Sí, al fin y al cabo es divertido esto de quedar con hombres para conocer “gente” nueva. En las primeras ocasiones siempre en un bar, terraza o zona pública rodeados de gente.
No hace mucho, en la primera cita solía quedar para almorzar o cenar, pues para mí es indispensable que la otra persona sea refinada en la mesa. No soporto los ruiditos al comer, ¡ya ni digamos las personas que comen con la boca abierta y hablan a la vez! Tampoco que no sepa usar los cubiertos o sea grosero con el personal del establecimiento. Pues bien… He dejado de hacerlo porque por último ya ni daba tiempo a pedir las bebidas porque me mandaba a mudar con una frase tipo:
- Mira, lo siento, pero he visto algo que no me ha gustado nada así que mejor no seguir conociéndonos. (¿Falta de educación? Puede ser, pero no voy a soportar estar donde no quiero estar, ni un segundo).
Tampoco me gusta que me rueden mi silla para sentarme tipo mayordomos o galán de telenovela. Soy una mujer del S. XXI, feminista, liberada y guerrera y me gusta el trato igualitario y el no sexismo. Por tanto, me gusta que paguemos a medias y ni que él vaya delante de mí, pretendiendo que yo le siga como si fuera su perrita, ni que él se retrase y me deje ir delante (para verme el culo), las reglas de cortesía dicen que los dos hemos de caminar a la par y así es como quiero que sea, en todo.
Sí, sí…. Así de radical. ¡Para mí la educación y la humildad lo son todo!
Descartados quienes tienen hijos y no se saben sus fechas de nacimiento, quienes hablan sin parar y no me dejan hablar a mí, quienes hablan mal de sus ex y madres de sus hijos. Frases que encienden el foco rojo:
- Mi ex estaba loca.
– Pues si no quiere estar conmigo, a ver qué hace ella sola con los niños pagando todo, ¡ya verás, ya! Esa volverá de rodillas pidiéndome volver.
Y muchas más, pero ocuparíamos demasiado espacio en este post.
También están los que se incomodan por el hecho absurdo de que haya publicado libros (se les nota al momento de descubrirlo y buscarme en Google), quienes nunca entienden que para una madre/un padre con hijos, ellos/as lo son todo y que J-A-M-Á-S acudirían a una cita si sus hijos/as les necesitan, con toda probabilidad cancelarían la cita y si no lo entienden, bien sea porque no tienen hijos/as o no tienen empatía, es que tampoco es el apropiado (de estos me he encontrado la tira).
Hace tres meses tuve una cita que resultó preciosa, el chico era de mi edad, trabajaba de administrativo en una empresa dedicada al turismo en Arona, divorciado con dos hijos ya adolescentes, estudiante de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Los Cristianos (donde le conocí) y aparentemente parecía cultivado, humilde, de vida sana y buena persona. Pues bien, al llegar a mi casa tras una noche de copas en un pub de Los Cristianos, algunos bailecitos latinos y muchas risas me escribe:
- Espero que te “haiga” gustado la noche.
Desde esa cita también cancelé lo de quedar en pubs donde no se pueda hacer otra cosa que bailar y beber alcohol, sin posibilidad de mantener conversaciones porque la música esté muy alta. Si hubiéramos conversado seguramente el “haiga” hubiera salido por algún lado. Y me pregunto: ¿Cómo serán los escritos que haga en su trabajo? Espero que use un buen corrector ortográfico. No es superioridad moral, como me diría un buen amigo que, a veces, me acusa de creerme superior y ser prepotente (¿herencia de mis ancestros franceses?), yo también tengo faltas de ortografía, pero espero que jamás se me escape un “haiga” porque habré tocado fondo con mi abandono cultural.
