Hay días mejores que otros, como en una noria mi estado de ánimo sube y baja.Imagino que nos pasa a todos/as.
¡Aunque que más quisiera que estar con mi hijo en Londres ahora mismo, paseando junto al London Eye y sin esta pandemia por amenaza! |
Hoy ha amanecido un día soleado en Los Gigantes y mi plan para esta tarde es coger sol en la terraza en compañía de mis perros y con el libro que me estoy terminando de leer (Querida señora Bird), ya solo me quedan 10 páginas pero me ha gustado tanto este libro que las leo poco a poco, porque no quiero que se acabe el libro. Me pasa cuando me engancha mucho una novela, también con las series. Por ejemplo con Vikingos, que me rechifla pero la sexta temporada la voy viendo a cuenta gotas para tener episodios que ver el mayor tiempo posible.
Me estoy despertando cada mañana al azar, sin despertador. Ayer me desperté casi a las doce del mediodía y hoy a las once. Es que si no el día se me hace muy largo.
Trato de tener rutinas: por la mañana después de hacer tareas del hogar me pongo a escribir en mi quinta novela. Es mi momento preferido pues vuelo muy lejos de toda esta pesadilla del confinamiento y la pandemia mundial que nos está matando a los humanos (y no tanto). Tengo un número de páginas por día como meta y la estoy cumpliendo. Acto seguido almorzamos toda la familia juntos, después sigo escribiendo, paro para hacer algo de ejercicio (bailar, subir y bajar escaleras,...) , paseo a mi perro (otro momento que me encanta pues puedo salir de casa aunque sea en mi misma calle pero puedo ver la calle desde una perspectiva diferente a mi balcón) y luego me pongo a hacer mis tareas de francés de la Escuela de Idiomas, cada miércoles tenemos examen oral por Skype y tenemos un ritmo de tareas y aprendizaje semanal que cumplir.
Mi hijo, a Dios gracias, lo está llevando mejor que yo. Se está poniendo en plena forma, se ha instalado un mini gimnasio en su habitación y está haciendo muchísimo ejercicio. Él también estudia online y aprovecha el paseo de nuestro segundo perro, bueno es de mi hermano pero nuestro por adopción, para salir un ratito cada día a la calle y coger aire.
Tener perro nunca ha sido una fortuna tan grande como ahora. Ellos no solo nos dan el cariño, el amor y la protección sino también la oportunidad de coger aire puro un ratito cada día paseándolos. Y viviendo en Los Gigantes, donde los días de sol son más que abundantes, es una fortuna poder pasear aunque sea 10 minutos al día.
Y lo mejor que podemos hacer por nosotros/as mismos/as es sacudirnos el miedo de encima. Porque no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista...