domingo, 29 de junio de 2014

MERCI BEAUCOUP POUR TOUT!




Tres meses. Tiempo suficiente para descubrir que mi peregrinaje sentimental no ha acabado. A seis años de mi divorcio, aún con dificultades para rehacer mi vida. ¿Será normal?

Fui feliz. No obstante, he visto intereses y objetivos distintos en él y en mí. Por ende, mejor poner fin a algo en lo que no vislumbro futuro juntos.

Estoy triste, no lo voy a negar. Pero, tan acostumbrada como estoy a resurgir de mis cenizas como Ave Fénix, me vestiré con mi máscara de "aquí no ha pasado nada". Y seguiré levantándome cada mañana motivada a tope para ir a trabajar, para asumir todas mis responsabilidades como Madre/Padre en uno, para hacer como si no pasara nada en mi corazón roto y desilusionado y seguir sonriendo feliz delante de mi hijo y mi entorno.

Tiempo éste de reflexión el de este verano.

Tiempo para sanar mi alma y recargar mis energías para comenzar en septiembre el Máster que quiero cursar en la UOC.

Seguiré con mis clases de francés en la Academia de Idiomas. Pues aunque fue él el que me abrió la mente al interés por aprender este idioma, está claro que me será muy útil un segundo idioma a parte del inglés (del que tengo nivel upper-intermediate por Oxford English). No pierdo de vista que las raíces paternas de mi hijo son marroquíes y para mí será más fácil aprender francés que árabe si algún día mi hijo (siendo mayor de edad) quisiera ir a conocer sus raíces. Incluso para hablar por teléfono con su familia me será útil el francés, más que el inglés (pues siempre he pensado que ellos no tienen culpa de nada y que no debía romper lazos con ellos).

Además, Francia está en mi lista de países a los que sueño viajar algún día. Pero viajar para conocer, para hacer turismo.

Estoy muy arraigada a mi tierra, no me imagino viviendo fuera de ella. Mi mundo entero está aquí. Y, más importante aún, el de mi hijo.

Sólo me queda dar gracias por los buenos momentos que pasé estos tres meses.

Espero que al final podamos ser amigos de por vida y siempre poder contar el uno con el otro, pese a la distancia física que pueda haber entre los dos. Seguramente tú viviendo en Francia y yo aquí.

Imagino que tu destino no será quedarte en Tenerife. Te imagino retornando a París, viviendo y trabajando allí. Tal vez viniendo a visitar a tus hijos. Pero, está claro que no te sientes cómodo viviendo aquí. ¡Persigue tus sueños y hazlos realidad!

No quiero actuar por miedo a la soledad. He de admitir que desde que cumplí 35 me rondó en la cabeza la idea de que iba a envejecer sola. Y eso me destrozó anímicamente. Tal vez por eso me precipité en una relación que, desde el principio, no estaba del todo clara pues tú ya me manifestabas tu idea de no quedarte en la isla.

Eso, unido a otras cosas, me han hecho ser radical y contundente en la toma de mi decisión.






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