Eugène
Henri Paul Gauguin, nacido a mediados del S. XIX en París fue hijo de un
periodista y nieto de una activista feminista y socialista muy famosa en su
tiempo, Flora Tristán. En su familia se respiraba la cultura, educación y amor a la libertad e igualdad.
Hijo pues de esta familia socialista y expedicionaria que vivió por muchas partes del mundo desde su más
tierna infancia, incluido el mágico Perú durante casi una década. Este hecho
forjó en él un espíritu aventurero, explorador y libre que le llevó a
alistarse en la Armada
francesa cuando fue mayor de edad. No obstante, se cansó pronto (casi todos los
artistas cambian mucho de oficio pues se aburren rápido repitiendo la misma
actividad) y empezó a trabajar como agente de la Bolsa de París allá por el
1871. Tres años más tarde, según la película, conoció a un pintor y marchante
de arte de reconocido prestigio en su momento, Camille Pissarro. Se hicieron íntimos
amigos y gracias a este amigo se aficionó a la pintura impresionista. Decide
entonces dejar su trabajo en la
Bolsa de París, trabajo que le permitía vivir cómodamente
junto a su mujer y sus cinco hijos (Pola, Aline, Clovis, Émile, Jean-René)
en el centro de París, llevando una vida muy aburguesada, optando por hacerse pintor y
coleccionista de arte, convirtiendo al fin su afición en una profesión. Sin
saber que esta elección le dirigiría irremediablemente a la más sórdida
pobreza, en vida.
Gauguin
comenzó a frecuentar la noche parisina y los cafés de París, rodeándose siempre
de pintores, escritores, artistas y creativos como él. Todos compartían el
sentimiento de soledad y desamparo del gobierno francés hacia ellos. Por ese
entonces, al igual que sucede ahora, el arte no se valoraba como se merecía y
no se era consciente de que son los artistas los verdaderos agentes de creación
cultural de una sociedad.
Gauguin,
poco a poco, lo pierde todo. Hasta que decide, fruto de un impulso y arrebato
(de los muchos que le daban) viajar a Tahití e instalarse allí. Su pretensión
era vivir de manera autosuficiente de la pesca, cultivo de la tierra e integrarse en la sociedad
indígena tahitiana, ser uno más de ellos, para poder pintar sobre ello (lo que
en el mundo del cine se conoce como el Sistema Stanislavski, para poder interpretar
algo has de hacerlo tuyo viviéndolo en primera persona y en primera línea).
Bajo la
influencia del pintor Émile
Bernard, se alejó del impresionismo y adoptó un estilo menos naturalista, al que denominó sintetismo. Halló inspiración
en el arte indígena, en
los vitrales medievales y en los grabados japoneses;
estos últimos los conoció a través de Vincent van Gogh en 1888, durante los dos meses que
vivieron juntos en Arles,
en el sur de Francia. Tras el altercado en el que Van Gogh intentó matarle, abandonó la
ciudad.
Integrado
por completo en la cultura maorí, conoció a un gran amor de su vida, mucho más
joven que él, llamada Tahura. Quien se convirtió, junto a otras chicas de la aldea
tahitiana, en musas de casi toda su creación artística en su época exótica. Es
en esta época donde sus cuadros toman más fuerza expresiva y riqueza cromática.
No obstante, de estar en la indigencia y de no tener ni para lienzos pues en
muchos momentos de la película se aprecia como él gastaba todos los suministros
de lienzos de la isla y tenía que hacérselos él mismo con telas de saco
pintadas a mano y tablones.
Tahura,
tal vez debido a la diferencia de edad, no logra ser feliz junto a Gauguin y
escapa junto a un joven maorí de su aldea. Este hecho hundió terriblemente al pintor.
Quien siguió pintando en la más absoluta pobreza y soledad hasta su muerte en
1903 en el pueblo de Atuana,
isla de Dominica (islas
Marquesas).
Sin
embargo, pronto un marchante parisino descubre su legado artístico en la isla y
se hace de oro vendiéndolo. Sus hijos y familia heredan esta fortuna y como
bien decía él en vida cuando nadie le entendía y, borracho de whisky escocés, era rescatado en algún antro parisino: “¡Algún día mis hijos vivirán de mi
apellido!”. Esto que tan claro tenía, termina por suceder, sólo que sus ojos
jamás lo vieron pues tan sólo conocieron la tristeza de su soledad y la
incomprensión de quienes le rodeaban.
Recomiendo
que vean la película pues las emociones de Gauguin que se reflejan en ella sólo
pueden ser captadas viéndola.