viernes, 13 de julio de 2018

Doce años

 Una década más dos añadidos eran exactamente los años que me llevaba mi primer amor, 12 años mayor que yo. Para mí era una tontería pero no así para mi entorno familiar, quienes pusieron el grito en el cielo. Yo tenía 17 años y él 29 años. Hoy en día yo parezco más vieja que él. Pese a que ese amor se acabó desde hace muchos años. No obstante, conservamos una bella amistad y gracias a las redes estamos al tanto de nuestras vidas.  

 Ironías de la vida o tal vez el karma positivo recayendo sobre mí, no hace mucho sentí la serendipia  y viví un romance de lo más intenso con alguien doce años más joven que yo, dominicano, que me dejó huella. En el amanecer, cuando despertaba antes que él, le miraba y no entendía por qué me regalaba el brío de su juventud. Llenó mis días y noches de energía positiva, ganas de vivir, música, mucha música, ritmo y alegría. Me enseñó a cocinar el arroz al estilo latino (nada de por cada dos tazas de agua una de arroz como hacemos aquí) y sentí todo un abanico de placeres nuevos en zonas de mi cuerpo que ni sabía que tenían tanta sensibilidad. Me devolvió las ganas de comerme el mundo, viéndolo desde la misma óptica de sus ojos de veinteañero, nada parece imposible a esa edad y me contagió su espíritu y energía. ¡Podía pasarme horas enteras bailando bachata con él! Pero... Se esfumó, era sólo una estrella fugaz en mi vida. Dejó una linda estela, rebosante de positividad. Anoche nos encontramos por casualidad. Lucía nuevo look, al igual que yo que me he teñido de rubia. Ahora se parece a Jason Derulo. Pero ese amor fue por accidente y después de unos tragos cada uno se fue por su lado. 



 Y, por siempre, esta canción (aunque salsa y cubana) ¡ABRE QUE VOY! Quedará como recuerdo suyo pues antes de venir a mi casa me mandaba whatsapp con esta frase. ¡Cuánta vida me diste, gracias! Está claro que en mi vida tengo que dedicarme unas semanitas, si pudiera, para viajar a R.D.






jueves, 12 de julio de 2018

LEONA EN LAS CALLES



Mi amiga Leona, 30 años, víctima de una violación brutal y grupal años atrás. Hecho que denunció armándose de valor pero desgraciadamente el sistema aún apesta a machismo y los energúmenos que la violaron salieron de rositas. Al parecer el hecho de que Leona estuviera sola en una discoteca y estuviera borracha a las cuatro de la madrugada fue suficiente para que se tornaran las acusaciones y al final la que acabó siendo juzgada fue la víctima y no los verdugos.



 Leona aceptó esa sentencia a la misma velocidad que dejaba de creer en la justicia. ¡¡Se la tomaría, cual Ley del Talión, por su propia mano!!

Leona se cambió de ciudad, terminó sus estudios universitarios, salió mucho de fiesta y farra cuantos fines de semana pudo. Aprendió varias artes marciales, que dominaba con destreza. Se machacaba en el gimnasio dos horas diariamente. Había logrado convertir su cuerpo de  1,75 cms de altura en un arma de matar. Y no dudaría en usarlo si volviera a hacerle falta. ¡¡Nunca más se quedaría sumisa, quieta y callada ante un ataque!! Fuera físico o verbal. ¡¡Jamás!! Jamás nadie violaría su cuerpo, ningunearía su alma ni la haría sentir humillada sólo por haber nacido mujer.

Leona no soportaba las injusticias ni las discriminaciones hacia nadie: No soportaba a las personas racistas, ni a las que hablaban con violencia de homosexuales, bisexuales, transexuales y cuantas opciones sexuales existan en el mundo. No soportaba a la gente estrecha de miras que se encorsetaba en una visión local del mundo sin ver más allá del horizonte que divisan sus ojos. No soportaba a la gente que se creía en uso exclusivo de la verdad suprema. Muchas veces ni discutía con estas personas, las dejaba hablar y, directamente, las anulaba mentalmente: Para ella no existían y si no existen, ¿para qué entrar en discusión con ellos? Pues con este tipo de personas no cabe el diálogo. Leona había conocido también a personas racistas, homófobas, y muchas veces eran amistades suyas e incluso debatía por horas con ellas/ellos. Pero eran personas que daban pie al diálogo con el cerebro y el corazón (bueno o malo, pero con el corazón) y no hablaban chillando, escupiendo y con las vísceras en lugar de con el cerebro y el corazón. Estas personas aunque pensaban diferente a ella, eran dignas de su respeto (aunque no compartiera sus ideas) porque en el fondo sabía que eran buenas personas y jamás harían daño a nadie ni de palabra. Leona se daba cuenta de que del segundo grupo, de las personas que hablaban con las vísceras, siempre coincidía que eran personas con graves desequilibrios mentales y problemas espinosos de tensión arterial alta. El equilibrio era importante en la vida de Leona y luchaba de manera atroz por conservarlo en su vida.


