viernes, 1 de mayo de 2020

Se rompió el hilo rojo...

Yo y mi puñetero apego emocional hacia ti que tanto me crispa. Mi manía de defender lo indefendible -¡siempre he sido abogada del diablo!- y mi necesidad de admirarte porque en algún momento contigo pude ser yo y sentirme libre sin sentirme sola.

Soy fuerte e insubordinada con todos pero me convierto en débil y sumisa contigo, tensando el hilo rojo más y más cada vez...

Sin embargo, sanaste mis alas rotas depositando cariño en cada remiendo. Inicié grandes razias con ellas ya reconstruidas, surcando el cielo del amor de nuevo y viviendo todo intensamente, como jamás soñé poder volver a vivir después de haber sufrido tanto. Pese a todo esas incursiones amorosas me desplomaron de nuevo a tierra, aunque en el fondo de mi corazón sabía que en el suelo siempre había alguien esperando para volver a tejer mis alas; mi autoestima, sobre la que tanto esfuerzo ponías en subirle el volumen al máximo. ¡Para que yo sonara bien alto! ¿Por qué me bajas el volumen ahora?

Desde la mañana del tiempo hasta el anochecer de la eternidad, pero ya en la perpetuidad del recuerdo porque en presencia comienza a aparecer sufrimiento. Y el amor, tenga la forma que tenga, ¡NUNCA DUELE! Y si comienza a doler me alejo, porque no puedo permitírselo a mi corazón cansado de amar tanto.


Ana Nayra Gorrín Navarro.

Tenerife, viernes 1 de mayo de 2020.

No hay comentarios:

Publicar un comentario