta Ahmed, con frío, lluvia, muchas veces con mucha hambre por no contar sino con pan casero (hecho por Amina), mantequilla casera (hecha también por Amina) y té árabe que echarse a la boca cada día. Ahora las cosas iban un poco mejor. Ahmed, el padre, tenía tierras que cosechar, un par de animales y vivía de ellos y de sus cultivos, productos de la tierra que vendía en los mercados locales. Pero Ahmed, el padre, era un borracho y malgastaba el poco dinero que entraba a la familia. Ahmed hijo contaba mil y una historias de noches de terror protagonizadas por su padre, quien siempre maltrató a su madre, a él y a sus hermanos y hermana, desde la más tierna infancia.

No obstante, eran su familia. Y a ella siempre debía de volver. Ahmed padre abrazó tímidamente a Ahmed hijo en el recibimiento, pero en seguida Ahmed hijo se deshizo de ese abrazo con unas palmadas frías en la espalda, para ir corriendo a abrazar a su madre, a quien levantó del suelo y llenó de besos mientras la madre le hablaba entre sollozos en el dialecto árabe de su tierra.

Una vez dentro de la casa ofrecieron a Dácil sentarse con ellos alrededor de la mesa árabe en que comían, sobre una gruesa alfombra hecha por Amina y entre una infinidad de cojines árabes. Amina había hecho harera (la sopa típica de Marruecos), un delicioso tallín de cous cous con verduras y carne de cordero y el dulce favorito de su hijo Ahmed: Cuernos de gacela.

Disfrutaron de una cena deliciosa y tranquila. Era verdad lo que contaba Ahmed de que su madre, Amina, era una excelente cocinera. Dácil quería aprender todo de ella. Se sentía un tanto incómoda con el idioma pues a duras penas podía entender palabras sueltas y, a veces, frases pero inconexas. Estaba claro: ¡Debía aprender árabe!

El padre de Ahmed se quedó mirando fijamente a Dácil, estudiando cada detalle de su rostro. Entonces, señalando a Dácil, empezó a hablar en árabe. Amin, el hermano más pequeño de Ahmed que hablaba un poquito de español empezó a traducir gentilmente.

- Mi padre dice que tienes cara de árabe. Que tu rostro es “trescientos por ciento” árabe. Y pregunta si tu familia estuvo siempre en Canarias o provienes de emigrantes, tal vez tunecinos.

- Jaja,…- Dácil se ruborizó- No, no que yo sepa al menos. Pero los guanches, los nativos de mi isla, eran un pueblo amazigh, bereber. Los rasgos árabes están presentes en muchas personas de Canarias, pienso que tal vez por el parecido físico entre árabes de esos países como Líbano, Túnez,..., países con porcentaje genético bereber, y los pueblos amazighs que se asentaron en Canarias es que tenemos ese parecido.

Ahmed arrugó la cara.

- Bereber, ajjj – dijo con desprecio.
- Mi madre, Amina, es de origen bereber también Dácil.- Dijo con alegría la hermana, Turía.

En ese momento se hizo latente el desprecio manifiesto del padre a la madre de Ahmed. Ahmed padre era negro, de linda piel negra muy brillante cual ébano. Provenía del Yemen, de donde había venido siendo muy joven en una caravana de comerciantes. Era mestizo de negros con árabes de pura cepa, árabes yemeníes y negros yemeníes. Su piel era casi azulada de lo negra que era. Siempre fue para Dácil un misterio el color de piel de Ahmed hijo y de sus hermanos, el más oscuro de piel era Ahmed, su pareja, y tenía un tono mulato muy claro para lo oscuro que era su padre, sus hermanos, paradójicamente eran casi blancos de piel, esa piel que enseguida se dora con el Sol, como la de los canarios, pero no era de ese tono amarillento que suelen tener la mayoría de marroquíes. Su madre era muy blanca de piel, mucho más blanca que Dácil. Ese tipo de piel que parece transparente y que deja ver todas las venas del cuerpo. Solo se podían ver sus manos, sus tobillos y su rostro parcialmente pues llevaba el yihab islámico muy apretado en su cara, de hecho pasado un tiempo pudo adivinar en la frente de Amina surcos profundos de lo apretado que llevaba el velo, además de que sus cejas habían perdido pelo a la mitad de la ceja por el roce continuo de la tela del velo.

Ahmed padre había comprado muchos años atrás a Amina, a cambio de dos vacas, un par de gallinas y poco más. El padre de Amina vendió a su hija cuando ella contaba solo con 14 años, ella lo contaba con lágrimas en sus ojos, haciendo hincapié en el sufrimiento que fue para ella despedirse de su madre y hermanos. Tras los ojos de esa mujer se leían años enteros de sufrimiento interminable.

