viernes, 20 de febrero de 2015

EL RUIDO DEL SILENCIO





 Una letanía, un silencio prolongado y misterioso.

 No olvido sus amenazas. No obstante, en mis pensamientos se arremolinan lo que yo quisiera que fuera  -que todo haya sido una pesadilla insufrible incluso para cualquier persona fuerte y que realmente seremos como todas esas parejas separadas con hijos en común que tratan de llevarse bien por el bien de sus hijos y que jamás dejan de ser familia y de protegerse- de lo que realmente ha sido y es (a las sentencias firmes me remito).

 El hablar a distancia (chat de Facebook y Whatsapp) con su familia me hace configurarles mentalmente como buenas personas. Pero la duda, por la misma distancia y por como él era, también siempre está presente.


 Cada mañana, cuando me levanto y pongo los pies en el suelo me prometo SUPERARLO, SEGUIR ADELANTE, DEJAR ATRÁS EL PASADO, VIVIR SIN EL CÁNCER QUE ES EL MIEDO QUE PARALIZA. El 80% de mi energía y productividad, se me va en este esfuerzo diario.

 Como compulsivamente, la ansiedad es un hongo interno que se apodera de mi verdadera esencia. ¡He de librarme de esta ansiedad destructiva! Acaricio la Obesidad I (en 2009 también me pasó pero logré bajar de peso hasta situarme en 2012 en mi peso ideal). Otra vez tengo que deshacer todo el mal que le he hecho a mi cuerpo comiendo compulsivamente. Es como si comiendo me relajara, seguramente el cerebro segrega alguna sustancia que calma cuando comemos y es esta sustancia la que ansía mi alma en estos momentos, desde hace mucho tiempo.

 Un agujero negro en el centro de mi pecho por el que se cuelan todos mis sueños vitales, todas mis energías positivas. Pero, miro la sonrisa de mi hijo, ¡y otra vez me levanto con el puño alzado! Como si te estuvieras ahogando en el fondo del mar y, de repente, alguien te sacara del agua y respiraras profundo, cogiendo una inmensa bocanada de aire. ¡Ese aire es mi hijo en mi vida! Por él lucho y con este luchar por él, yo me estoy salvando.

 Seguir, seguir y seguir.

 Aunque a mis espaldas tenga todo su ruido del silencio amedrantador. Toda la inseguridad de no saber dónde está ni qué estará tramando. Toda la inseguridad de no saber si en sus ojos seguirá ese pozo de odio profundo hacia mí. Porque en sus ojos, nunca más vi el amor con el que me miraba cuando le conocí. Sólo odio, rencor, rabia...

 Seguir, seguir y seguir...

 En Los Gigantes, a viernes 20 de febrero de 2015.








2 comentarios:

  1. Eres una tia muy valiente...no vivas con miedo... disfruta cada dia , disfruta de tu hjo y piensa que tienes mucha suerte de poder escribir por ti misma tu propia vida, de escribir tu propio futuro. Animo ¡¡

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    1. Muchísimas gracias, sobre todo por leerme. Un abrazo y mil bendiciones.

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