No, no es que sea excesivamente selectiva. Es que ya no me vale cualquiera. Antes con tal de no estar sola, únicamente me importaba la atracción física, que el sexo fuera bueno y pasarlo bien junto a esa persona. Ahora busco la unión de cuerpo, mente y alma para que haya armonía y más posibilidades de éxito en una relación. Y no pasa nada si continúo sola, ya lo llevo desde 2020, mi última relación seria duró medio año y fue en 2020, comenzó a finales de marzo de 2020, justo con la pandemia. Con esta persona me llevo bien hoy en día, pero él quería llevarme a su mundo de dietas eternas y horas y horas de gimnasio diario. Al final llegué a la conclusión de que si hacía tanto esfuerzo porque yo cambiara era porque no me aceptaba, físicamente no me aceptaba. Yo siempre he sido gordita, haciendo sacrificio puede que adelgace unos meses al año, pero siempre vuelvo a ser gordita, ya lo tengo asumido. Necesitaría ayuda quirúrgica para cambiar esto, pero por un problema cardíaco no puedo pasar por quirófano para esto así que… ¡Me acepto tal cual soy, que me sale más rentable! Tan incómoda me sentía por último con esta relación, pese a que cuando estábamos a solas lo pasábamos genial (el sexo era bueno y era, es, un hombre culto de quien podía aprender mucho) que a finales de septiembre 2020 cuando ya iba a empezar a trabajar a jornada completa tras salir por completo del ERTE, le dejé. Me dolió mucho las primeras semanas, ¡otra vez a volver a pasar por lo mismo! Ese dolor punzante de tener que ser tú la valiente y dar el paso de dejar una relación que sabes que no conducirá a nada pues ya ves problemas graves para que la pareja se acople bien (dicen que se necesitan dos años para este proceso). Superado este trauma, uno más de tantos, empecé a disfrutar mucho de mi soltería y libertad y en este punto estoy. Solo que llega ahora el veranito y me he vuelto a abrir al juego de las citas (la app de Facebook para conocer gente es espléndida para esto). Ahora ya he abierto el abanico de posibilidades pues he incorporado un nuevo idioma, el francés. Por tanto, puedo quedar con españoles, latinoamericanos, ingleses y… ¡Tachán! Francófonos (franceses, belgas, una parte de Suiza y casi toda África del norte).
Hubo un francés que me gustó mucho, le conocí en enero de este año. Un informático, trabajaba como nómada digital y vivía temporalmente en Alcalá, era de Estrasburgo y trabajaba online para una empresa alemana de informática. Estaba en Canarias sólo por unos meses porque a mitad de marzo se tenía que ir seis meses a Arabia Saudí, donde está ahora mismo. Luego volvía a Canarias y de ahí le mandaban a Berlín y luego a Londres (¿o era Londres y luego Berlín?). Bueno,…, el caso es que mientras estuvo en Alcalá, quedábamos casi todas las noches de fin de semana y yo me lo pasaba bien con él. Entre semana nos veíamos, pero solo por una horita para caminar por el paseo que da al hotel Meliá y cuando yo no tenía que ir a la EOI Los Cristianos. A veces no le entendía y acudíamos a Google o Reverso, pero una vez tampoco fue suficiente y tuve que llamar a un compañero francés del trabajo para que me tradujera (¡ups!). Solo hablábamos en francés y para mí fue muy bueno pues me abrió el oído bastante al idioma. Cuando se fue a Arabia Saudí, cambió de teléfono, me lo pasó desde el momento en que lo cambió, pero una noche (en un arrebato mío porque hacía tres noches que no me llamaba, le llamaba yo y no me contestaba) le bloqueé (de todo, de WhatsApp, de Facebook y de Instagram). Y hasta hoy en día. Sí, tengo ese gran defecto de que cuando alguien me interesa de verdad soy un pelín celosa e imaginarme que me engañan (porque ya lo viví con mi primer novio el músico peruano) es lo que me mata y carcome por dentro. A ver, seamos honestos, ¿me voy a enamorar o voy a dar rienda suelta a que mi corazón apasionado se enamore de un hombre que solo va a estar unos meses en Canarias y que con 43 años no tiene intención alguna de vivir más de seis meses en el mismo sitio? Yo tengo un hijo, dos perros de raza grande y una familia, esa vida está bien para quien no quiere formar una familia, no es mi caso pues yo la formé hace ya años. ¡Claro que me gusta la idea de viajar con él por el mundo y conocer otros países y lugares, pero cuando me jubile o al menos mi hijo ya sea independiente tal vez! Encima, él me hizo prometerle antes de irse que yo no quedaría con ningún hombre ni tendría citas hasta ver qué pasaba con lo nuestro, pero él no me podía prometer lo mismo (con la excusa de que él era un hombre y a veces se sentía solo). ¿Muy machista el tema, no? Yo ya viví esto de tener una pareja que viaja mucho, mi primer novio era músico. Con él tenía un pacto, poder tener otras relaciones cuando él no estuviera en la isla y él tanto de lo mismo. Siempre y cuando nos llamáramos cada noche y fuéramos 100% honestos el uno con el otro. Al final, ¿saben qué pasó? Que yo le pillé en la cama con otra cuando estaba en Tenerife. Así que… Esto de las relaciones abiertas está muy bien, siempre y cuando se respeten las normas al 100%, si no es una estafa y a nadie le gusta sentirse estafado. Esta relación con el francés hubiera acabado igual, estoy segura. Por eso le tengo aún bloqueado. Ahora bien, ¿creen que vendrá a buscarme a Los Gigantes cuando esté de nuevo por Alcalá? Tengo que vivir con esa intriga, jajá.
¡Gracias por leer esta frikada hasta el final! Yo seguiré disfrutando de mi soltería porque solo la extinguiré cuando realmente merezca la pena.
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