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sábado, 2 de enero de 2010
LÁGRIMAS POBRES
LÁGRIMAS POBRES
Hoy, en el informativo de las 7 a.m. he visto un niño africano de tan sólo 19 días morir en brazos de un voluntario de la Cruz Roja.
El chico lloraba mientras clavaba sus ojos en el bebé, anhelando que volviera a respirar, ¡esperando un milagro! El pequeño, a quien por su talla y peso adjudicaron en un primer momento 7 meses de edad, hacía tan sólo 19 días que había emprendido su primer gran viaje desde el cálido y acogedor cuerpo materno a este mundo frío y hostil.
Con menos de 3 semanas de vida del pequeño, su Madre desesperada por no tener qué echarse a la boca, vendió su casa, la tierras heredadas de sus Padres, sus ropas y todo cuánto poseía para “intentar” llegar a Europa, buscar un trabajo y tener al menos la posibilidad de sacar a su hijo adelante.
¡Oh, destino cruel! Quisiste tú que este niño muriera cuando al fin había logrado llegar la patera de la muerte a costas europeas. Ahora esta Madre viajará en un avión, de regreso a la tierra hambrienta que la vio nacer. Sin nada. Ni siquiera su propia vida, su corazón: ¡Su Hijo! En sus oídos aún perdura el llanto incesante y desgarrador de su bebé recién nacido durante toda la travesía tormentosa desde África a Canarias en un cayuco, en una patera, en un féretro.
Cambié el canal (como siempre, dando espaldas al dolor real) y vi las lágrimas de un Padre libanés que, tirándose al suelo, gritaba desesperado en lengua árabe " ¡Mis hijos! ¡mi mujer! ¡Están muertos! " Beirut ya no existe, Líbano es un país obligatoriamente desalojado de este mundo. ¿A quién le importa? A EEUU le interesa apoyar a Israel, EEUU odia a los árabes, a los hispanos, a los amerindios (únicos auténticos americanos), a los negros (llevados a la fuerza, en época de esclavitud tácita, a esa tierra tan lejana a la suya), a los pobres. ¡Es Bush! (¡Buff!).
Hoy, la Beirut admirada por tantos escritores no tendrá ni un vestigio de lo que fue. Tan sólo por la cantidad de niños /as que en ella están muriendo, Beirut acumulará en ella una sensación opaca, álgida, sufrida.
Tendrá la misma mirada que el Padre a quien le arrebataron a sus hijos y esposa.
Yo, que tengo familia política árabe, no puedo dejar de llorar por ellos. Igual que lloraron los judíos cuando los nazis cometieron genocidio con ellos, igual que lloraron cuando vieron cómo eran los campos de concentración. Beirut es hoy un campo de concentración.
¿Por qué tanto horror? Será porque cuando un rico llora siempre se remueve cielo y tierra para solucionar su dolor, pero,…, cuando son lágrimas pobres siempre se piensa: << ¡Ay, pobres!>> Pero, tal vez, en lo más recóndito de nuestro corazón pensemos: " Pobres, pero bueno,..., no es mi vida".
No hay empatía. No hay altruismo, no hay amor.
PD: A viernes 21 de julio me entero, nuevamente en el informativo de las 7 a.m. que la Madre africana que perdió a su hijo en un cayuco podrá quedarse en Canarias, le van a a dar la residencia y podrá traerse a su marido ¡Ojalá que todo les vaya bien y puedan tener más hijos! Y, lo más fundamental, que aprovechando la oportunidad que se les dio, puedan impulsar la economía de sus familias en sus países de origen y ¡salir adelante! Porque todos tenemos derecho a intentar sobrevivir. Los futuros hijos de este matrimonio africano tendrán como referente eterno a su valiente hermano que, mojado, murió por el frío que pasó en una patera que no reunía las mínimas condiciones de navegabilidad. A quien, al fin y al cabo, le deben la oportunidad de su sueño europeo.
El niño ha sido enterrado en el cementerio de la capital majorera (Fuerteventura, la Rosa de los Vientos).
Ana Nayra Gorrín Navarro. En Los Gigantes, Santa Cruz de Tenerife
Martes, 11 de julio de 2006.
Controle la empatia porque ami me tiene esto ya enfermo, sonmuchos ya.
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