lunes, 5 de diciembre de 2011

INTERROGANDO AL PASADO...





¿Por qué te enamoraste de él?

No sé cuántas veces he escuchado ya esta pregunta. de mi familia, de mis amigos de toda la vida, de mi gente cercana... En estos más de tres años ( desde abril del 2008) me ha dado tiempo de pensarlo bastante. Curiosamente, ya casi llevo más tiempo separada de él del que pasamos juntos (julio del 2004 a abril del 2008, 3 años y 9 meses).

Rememorando: Yo tenía 24 años,..., era febrero del 2004 (el 28 de marzo cumpliría los 25), hacía unos meses (concretamente 4, desde octubre del 2003) que había roto una larga relación con el primer amor de mi vida (¡el primer palo cómo duele!). Una relación que me desgastó emocionalmente (la relación se rompió porque me confesó una infidelidad, él era mayor que yo doce años), aunque no tanto como la que aconteció después. 

Estaba despechada y comencé a salir asiduamente los sábados por la noche con mi grupo de amigas de la Universidad (¡ay mi Rosy, cuántas anécdotas compartimos!) y me sumergí en una amalgama de rollos que apenas me duraban unas semanas... Sólo quería conocer gente, con las puertas del corazón absolutamente cerradas a enamorarme o comprometerme con nadie. Estaba dolida, profundamente dolida. Pero a la vez iba en busca de... No sé qué... ¿Afecto, cariño, atención?

Una noche de febrero me fijé en él. Vestido de negro, enchaquetado, súper elegante alto (210 cms de altura), robusto (en esa época practicaba deporte asiduamente y estaba pesando 120 kilos, además no tenía ninguna cicatriz, ni en su nariz ni en su rostro que distorsionara sus rasgos faciales). Una vez dentro de la disco, se comportaba como una pantera, aparecía y desaparecía de mi lado sin apenas yo escucharle. Al principio, sólo hubo intercambio de miradas y sentirle constantemente pendiente de mí  (no me quitaba el ojo de encima). Si algún chico me sacaba a bailar, él iba y lo echaba de la discoteca (¡qué mal portero! ¿no? Jejé). Hasta que una noche se me acercó, hablándome en árabe. Él, no sé por qué, daba por sentado que yo era árabe... Al decirle que era canaria, su sorpresa fue mayúscula, juraba y perjuraba que mi rostro y rasgos eran 300 % árabes. Esa noche de febrero la pasamos todo el tiempo hablando. Me pidió el teléfono, pero no se lo quise dar. Recuerdo haberle preguntado de dónde era, él al principio me mintió diciendo que era cubano, pero su acento le delataba y al preguntarle si no era africano me dijo: Bueno, es verdad, soy marroquí. Pero si te digo la verdad ya desde el principio vas a rechazar conocerme porque aquí noto demasiado odio a mis paisanos.

Esa frase me chocó bastante. Yo siempre he visto personas, no razas ni religiones ni banderas... Personas. Y venía, de un viaje a Londres, bastante sensible al tema porque en Londres me trataron varias veces mal, precisamente por confundirme también con árabe.

