El soplo del Espíritu de Dios albergan en su coraza,
tras tantos años de deuda social acumulada
nuestra sociedad capitalista en ellos ha de ver la esperanza,
de aniquilar el egoísmo que enfermó nuestra felicidad ya postergada
por nuestros preceptos sociales que al odio tienen semejanza.
La simplicidad y belleza en respeto formulada,
como fruto del amor y la paz, equilibrio en armonía sincronizada.
Sentirla y vivirla, la libertad por ellos exteriorizada,
en sus vidas la Madre Tierra extermina de los corazones la pereza
del que nunca olvidó sólo Ser,pese a su realidad trivializada.
(A la población nativa americana)
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