Cuando Dácil fue conducida por Turía a la estancia donde debían hospedarse y, en principio, nacer su hijo, comenzó a ser consciente de la locura que había cometido haciéndole caso a Ahmed en su deseo de que diera a luz en la casa de sus padres, asistida sólo por la matrona del pueblo y su madre, Amina.

Las paredes de adobe, con fotos por doquier colocadas de manera tal que dibujaban estrellas, círculos,…. No había a penas huecos libres, todo estaba lleno de fotos o de imágenes coránicas. En la típica decoración árabe de horror vacui (los árabes sienten pavor del vacío, por eso decoran todo en exceso y en sus casas las paredes siempre lucen atiborradas de fotos, cuadros, mosaicos de infinitos dibujos,…). Sólo se perfilaba nítida la estancia que destinaban a la oración, orientada a La Meca, de paredes libres de ornamentación. Sólo una gran alfombra en el suelo. Amina no paraba de limpiar esa estancia, obsesivamente.

Los días anteriores al parto pasaron con monotonía. Dácil se afanaba en ayudar a Turía y Amina todo lo que podía en las tareas del hogar. No obstante, Turía se había aliado a Dácil y trataba siempre de que no hiciera grandes esfuerzos. Turía siempre estaba pendiente de ella y permanecía siempre sonriente y cariñosa con ella.

Seis días después de su llegada, Dácil rompía aguas. A la una de la madrugada, sintió que debía ir corriendo al baño pues parecía tener ganas de orinar. Se levantó y, al incorporarse en la manta a modo de cama en la que duermen los árabes (en el suelo) Dácil sintió que se dejaba orinar.

- ¡Oh no, no me da tiempo de ir al baño! (el baño estaba fuera de la casa, había que pasar por un patio para llegar a él).

- ¿Qué pasa? – Dijo Ahmed.

Entonces, Dácil se tocó su entrepierna, el agua salía tímidamente. Tocó el líquido, no parecía orina, era agua transparente y sin olor. Comenzó a asustarse, se levantó y,…, entonces el agua salió a caudales. Sentía que de su cuerpo emanaba una catarata furiosa incontrolable, el miedo se apoderó de ella y luego en la misma proporción y tiempo, el dolor, un dolor a la altura de los riñones penetrante e insufrible.

- ¿Qué me pasa? Ahmed,…, ¿qué me pasa?

Ahmed se llevó las manos a la cabeza. Asustado corrió a llamar a su madre.

- Tranquila, tranquila,…, estás rompiendo aguas.- Amin trató de tranquilizar a Dácil, quien petrificada de pie comenzó a chillar pidiendo socorro.

En cuanto llegó Amina mandó a calentar agua y traer paños limpios. El parto había comenzado. La mandó a caminar un poco mientras Turía iba a avisar a la matrona del pueblo y dijo unas palabras en árabe a su hijo Ahmed.

- Mi madre dice que vas a tener un parto seco. No sabe por qué se te ha adelantado el parto. Seguramente por el viaje. ¡Ay Dácil, perdóname, no debimos irnos de tu isla! Debimos quedarnos allí y que dieras a luz en un Hospital.

Dácil no podía creer lo que estaba escuchando.

- ¿Y ahora me lo dices? – Histérica, comenzó a chillarle a Ahmed, pero Amira tapó su boca y pidió calma.
- Ahora ya están aquí, no hay nada que hacer. Pero… Tranquila Dácil, todo va a ir bien, confía en mi madre y en lo que te diga la matrona. – Turía trataba de calmar el ambiente.

Llegó la matrona. Pidió a Dácil que se acostara, le acomodó muchos cojines apoyados contra una pared e hizo una especie de burra, como las camillas de los paritorios, con mantas y cojines, trayendo consigo una especie de botiquín con tijeras, alcohol, betadine, vendas, esparadrapos,…

Dácil intentó controlar su respiración pues estaba hiperventilando del miedo que estaba pasando. La matrona le advirtió que iba a quitarle la ropa interior y la falda que llevaba para meter su mano y palparla. Eso le dolió mucho y, por momentos, sintió miedo de que le hiciera daño al niño.

- Ha roto aguas, pero aún no está de parto, no ha dilatado nada. Nos quedan muchas horas por delante. – Sentenció en árabe a Ahmed, quien tradujo al momento.

