domingo, 7 de febrero de 2010

AL FARAÓN



Sentada al borde de la cama. Observando su negro cabello ondulado alborotado sobre la almohada, el tiempo parece detenerse.

Éste será nuestro último encuentro. Tiene que serlo. No puedo, ni quiero, enamorarme de ti. Me lo digo a mí misma, en mi voz interior.

Se da la vuelta, yo ni respiro. No quiero que se despierte, quiero seguir observándole mientras duerme. Sigue durmiendo plácidamente. Sus ojos morenos rasgados cerrados se perfilan en el parnaso. Su rostro perfecto y su tez dorada hacen contraste con las blancas sábanas del hotel rural en que nos hospedamos.

Mentalmente repaso cada minuto acaecido desde que lo recogí en el aeropuerto el viernes por la noche. Es domingo por la mañana, en tres horas sale de nuevo su avión rumbo a su país. Me tomé unas mini mini vacaciones en mis obligaciones familiares, laborales y diarias para recargar mis pilas y responder a un deseo común, el de él que me visita sólo por un día y el mío, que con estupor y temblores, acudo a la cita. Anodada aún tras la incredulidad precedente. Así, me escarceo para oxigenar mi espíritu dando rienda suelta a toda la pasión retenida en cada centímetro de mi ser físico. Ahora lleno de él , de su olor, de su sabor.

Nada de lo que yo había planeado para sorprenderle sucedió como tenía previsto. Yo, unos años mayor que él, pretendía llevar las riendas de la situación. Pero no,..., su energía me metió en la espiral de su pasión y me llevaron las aguas del Nilo más salvaje y de aguas imprevisiblemente más indómitas. Me arrastró la corriente, solté mi cuerpo, me negué a luchar contra las aguas y él marcó con su ímpetu todos los pasos de la danza de la vida.

Abre los ojos, me mira. Le sonrío y le dirijo mi mirada más felina. En su inglés con acento árabe me pide que me acueste junto a él, extiende su brazo derecho para que mi cuello repose sobre su antebrazo. Me deslizo a su lado y reposo mi cuello en su brazo. Me mira fijamente, sonriendo. Juega con los rizos de mi cabello. Acaricia mi espalda de arriba a abajo mientras yo observo y retengo en mi mente la imagen de sus dedos morenos enredados en mi melena, fotografío en mi memoria esa imagen, eterna ya en mi recuerdo. Y, una vez más, tal vez la última, fundo mi mirada en la suya, siento el calor de su cara en la mía, sus manos en todo mi ser.

- Habibi, I don´t want to falling in love with you....( Cariño -en árabe-, no quiero enamorarme de ti -inglés-) , le digo mientras clavo mis pupilas en sus pupilas.

- Was.... Was safi?? Me mira con los ojos interrogantes (¿qué pasa? - en árabe-) .

Con mi corazón roto le hablo despacio. Valientemente le digo mi verdad en mi peculiar inglés que él tan bien entiende.

- No puede ser. No me puedo enamorar de ti. Es mejor que lo que ya estamos pensando y sabemos cada uno en nuestro interior , lo digamos en voz alta y hablemos de ello. Seremos eternos amigos. Pero tú en tu país y tu cultura y yo en el mío y en mi cultura. Somos agua y aceite....

(Aquí él me interrumpe. Me tapa la boca y me acaricia el rostro, dibujando con su dedo índice de su mano derecha todo el borde del óvalo de mi cara muy despacio y sutilmente en una exquisita caricia),me susurra: - No, no somos agua y aceite (con mirada directa y llena de dulzura). Nosotros nos mezclamos, nos atraemos y nos fundimos. En todo caso seremos El Sol y La Luna, sólo de vez en cuando nos juntamos en un eclipse. Yo soy tu Ra. Yo entiendo lo que me quieres decir. Pero siempre voy a estar en contacto contigo - me abraza fuerte y baja su cara hasta mi pecho, donde se apoya y,señalando con su mano derecha, me dice: Aquí estoy y estaré siempre, señalando mi corazón, luego besa mi cuello- . Rompo bruscamente lo melancólico del momento y comienzo a besarle intensa y apasionadamente. Sus manos se agarran a la curvatura de mis caderas, enérgicamente me levanta y coloca sobre él. Esta vez soy yo la que domina la situación. Ahora más que nunca, tras el desahogo de haber hablado y haber dejado todo claro. Amigos-amantes,...., de mundos tan distantes. Amigos-amantes,..., reconfortante es saber que siempre podremos imaginar con hacer real nuestros encuentros apasionantes. Amigos-amantes,...., pero algún día él en matrimonio a una mujer de su país se unirá, algún día hijos tendrá, y, tal vez, sólo un recuerdo todo será. Pero, el recuerdo del amante faraónico será mi elixir de vida, apasionante y sentida vida.

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

A mi faraón egipcio. Por siempre y para siempre.



Recuerdo
Orgullosa este
Fastuoso
Amor...

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