lunes, 17 de agosto de 2009

Aromas y sonidos de rincones adorados

AROMAS Y SONIDOS DE RINCONES ADORADOS

7 de abril del 2008.


De Marruecos, el té árabe recién hecho, endulzado y caracterizado con las imprescindibles hojas de Hierba buena. Servido en bandeja árabe de tetera y mini-vasos con adornos de "horror vacui" repletos. La henna en mi piel recién tatuada. ¡Manos bellas! Laúdes suenan. De Perú, en un caluroso día; un ceviche recién hecho, con sus "chelas" bien "helenas" en sus respectivos "vasombrosios", el "rocoto" en mis manos. ¡Cabello indio recién lavado! Flotando en el viento al ritmo melancólico de una quena.

De Londres, el olor a urbe en el metro. El grito libre de la piel africana que ya no es esclava a través de los silbatos de un policía de color que ordena el tráfico.
A unos pasos de Portobello Market un grupo de angloafricanos cantan y tocan jazz en la calle, sentados en cajas de embalajes. En el metro, un indio americano reproduce temas de los Kjarkas, tintinean monedas en las fundas de los instrumentos. A la salida del metro un grupo de pakistaníes tocan y cantan en árabe. Allah i hafak dak! En Galicia, Cristina Pato toca bajo un puente su gaita sagrada. El aroma del incienso de La Catedral de Santiago embriaga "La Plaza del Obradoiro" y los caminantes hacen de la pausa su camino. Huele a adoquines mojados por doquier. Huele a Espíritu Santo en cada rincón, a inspiración del escritor.

En La Palma, La Caldera de Taburiente huele a auarita derrotado. Sangre derramada que se reencarna en el aroma de la flora. ¡La isla bonita! En La Gomera, el dulce de la tierna y sabia abuela calma mis angustias. Miel, almendra molida, canela, limón, azúcar morena y harina serán el pan de mis mejores días. En Lanzarote, el sonido sepulcral del silencio de las dunas da paso al aroma del desierto africano en las gélidas noches conejeras. ¡Puente bereber! La piel zenata en sus gentes está. En Tenerife, mis Acantilados del alma y su olor a Mar en calma, en la alborada de mis rezos con las olas chocando en las eternas rocas guanches. En tu rostro, Habibi, la dulzura de la mujer árabe jordana se funde con la rudeza del hombre negro yemení, dando en tu piel aroma a amor humano, fraternal e infinito,"cuasi" perfecto. Piel canela que se funde en mis más sentidos abrazos, olor a madera y menta. Olor a mis hijos.

Ana Nayra G.N.
07 de abril de 2008.

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