Sábado de una semana cualquiera de un año cualquiera. Leona es seducida por un atractivo hombre muy alto y moreno. Acaban enredados a besos en un pasillo de las discotecas que daba a los baños. Estaban a oscuras y, en ese momento exacto, a solas. Él mete sus manos debajo de su minifalda. Ella le para las manos pero él insiste. Leona le da un rodillazo en sus testículos. Él responde con dolor y a la vez rabia por haber recibido esa “agresión”. Entonces se abalanza sobre Leona con la clara idea de amedrentarla, reducirla y hacer de ella lo que él quisiera. Leona responde como experta en artes marciales y le pega una paliza brutal. Él queda con el bazo destrozado, casi inconsciente, tirado en el suelo. Leona lo pisa, entra en el baño de mujeres, se acicala el cabello rizado y largo a modo de leona, se retoca el maquillaje y sale. Él despierta y al ver a Leona se llena de ira, se levanta dando tumbos y se dirige nuevamente a Leona, esta vez más lleno de rabia que nunca. Leona vuelve a responder con violencia física, pero esta vez su contrincante amortigua sus golpes e incluso le llega a pegar dos puñetazos en la cara que ella no pudo esquivar. Leona recuerda lo que tiene en el bolso. Sin dudarlo, en un gesto rápido lo saca y casi sin que el otro se percatara hace que lo huela acercando el frasco abierto a su nariz. En ese mismo momento él cae desplomado. Ella lo arrastra hacia uno de los baños de mujeres. Baja la tapa del váter, sienta ese cuerpo muerto, lo desnuda con calma. Le mete dos viagras en la boca empujándoselas por la tráquea con sus largos dedos de uñas largas. Saca su móvil y los cascos de su bolso. Se los enchufa y durante casi hora y media permanece allí, escuchando música dance a todo volumen y sujetando el cuerpo de ese desconocido violento que había intentado agredirla sexualmente. Había intentado….

Cuando la viagra comienza a hacer efecto, le enfunda un condón DUREX EXTRA SAFE, se sube a él y lo viola, una y otra vez. Leona satisface su deseo sexual con ese cuerpo drogado por sobredosis de burundanga, sin conciencia pero excitado a causa de la viagra. Se graba haciéndolo pero en ningún momento enfoca su cuerpo de cintura para arriba para no ser identificada. Busca su móvil, un móvil diferente cada fin de semana, de tarjeta de pago y los más baratos del mercado pues acabaría siendo tirado por las alcantarillas nada más salir de la discoteca. Leona era toda una hacker y logró transferir el vídeo de la violación al móvil del moreno drogado y ahora mismo violado por ella.

Leona se había tomado la justicia por su mano. El sistema había convertido a Leona en un peligro para los hombres. Pero…¡¡Nunca más nadie le hizo daño, en ningún aspecto, en toda su vida!!

Al salir de la discoteca un grupo de hombres fornidos se encontraron con ella de frente. Antes de que le dijeran ningún piropo, Leona les gritó:

-         ¡¡Buenorros, aaaay si yo los pillara, cabalgándomelos a todos iba a estar toda la noche!!

Un grupo de chicas que venía de frente al contemplar la escena se desternillaron de risa a viva voz.

El grupo de chicos se avergonzaron y hasta sintieron intimidados por Leona y, cabizbajos, se fueron a pauso raudo del lugar.