Tras haber soltado toda el agua, Dácil quedó tranquila. Sentía una leve molestia en su espalda, por la zona lumbar, pero no tenía más dolores que ésos. Era un dolor continuo pero suave, aunque de vez en cuando sentía una especie de sacudidas y un dolor intenso en sus caderas. Al parecer eran contracciones, pero en las tres primeras horas sólo les sucedieron dos veces. La matrona explicó a Turía que las contracciones son dolorosas porque es en esos momentos cuando el cuerpo se dilata, literalmente los huesos de las caderas se salen de su sitio para abrir el cuerpo, los músculos se estiran lo máximo posible y de ahí el dolor insoportable. Sobre todo en la zona de los riñones.

Ahmed preguntó si podía hacer algo, la matrona le contestó que por ahora nada. Pero que tal vez llegado el momento, si quería estar presente en el parto, podía ayudar aliviando el dolor de Dácil masajeando su zona lumbar, la matrona, de nombre Scherezade le explicó cómo debía hacerlo. Dácil sintió un alivio inmediato al sentir las manos de la matrona masajear su espalda, pero mayor fue ese alivio al sentir las manos enormes de su pareja. Ahmed hijo era un hombre muy alto (202 cms)y corpulento, de manos enormes.

Pasaron doce horas y no pasaba nada. Cada vez el dolor era mayor. Y solo había dilatado dos centímetros. Necesitaba al menos nueve para que comenzaran las labores de parto. Dácil comenzaba a desesperarse, quería ponerse de pie, caminar, pero al hacerlo el intenso dolor la volvía a postrar en el suelo. Amina le había preparado un té dulce y le estaba obligando a tomárselo cuando Dácil sintió un dolor desgarrador.

- ¡AAAAAAH, no puedo más! Por favor,.., denme algo para no sentir este dolor.


Pero Dácil olvidaba que se encontraban en un pueblo perdido en África, sin paracetamol ni ibuprofeno si quiera, mucho menos epidural. Nada podía aliviar su dolor.

Ahmed entró a la habitación y le pidió a Dácil que se tranquilizara. Comenzó a masajear sus pies, pero se detuvo en seco cuando la matrona le dijo que en vez de los pies le masajeara la zona lumbar, que eso le aliviaría el dolor.

- Ahh, qué alivio me dan tus manos ¿por qué? – Dácil no entendía el porqué, pero era cierto que el dolor se mitigaba bastante cuando Ahmed le masajeaba la espalda a la altura de sus riñones. Por momentos quería conciliar el sueño, habían pasado ya demasiadas horas.

Doce, trece, catorce, quince, dieciséis horas… Dácil se tambaleaba de un lado a otro, hacía ya horas que había comenzado a perder los nervios y la fuerza y a chillar pidiendo socorro.

- ¿Por qué pides socorro? Estamos todos contigo, no grites o asustarás a tu hijo y no querrá salir nunca.- Le amonestó muy enfadada la matrona en árabe y Turía le tradujo.

Ahmed, sus hermanos, su padre,.., iban y venían a la casa. Dácil rogaba a Ahmed que se quedara a su lado todo el tiempo, pero él en cuanto podía se escabullía, quejándose de que le dolía la mano de tanto masajearla a ella.

- ¡Te duele la mano! ¡Maldita sea, Ahmed! si pudieras sentir aunque sea un tercio del dolor que yo estoy sintiendo no abrirías tu boca para quejarte de tu mano. – Dácil estaba histérica. El miedo y los nervios se habían apoderado de ella. El dolor se hacía así más que insoportable. Ese dolor de otro mundo, el mayor que jamás sintió, se había apoderado de cada una de sus células. Sentía náuseas continuas y experimentaba en carne viva cómo sus caderas parecían estarse abriendo y los huesos saliéndose de su sitio.

A las dieciochos horas de esta agonía Dácil pidió por favor que le trajeran agua, tenía mucha sed. Amina entonces calentó el té y le trajo un vaso de té muy azucarado. Dácil lo sorbió lentamente, pero acto seguido sintió una arcada y comenzó a vomitar. Entonces sintió que todo le daba vueltas, se mareó y se recostó aturdida en los cojines. Miró alrededor suyo, estaba claro, iba a morir ahí. No podría parir su hijo. Empezó a pensar que el niño estaba mal posicionado, tal vez venía sentado, estuvo como hora y media llorando en silencio y orando a Dios. Ahmed se sentó a su lado y le masajeaba la espalda. Pasadas veinte largas horas con dolores de parto, empezó a sentir deseos de empujar. Scherezade acudió presta al grito de Ahmed , ¡ al fin comenzaban las labores del parto ¡El dolor era insoportable! Sin embargo, Dácil no perdía la razón, muy a su pesar. Ella deseaba marearse y perder el conocimiento pues era insufrible el dolor, sin embargo permaneció despierta, y gracias a Dios pues se debatía entre sus deseos de caer inconsciente del dolor y de no perderse ni un segundo para tener a su hijo en sus brazos cuanto antes.

