Catarsis emocionales que me llevan a tiempos de introspección y aislamiento. El mismo aislamiento que necesita un Águila Real para surcar el cielo en libertad, escudriñando cada ángulo de todo cuanto cayera en su campo visual. En la más estricta soledad.
Doblegar la parte visceral en pro de la espiritual y cognitiva.
En unas semanas me adentraré en la consecución de un objetivo académico a realizar. Sólo me importarán mi hijo, mi familia, mi trabajo y mis estudios, en este orden.
Mis conflictos emocionales:
- La soledad de ser Madre soltera.
- Mi pasado, dolores que, a veces, se retuercen en mi corazón y se clavan en él como cristales rotos.
- Mis miedos a no lograr cumplir las expectativas que tengo de mí misma.
- Mis decepciones con personas que he conocido y que me han hecho construirme una muralla muy gruesa alrededor de mi corazón y confianza en los demás. Incluso haciéndome inferir que mi estado civil ideal es el de estar soltera eternamente. Huyendo con ahínco de quien intenta acercarse a mí con intenciones de una posible relación, sea cual sea. Comienzo bien, receptiva y aparentemente no afectada por nada de lo que he vivido, pero en cuestión de nada cambio radicalmente las tornas y me cierro en banda a seguir avanzando, retrocediendo hasta el punto mismo de no querer comunicación ninguna con esa persona. No sé si superaré alguna vez esto, tal vez nunca lo haga. O, simplemente, tal vez el tiempo todo lo cure. De momento, estoy bloqueada por completo y sería egoísta por mi parte pretender hacer como si nada me pasara.
Entregaré mi existencia a vivir por y para mi hijo, mi familia, mi trabajo y mis estudios. Le daré tiempo al tiempo, a ver si esto se mueve. Como dice la famosa canción de Los Kjarkas TIEMPO AL TIEMPO.
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