AGOSTO ¿A GUSTO?

¡Buf! Menos mal. Ya está aquí la última semana de agosto. Y digo menos mal porque para mí realmente es menor mal si se acaba Agosto.

Calor en extremo, gentío alborotado en todos y cada uno de los lugares a los que vayas (aunque esto tiene una doble lectura: más turismo, más clientela, más money money que tanto hace falta en los tiempos que corren) y, curiosamente, gente de mal humor (incluso encontrándose de vacaciones, pero deduzco que derivado de las temperaturas tan altas que impiden conciliar el sueño durante la noche y poder vivir con dignidad durante el día).

Los niños ya se han aburrido, por lo general, del período estival y ansían volver al Colegio, a sus aulas, al reencuentro con su patio y compañeros de clase. Y, también por lo general, se ponen un tanto incordios y difíciles de distraer.

Ni que decir tengo que estoy harta de este calor tan infernal de este año. Es como si cada año que pasara el verano fuera más y más caluroso.

Este invierno pasado, para colmo, no cayó ni una gota de agua en mi isla chicharrera, sobre todo en mi zona de Daute (porque me gusta referirme a mi tierra por el nombre de cada uno de los nueve Menceyatos, no entiendo por qué perdimos eso ¡si Daute llegaba hasta Icod de los Vinos! Así nos curaríamos del exceso de municipalidad de la que adolece España) lo cual ha hecho que este verano haya sido especialmente arduo para los bosques, castigados por tanto incendio y calor in extremi.

Dios quiera que este invierno sea frío y que llueva lo justo y necesario para empapar bien la tierra y teñir de verde la vegetación canaria. ¡Sentir el olor de las retamas fértiles y bellas!

¡¡AAAAY AGOSTO!! GOOD BYE AGOSTO!!