- ¡Muy bien, Dácil! – Turía le traducía todo cuanto decía la matrona.- Sigue así, empuja solo cuando yo te lo diga,...... ¡Mira Ahmed, ya se ve la cabecita de tu hijo, mira cuánto pelo negro!

- ¡Oh Dios mío! ¿Puedo tocarle? – Ahmed estaba muy alegre, pero a la vez aparentemente preocupado de ver el sufrimiento de Dácil.

- ¿Se ve su cabeza? – Dácil al escuchar esto sintió un arrebato de energía. Inexplicable teniendo en cuenta que no había ingerido nada en muchas horas y que no había dormido nada tampoco, inmersa como estaba en tremendos dolores.
- Sí, mira Ahmed, dame tu mano. – Ahmed tocó la cabeza del niño. Entonces Dácil quizo hacerlo también y alargó su mano, …, al tocarle se reclinó al máximo para ver, la matrona le espetó que no hiciera movimientos bruscos, pero Dácil ya había visto la cabeza de su hijo asomando. Eso le hizo sentirse inmensamente feliz. Todo estaba bien, el niño venía bien situado. Quería sacarlo ya de ahí, tenerlo consigo sano y salvo, entonces empujó fuertemente al sentir una contracción. El dolor había pasado a un segundo plano, no obstante, chillaba y jadeaba incontrolablemente, le costaba mantener el ritmo de su respiración. Por momentos parecía ahogarse, pero el deseo de tener a su hijo ya consigo pudo más que todo eso.

- Para ahora,…, ¡no empujes! Voy a cogerlo por una axila para sacarlo, primero sacaré un brazo y luego otro, una vez salgan los hombros ya sale rápido todo su cuerpo, ya vas a ver… - La matrona metió la mano, y,.., sin darse cuenta, Dácil sintió deseos de empujar, empujó y,…., segundos más tarde la matrona tenía consigo al niño en brazos. Rápido le cortó el cordón umbilical, lo envolvió en una toalla y lo puso en los brazos extendidos de Dácil.

Al fin había acabado todo. Ahmed hijo lloraba y besaba la cabecita del niño. Dácil clavó sus ojos en los de su hijo, su hijo en los de ella y, complacida, Dácil observó la mirada de alivio de su hijo y fue como si una leve sonrisa se dibujara en el rostro de su hijo.

- Ya estás aquí mi amor. ¡Ya estás aquí, te costó salir pero ya estamos juntos! Al fin veo tu hermosa carita mi bebe. – El niño era precioso, su cabecita estaba envuelta en un grueso manto de cabello negro azabache, sus ojos eran infinitamente rasgados y grandes, de un negro intenso, aunque envueltos en la clásica neblina de los recién nacidos, su naricita perfecta, su boca de labios exquisitamente perfilados,…, sin duda alguna Dácil y Ahmed habían tenido un niño muy guapo. Pero, lo más importante, un niño sano que midió 55 centímetros y pesó 4 kilos 100 gramos.

Para asombro de la matrona, Dácil no precisó de puntos. Y a las pocas horas comenzó a andar para ir al baño ella sola y, sobre todo, a la cocina, de repente le había entrado un hambre atroz. Amina tenía preparada una exquisita harera con muchos huevos cocidos pues, según la tradición, la recién parida debe comer muchos huevos y tomar mucha harera para dar buena leche a su hijo recién nacido.

- Tienes una mujer fuerte, Ahmed. Sin duda alguna tuvo un parto malo por lo largo, pero tuvo mucha suerte de poderlo parir sin problemas y sin necesidad de puntos. Tienes una mujer hecha para la maternidad Ahmed, deseo de corazón que sean muy felices y pueda asistir al parto de tus demás hijos- Sentenció Scherezade a Ahmed antes de despedirse e irse.

Dácil no tardaría en embarcar de vuelta a su tierra con Ahmed y el hijo de ambos. Dio gracias a Dios de que el parto hubiera salido bien pero no dejó de pensar nunca que fue una gran imprudencia ir a parir allí, sin médicos, ni hospitales cercanos. Sin duda alguna, era una experiencia intensa que contar, pero,…, no quería repetirla nunca más. El recuerdo del dolor tan atroz estaba ahí siempre para alertarla de la locura que cometió. Locura de sus veinticinco años que la vieron hacerse madre, su mayor deseo,sueño e ilusión en su vida era ser Madre.