Hay un falso mito relacionado con los delfines y su fidelidad a una sola pareja de por vida. No es verdad. Los delfines son seres tremendamente sexuales y practican el sexo por placer con parejas heterosexuales y homosexuales incluso, según estudios, se les ha observado en comportamientos sexuales con animales de otras especies marinas. No son monógamos ni fieles.
La verdadera fidelidad la encontramos en otras especies animales como, por ejemplo, los lobos grises, los cisnes, los lémures. En concreto me llaman poderosamente la atención los lobos. En especial el comportamiento de las lobas. Ellas se dejan escoger por el lobo alfa de la manada y durante meses este las coquetea hasta que la loba beta (que él ha elegido meticulosamente como su siguiente pareja) cae rendida a sus pies. El lobo alfa la habrá estado observando durante mucho tiempo, cómo se comporta con las otras crías de la manada, cómo se comporta con los otros lobos, ..., y cuando finalmente el lobo alfa da el paso de seducirla es porque ya está completamente seguro de que la ha escogido como siguiente pareja sexual y compañera. No quiere decir que vayan a ser pareja de por vida. Puede ser que él se fije en otra al cabo del tiempo y abandone a su loba o, al revés, que su loba beta se sienta seducida por otro lobo alfa y abandone a su lobo. Pero mientras están juntos, lo están en todos los sentidos, incluso a veces están juntos de por vida. No deja de llamarme la atención esta fidelidad en el reino animal pues por todos es sabido que entre humanos sólo el 20% de las parejas son fieles a sus compañeros/as de vida. ¡Sí, solo el 20%!
En el folclore y cuentos populares, los lobos a menudo son descritos como embaucadores y que llevan a engaño. Pero los lobos tienen una vida familiar que es más leal que en los humanos. Normalmente, las familias están formadas por un macho, una hembra y sus crías.
Al igual que los pingüinos, los lobos practican la monogamia “en serie”, es decir, pueden tener varios compañeros a lo largo de toda la vida, pero sólo uno a la vez. Una loba suele aparearse con un macho, pero tomará otro si su pareja muere, es expulsado de la manada o está tan herido o enfermo que no puede reproducirse.
Del libro LAS MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS (Clarissa Pinkola) |
Así me gustaría a mí que fuera mi pareja: libre, salvaje, pero fiel. Que cuando esté conmigo yo tenga la certeza absoluta de que estará en todos los sentidos. Y si quisiera dejar de estar conmigo, simplemente que lo comunique y se marche (pero que lo comunique antes y no que se marche sin más o que cambie de la noche a la mañana, sin previo aviso y luego pretenda volver como si nada hubiera pasado). Que cuando estemos juntos él no me controle ni tenga la necesidad de hacerlo porque yo jamás lo haré. Pues amo la libertad, como ser salvaje que soy. Entendiendo el concepto de ser salvaje como el de mujer salvaje de Clarissa Pinkola en su libro Las mujeres que corren con los lobos: personas muy conectadas a la Naturaleza, amantes de la libertad, el aire libre, buscadoras del contacto con la Madre Naturaleza (no hay día en que no vayan al campo o junto al mar a conectar sus energías con las de la Naturaleza), amantes de los animales (seguramente tengan en su casa perros, gatos o cualquier mascota a la que cuidarán con devoción), leales, sinceros/as, honestos/as, transparentes como el agua clara, generosos/as (a la que te descuidas te están invitando a comer, cenar , dormir y hasta convivir con ellos/ellas en su casa) y bondadosos/as.
Que corra junto a mí en la vida, que no trate de caminar delante de mí sino a la par (en todos los sentidos, incluido el literal). Que sea tan lobo como yo loba (y también en todos los sentidos, incluido el literal).
Y, mientras tanto, hasta que llegue ese lobo alfa, la loba beta permanece feliz en su soledad. Pues el/la lobo/a es introspectivo/a en su soledad pero solidario y alegre en grupo.
EL QUE NO SABE AULLAR, NO ENCONTRARÁ SU MANADA.