Nos empezamos a ver cada sábado... Tardé meses en darle mi número de teléfono, nunca le pedí el de él, me bastaba con verle los sábados por la noche. Al día siguiente de la noche en que le di mi teléfono, me llamó, quedamos para ir al cine. Y así comenzamos a salir con mucha frecuencia. Él siempre me llamaba, al día no sé ni cuántas veces sonaba mi teléfono. Durante las clases en la Universidad lo ponía en silencio y por la mañana (en mi período de clases) podía tener perfectamente 15 ó 20 llamadas suyas. Me llamaba a todas horas... Pero no se mostraba como controlador cuando hablábamos, todo lo contrario, era sumamente dulce y afectuoso. Él trabajaba de noche y dormía de día. No obstante, cogía la guagua cada día para irme a ver a La Laguna, después de mis clases, ahí estaba. Con sus brazos cruzados y sus piernas largas cruzadas, de pie, apoyado contra una pared frente a mi aula. Al principio no lo hacía con mucha frecuencia, una o dos veces en semana, pero luego lo hizo de lunes a viernes, y el viernes bajábamos juntos al Sur (yo los fines de semana me quedaba en la casa de mis padres y él vivía en esa época en Las Américas, pero empezó a quedarse los fines de semana en casa de unos paisanos suyos en Puerto de Santiago). Era mi sombra. Pero todo era dulzura y atención en él hacia mí. Constantes muestras de cariño y de estar siempre pensando en mí y así manifestarlo. Me fue camelando, me fui enamorando. Jamás me había sentido tan querida por alguien. Tanto que por julio del 2004, durante mis vacaciones universitarias, decidí irme a vivir con él. Él me había prometido dejar la noche (no me gustaba que fuera portero de discoteca y que trabajara en la noche), me había prometido irse de Las Américas y venirse a vivir a mi zona ( sólo por mí, me decía). Y así fue, dejó la noche, se vino,..., para mí eso fue suficiente para así como él estaba cambiando su vida yo tomar la decisión de pasarme a la UNED y acabar mi carrera de Derecho, pero desde el sur, viviendo con él en Puerto de Santiago (porque si yo regresaba en septiembre a la universidad la relación, con la distancia, se podía deteriorar, ésa era la autoexcusa que yo me ponía, pero la verdadera razón era que él se angustiaba mucho pensando que yo iba a conocer a alguien en la facultad, me iba a enamorar de esa persona y le iba a dejar y así me lo hacía saber constantemente). Su sufrimiento lo sentía yo, sus celos, ..., y esos celos que al final resultaron ser enfermizos, para mí en ese momento eran muestras de su amor. ¡¡ME HACÍA SENTIR LA PERSONA MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA!! Y poco a poco él fue siendo la persona más importante de mi vida, me enamoré de él como jamás lo hice de nadie, hasta el punto de dejar mi carrera, de enfrentarme a mis padres (que no aprobaban la relación, por él ser marroquí y musulmán) y de darle la espalda al mundo entero, sólo por defender mi relación con él.

Me fui a vivir a un pisito bonito, pero pequeño, en el Edificio Santiago Beach en Puerto de Santiago. Cada mañana y cada noche tenía el infinito Mar y la isla de La Gomera como paisaje exclusivo de un romance ¡tan intenso! Él dejó la noche y empezó a cobrar el paro (tenía un año de paro por su tiempo trabajado como portero en distintas discotecas). Las 24 horas del día estábamos juntos. Hacíamos la compra juntos, nos íbamos a tomar café a algún bar del pueblo juntos, íbamos a la playa juntos, ... En esa época nunca peleábamos por absolutamente NADA.

Y así, en nada, salí embarazada, fallaron los medios anticonceptivos. ¡Estaba tan enamorada de él que para mí fue casi un milagro ese embarazo, aún usando anticonceptivos! Y CLARO QUE LO HA SIDO, SER MADRE HA SIDO LO MEJOR DE MI VIDA.

Nació mi hijo en octubre del 2005, yo ya tenía los 26 años cumplidos.

