lunes, 8 de abril de 2013

COMPARTIMENTAR TU VIDA Y RITMO





Cuando eres Madre y Padre a la vez, cuando trabajas -aunque sea a media jornada para poder cuidar a tu hijo en el tiempo que te resta para completar una jornada de trabajo completa-, cuando tienes que dedicar tiempo a tu hijo cada tarde para ayudarle a hacer sus tareas, a hacer labores de hogar, a llevarle y traer a tu peque a sus actividades extraescolares,cuando eres consciente de que, por razonesa de salud, tienes que dedicar una hora de tu tiempo diario a ir a un gimnasio para que no se te oxiden las articulaciones, cuando has dejado en el tintero estudios por acabar y decides destinar el tiempo de la noche en el que tu peque ya se ha dormido pero aún es demasiado pronto para que una adulta vaya a dormir (ese tiempo en el que normalmente la gente ve la tele, escucha música o lee libros) o simplemente porque quieres estudiar por amor a aprender (aunque acabara mis actuales estudios, siempre seguiría dedicando ese tiempo a estudiar: idiomas, antropología cultural, actualidad jurídica,...). Y cuando, además, tienes 34 años, estás soltera y necesitas dedicar uno o dos sábados del mes a salir con tus amigos/as de toda la vida (porque vivo en un pueblo y aquí los/las amigos/as, ésos/ésas que se tienen desde niño/a,son como familia) y alimentar un poco tu vida social: Cuando todo esto pasa, el tiempo apremia. Y la gestión del mismo es la única vía de sobrellevar todo a la vez. La palabra clave es: COMPARTIMENTAR. Meter en estancos cada espacio de tu vida, compartimentos estancos aparentemente inconexos unos de otros pero que en el fondo interactúan el uno con el otro e interfieren en los demás.

Organizarse, gestionarse el tiempo y dividir todo. Meterse en el uniforme de trabajadora en un horario (me encanta mi trabajo y en el tiempo que estoy en él me entrego a él al 100%), en el de madre y ama de casa a otro (mi principal objetivo en esta vida es criar y sacar adelante a mi hijo, primero soy Madre y después todo lo demás), en el de practicante habitual de alguna práctica deportiva (jooo, por necesidad no porque me guste, la verdad), en el de estudiante(me puedo embelezar con algún texto jurídico horas y horas, porque todo lo que me lleve a razonar automáticamente me conduce a meditar, comparar y cavilar y disfruto con ello, me gusta estudiar sin prisas ni agobios, cuestionándolo todo) y, cómo no, en el de mujer joven aunque ya casi en "edad madura" a otra (cuando hago uso de mis vías de escape del stress y salgo de rumba, ¡y esto sí que lo hago sintiéndolo con pasión porque me encanta bailar y divertirme! ¿y a quién no, verdad?) LO QUE ESTOY HACIENDO ES COMPARTIMENTAR. Y, no hay otra opción más que ésta.

Hace falta ser un poquito hiperquinético para seguir este ritmo. Todo es cuestión de acostumbrarse a vivir al 100% siempre, a seguir un ritmo desde que te levantas hasta que te acuestas por la noche. Sabiendo que en cada giro del reloj tú ya tienes programado qué y cómo has de hacer las cosas. Lo dicho: COMPARTIMENTAR Y SEGUIR UN RITMO.

Seguro que todas las Madres/Padres trabajadoras/es sabrán de qué hablo, mucho más las Madres/los Padres solteras/os (los pongo a ellos en segundo término porque conozco más casos de madres solteras que de padres, pero también conozco loables casos de padres solteros o separados que se las apañan muy bien solos cuando tienen a sus peques con ellos: cocinan, limpian, lavan, planchan, llevan y traen a sus peques y acuden a su puesto de trabajo, con la misma diligencia, que lo haría una madre soltera).

Ana Nayra Gorrín Navarro.

En Tenerife, a lunes 8 de abril de 2013.







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