martes, 17 de mayo de 2011

¿MENTIRAS REITERADAS, SON VERDADES?





Si bien nuestra Constitución Española de 1978 goza de una cuasi perfección exquisita, en el tema de la definición del Estado español ha dado, desde mi modesto punto de vista, muchos problemas que se podían haber evitado. La Constitución Española del 78 (CE´78 a partir de ahora) ranquea en este aspecto pues deja muchos vacíos en relación a la enumeración competencial de las Comunidades Autónomas.

La Constitución Republicana de 1931 fue más exhaustiva pues empezaba enumerando detalladamente las competencias propias del Estado y las propias de las Comunidades Autónomas. Claro está, la CE ´78 supuso un cambio radical en la configuración del Estado español.

Yo soy, por IUS SANGUINIS (derecho de la sangre) y IUS SOLI ( derecho del suelo por haber nacido en determinada tierra) de una de esas Comunidades Autónomas conflictivas en España ( léase Cataluña, País Vasco, Galicia, Canarias,...), de los que, dicho de otro modo, nos sentimos diferentes. Piezas de un puzzle de Estado que no termina de ensamblarse dada la heterogeneidad característica, tan distinta a la homogeneidad con la que cuentan países del entorno europeo e incluso africano. Y es que nada tienen en común un gallego, un vasco, un catalán y un canario. Nada,..., salvo la CE´78 que es nuestro marco jurídico, socio-político y legislativo de referencia.

La CE´78 da mayor autonomía a las Comunidades Autónomas (en adelante CCAA) , valga la redundancia, y también da establecimiento a la garantía constitucional de las Entidades Locales. En el Estado de las Autonomías, siendo singular en cuanto a que la CE ´78 enumera las CCAA que la componen, ni se establece un reparto igualitario de competencias, ni todas las CCAA se constituyen simultáneamente, lo cual ha dado lugar a discordias y desigualdades entre CCAA.

La CE ´78 tampoco resuelve la definición de las competencias propias de las autonomías. Por el contrario, los artículos 148 y 149 de la CE no delimitan competencias propias del Estado y de las CCAA, sino que constituyen un marco para su establecimiento a través de los Estatutos de Autonomía. Las autonomías de las CCAA no son las mismas, cada Comunidad Autónoma en su constitución diseña su propio marco competencial.

La CE´78 nos valió pues para librarnos del yugo del Estado central, pero ....¿por qué enmascarar una realidad inmarcesible inherente a la heterogeneidad de los pueblos que conforman España, tan distintos, tan diversos,...? La técnica de maquillaje que emplea (reitero, desde mi modesto punto de vista) la CE´78 para no llamar por su nombre lo que es de facto un Estado Federal es plausible y loable, aunque no por ello deja de ser un conjunto de mentiras sistemáticas reiteradas tratadas de convertir en verdades.

Si las autonomías cada vez rascan más la ley suprema para acaparar un mayor número de competencias, en detrimento de las del Estado central,..., ¿por qué seguir escindiendo entre Estado central y periférico? ¿Por qué no terminar de llamar las cosas por su nombre y crear nominalmente lo que ya está creado fácticamente: España como un Estado federal?

Mi nación canaria sería un microestado de los tantos que confomarían la España Federal en la que, lo que ahora se conocen como CCAA serían microestados autogobernados plenamente (como ahora lo quiere hacer cada Comunidad Autónoma de manera absoluta, cada vez más).

Para ir terminando con mi exposición de pensamientos: ¿Costas qué pinta en Madrid? Mi tierra canaria para ventilar asuntos de sus costas canarias ¿por qué ha de instar la competencia al gobierno central y Costas está ubicado en Madrid? (¿por la abundancia de la misma en ella? Jaja,..., ¡qué lógica tan subrrealista e imperialista!).

Sueño con DEMOCRACIAS REALES en Europa, en África, en América, en el Mundo en que vivo y respiro.

Sueño con llamar a cada cosa por su nombre sin miedos. Al pan: pan y al vino; vino.

Sueño con una sociedad cívica que no ponga etiquetas a nadie, cosmopolita, integradora,solidaria, proactiva y más humana.

Sueño con que los viles sentimientos imperialistas se pudran para siempre en el olvido de formas de Estado amparadas en mentiras cobardes.

Sueño con compartir mi visión del mundo y de los ciudadanos que lo habitamos de manera abierta sin censuras y que así se pueda hacer en todo rincón de nuestro planeta Tierra. Sin etiquetar a nadie, sin prejuicios. Sin que me pregunten, ni pregunten al próximo, de dónde soy y qué religión profeso antes de saludarme con una sonrisa (o mirarme con desprecio vil e insultante).


Ana Nayra Gorrín Navarro.

Martes, 17 de mayo de 2011.

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, costeamos demasiados gobiernos, demasiados puestos inútiles; y en ese marco, la monarquía no tiene cabida, puesto que no deja de ser una institución sin sentido, herencia de un pasado, una carga económica para un pueblo, una bofetada a la democracia y un reirse de toda una nación: todos tenemos la sangre del mismo color, todos somos iguales.
    E igualmente, voto por el cese de tantos privilegios a los políticos y cargos públicos, voto por que viajen en turista, voto por empezar, de verdad, a que seamos todos iguales, que tengamos que cotizar los mismos años, por ejemplo. Los cargos públicos están a nuestro servicio, no viviendo a nuestra costa... y éso... son muy pocos los que lo comprenden.
    Justicia e Igualdad... ¡¿para cuándo una verdadera Democracia y no esta mentira que nos están vendiendo?!

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  2. ¿El café para todos no dio para mucho?

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  3. Muy interesante Ana Nayra, quizás te excedes un poco diciendo que nada tienen en común un vasco, un canario y un catalán. Pero en lo fundamental de tu pensamiento estoy de acuerdo. Un estado federal parece una solución más adecuada a la realidad española aunque no creo que disipara las tensiones nacionales-comunitarias por completo. Creo.

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