Porque, tal vez el sistema quiere que existan leonas en las calles….






miércoles, 11 de julio de 2018

HEMINGWAY Y LANZAROTE

 ¡Buenos días! Me encuentro en mi segunda semana de vacaciones (no consecutiva, es decir, primero me dieron una, luego volví a trabajar y ahora tengo otra) del año 2018. Disfruto estos días y los aprovecho para evadirme de la rutina diaria que nos encorseta y, aunque mantiene en nuestra zona de confort, también nos aleja de vivir improvisando y eso para un alma creativa es muy importante. Y así, improvisando, nos fuimos en la primera semana de vacaciones a Lanzarote. Solos mi hijo y yo. ¡Recorrimos la isla de norte a sur y lo pasamos pipa! A su vez, me dio tiempo de leerme el segundo libro del Club de Lectura de Santiago del Teide: El viejo y el mar de Hemingway.



Recuerdo que cuando era niña mi padre tenía el libro pululando por casa. Cuando yo contaba con 12 años lo cogí y lo leí. En ese entonces me resultó farragoso, aunque no demasiado complicado de leer. No obstante, lo admito, a esa temprana edad me aburrió ese relato de un anciano solo en el mar intentando llevar a casa una buena pesca. 

Hoy en día, con 39 años, leerlo ha sido todo un placer. Me ha sorprendido la facilidad de Hemingway para relatar una historia de solo dos protagonistas, bueno tres, el anciano, el mar (y por ende los diálogos del anciano Santiago con “la Mar”) y el niño Manolín (en mi opinión casi adolescente) que idolatraba a Santiago y viceversa.Su perseverancia acérrima, lucha constante con los elementos de la Naturaleza y su gestión brillante de la soledad en la que se sumergía frente al Mar. 

Desde el punto de vista literario, la técnica del iceberg oculta a los personajes en sus propios actos. La manera de desenvolverse con tan pocos personajes y la majestuosidad con la que Hemingway describe el Mar (él era pescador y su conocimiento del Mar se plasma nítidamente en esta obra suprema) hacen de esta obra un imprescindible en cualquier librería del planeta. Una obra maestra, sencilla, transparente y entrañable. 

Esta obra de arte fue llevaba al cine en el año 1958 por John Sturges interpretada por Spencer Tracy, Felipe Pazos, Harry Bellaver y Don Diamond. Les dejo aquí el link de la película (aunque no es la de 1958 y el actor que interpreta a Santiago es Anthony Quinn) pero, POR FAVOR, lean el libro porque es un deleite literario. 





Sé que hay por ahí una teoría, alentada por el libro El engaño Hemingway de Joe Haldeman, que pretende manchar la autoría de Hemingway. La trama de El engaño Hemingway gira alrededor de los documentos perdidos de Hemingway, que en un extraño incidente perdió toda su obra temprana. En el año 1996, John Baird, un estudioso del escritor, traba conocimiento con un timador que le embauca para falsificar estos documentos y hacerse ricos con su venta. Este hecho llamará la atención de unas entidades que controlan el flujo del tiempo para que la historia sea tal y como la conocemos (algo muy de actualidad con El Ministerio del Tiempo).



Como en El viejo y el mar: Llegamos a la vida solos y en ella nos enfrentamos, a veces en soledad, a problemas que solucionar o a obstáculos para llegar a nuestras metas. Con sagacidad, constancia y fortaleza de espíritu hay que mantenerse constante, aún viejo, solo y lleno de heridas como Santiago, a la dureza de la vida (la Mar). 

Saludos a todos/as los /las lectores/as del Club de Lectura de Santiago del Teide y, en general, a todos y todas las lectores/lectoras del mundo.







miércoles, 4 de julio de 2018

Y descubrí a Marwan...

 Un hombre con tu alma e intelecto, ¡¡lo que deseo!! Y encima con sangre árabe. Como en mi sueño de niña, un árabe montado en su caballo blanco venía a cambiar mi vida para siempre...

 Dices que en las discotecas sólo hay fast food, ningún alma que echarse a la boca. ¡Cuánta razón!

 Y sigo con el alma anestesiada. Tu voz, composiciones poéticas y música ponen banda sonora a mis anhelos de amor, pero también a mi alma arrugada y hecha girones.

 Me encuentro en un punto de inflexión en mi creatividad y escucharte madura mi cambio literario. Yo también estoy en la estación de las cosas pendientes, pensando que el amor no es suficiente.

 ¡Gracias por existir, Marwan!