Desde el séptimo mes de embarazo él comenzó a cambiar su actitud conmigo. Comenzó a alzarme la voz cuando íbamos por la calle y yo saludaba a algún amigo con un beso en la mejilla (en Canarias es frecuente besar al saludar, bueno, y encima en mi zona sur no se da un beso sino dos). Sus celos comenzaban a desgarrar la coraza que tenía en su carácter y de ser un hombre caballeroso (que me rodaba la silla cada vez que me iba a sentar, que continuamente me estaba besando las manos, que me cargaba el bolso cuando íbamos por la calle,...) y detallista,..., pasó a ser un controlador enfermizo. Él comenzó a trabajar de día y me llamaba cada dos o tres horas... De hecho, en uno de los trabajos le despidieron por estar siempre con el móvil. Se enfadaba porque yo no le llamaba a todas horas. Sospechaba siempre que tenía a alguien metido en el piso mientras él estaba trabajando. Me pedía que no saliera de casa hasta que no llegara él... Se enfadaba si al regresar del trabajo contrastaba que yo había ido a comprar el pan. Sí, ¡¡se enfadaba porque yo saliera sola de casa a comprar el pan!!! Y empezaba a dar voces y chillidos, a alzar sus manos al aire y decirme: ¿¿Pero qué te cuesta esperar a que yo llegue??

La jaula de oro ya estaba formada.


Si seguía las reglas que él ponía, todo iba bien. Si yo las desafiaba, comenzaba la violencia.

Poco a poco me fue prohibiendo hasta el simple hecho de visitar a mi familia por las tardes. Cuando nació mi hijo, precisaba visitar a mi Madre, tal vez por eso que dicen que cuando una chica da a luz se acerca más a su madre porque precisa aprender lo que ella ya sabe.

La relación comenzó a ser una tortura.

Él había dejado la noche... Pero... Jamás me confesó que él en la noche había coqueteado con vicios que jamás pude ni imaginar. Su dentadura estaba por ese entonces dañada (pero no tanto como lo está ahora). Pero era por fumar (eso me decía). La realidad era otra... Ingenua de mí... A Dios gracias siempre me he mantenido alejada de las drogas y no tenía ni idea en identificar a una persona que se drogaba.

Comenzó a salir los fines de semana por la noche, se escapaba durante la noche. Y regresaba colocado a casa (yo creía que era borracho, pero no sólo era eso). Violento a más no poder, yo trataba de apaciguarlo. PARA QUE NO SE ENTERARA EL NIÑO, PARA QUE NO SE DESPERTARA MI HIJO, PARA QUE NO LE ASUSTARA.


Pero ese hombre de dos metros de altura, conocimientos de artes marciales y tanta fuerza en sus brazos, cruzó un día una línea. Pasó de los insultos, de los gritos,.., a cogerme por los hombros, levantarme del suelo fuerte y zarandarme como nunca antes nadie me había hecho. Sentí mi cuello a punto de partirse, me sentí absolutamente indefensa, como un trapo de fina tela en sus brazos (y eso que soy corpulenta pero... a su lado de nada me servía). Como pude me zafé de sus brazos (recuerdo haber puesto mis pies en su pecho y empujar muy fuerte hasta tirarlo al suelo y caer los dos de un taponazo), yo salir corriendo a encerrarme en el cuarto de mi hijo (que lloraba sin parar), esa noche fue una de tantas... En otra ocasión, intentó tirarme por un balcón, pero yo enganché mis piernas a su cintura, de tal modo que si me lanzaba él se venía conmigo detrás y tuvo que soltarme... 

Hasta que saltó en mí una alarma, porque vi la vida de mi hijo en peligro, no solamente la mía propia, y tras ver un anuncio del 016, llamar, pedir ayuda y... acabar en el cuartel de la Guardia Civil denunciando todo lo que estaba viviendo.


¡¡TE QUIERO TANTO, SI ME DEJAS PREFIERO MORIRME!!

¡¡SI ME DEJAS, ESTARÉ SIEMPRE ATENTO A TI, NO DEJARÉ NUNCA DE SER TU SOMBRA!!

¡¡HAZ LO QUE QUIERAS, DENÚNCIAME, ENCIÉRRAME, SIEMPRE VOLVERÉ A TI!!

¡¡NUNCA TE VAS A LIBRAR DE MÍ!!

¡¡SIEMPRE VAS A SER MI MUJER, SI NO ESTÁS CONMIGO NO ESTÁS CON NADIE, SI NO PREFIERO MATARTE!!

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