Por mera cuestión de supervivencia, me he puesto en modo hippy. Estoy durmiendo un montón, no tengo mucha consciencia de en qué día estamos y he desconectado de preocupaciones pues mi hijo ya ha acabado el curso escolar con éxito y hasta que no vuelvan a activarme laboralmente estoy en una especie de limbo vacacional, que si este periplo no lo vivo como si fueran vacaciones (especialmente ahora que he acabado el curso académico en la EOI Los Cristianos) me acabará mordiendo la depresión.
He acabado de escribir mi quinta novela, veremos qué pasa con ella en 2021. Cuando terminas de escribir una novela te quedas en un estado anímico especial, te sientes como vacía. Y ahora mismo he de vivir este vacío y dejar que todo fluya, soltar y dejar ir. Poco a poco iré nutriéndome de nuevas sensaciones, experiencias,..., y me llenaré de nuevo de inspiración para escribir otra novela.
He leído muchísimo durante los meses de marzo a junio, prácticamente todos los lanzamientos de escritores famosos y los libros más vendidos del momento, he pasado muchas tardes en la playa con amigas mientras mi hijo hacía lo mismo con los hijos de ellas pues tenemos la dicha de compartir amistades (las madres de sus amigos son amigas mías), de vez en cuando las sigo pasando aunque como me cansa asarme bajo el sol abrasador sobre la hirviente arena volcánica, voy haciendo descansos -mi piel es muy blanca y sufre mucho bajo el sol-. He hecho varios intentos de dieta, ejercicio diario y todo eso de la vida sana pero al final vuelvo al punto de partida siempre. Como quien quiere dejar de fumar y no lo consigue. ¡Si me dejo dormir por las noches soñando con el momento de despertarme, hacerme un cafecito alemán largo con una nube de leche y tres tostadas crujientes de mantequilla y mermelada de fresa! No lo puedo remediar, ¡¡me encanta masticar y morder!! Por ende, me encanta comer. Siempre he pensado que tengo las papilas gustativas más desarrolladas que el resto de mortales pues ¡¡saboreo tanto los alimentos!! Comer es un placer al que no consigo renunciar. Y lo que está bueno es lo más prohibido, como siempre. Todo lo delicioso y rico de este mundo; o te engorda o te mata.
Por fortuna tengo mi imaginación y capacidad de ensoñación para volar alto a través de cualquier arte. Ahora mismo me estoy refugiando mucho en la música, especialmente el flamenco. Mis tardes en la piscina de casa con una copa (de lo que sea) en la mano y mucho hielo, flotando "haciendo la muerta" sobre el agua (¡cómo me relaja esto!), viendo las nubes e inventando figuras en ellas (¡me encanta observar el cielo!), con la música a todo gas y la única compañía de mis dos perros, alegres y correteando de un lado a otro de la terraza jugando entre ellos. Deleitándome con las voces gitanas de Camarón,de Jonathan Vera Granja a quien Manzanita apodara como "Canelita" por decir de él que su voz era canela fina, Estrella Morente, José Mercé, Demarco, Miguel Poveda... Sus letras me dan alegría y cambian mi estado de ánimo por completo.
No es fácil adaptarse a un cambio tan fuerte en tus rutinas y vida diaria, el Covid-19 ha puesto todo el mundo patas arriba. Pero bueno, habrá que aprender a vivir también este momento con toda la alegría y coraje de vivir que se pueda.
Mucha salud y fuerza a todos/as. ¡Y a ponerse en modo hippy que la vida son tres días, no vamos a estar amargados dos días enteros!