lunes, 16 de octubre de 2023

Yo y mis apegos afectivos. Mis apegos afectivos y yo

 El año pasado me sometí voluntariamente a una terapia psicológica, quería entender por qué siempre escogí como parejas a hombres maltratadores. En el proceso aprendí muchas cosas de mí misma: que soy PAS (persona con alta sensibilidad), que tengo un CI un poco más alto de la media y que tengo el perfil de libro de mujer maltratada (sí, al igual que hay un perfil de hombre maltratador, también lo hay de mujer con tendencia a caer con maltratadores). Es algo muy arduo y largo de explicar e intervienen muchos factores desde la temprana edad, incluso desde que estamos en el vientre materno. También aprendí que tengo un trastorno alimentario (y para esto tengo pendiente hacer otra terapia de un año de duración). Además, y ya por último, aprendí que soy emocionalmente dependiente y tengo una inclinación inconsciente a crear apegos afectivos, arraigos con personas que me llenan mucho cuando comparto tiempo con ellos (es que son hombres, por eso no pongo femenino, por ahora no he tenido apegos afectivos con mujeres). 

Me costó la vida pasar a alguien del campo de amante-mejor amigo al lado de solamente mejor amigo y siempre está la tentación latiendo, pero por ahora me mantengo firme en mis convicciones (más que nada por sororidad, todo sea dicho). Y ahora en estos días en que he contactado recientemente con un ex de mi pasado universitario se me ha reactivado ese demonio interno del apego afectivo. Y ya quiero que me vuelva a llamar cada noche antes de dormir, que me escriba mañana, tarde y noche, que esté pendiente de mí todo el tiempo y yo estarlo de él. Que me mande canciones y todas esas tonterías que a uno/a le hacen sentir lleno. Hasta que me he dado cuenta de que estaba volviendo a caer en mi propia trampa. No son los hombres quienes me hacen sentir llena o vacía. Soy yo misma con mis apegos afectivos hacia ellos. Y tengo que detenerme, respirar hondo y darme cuenta de que lo que no funcionó una vez no funcionará otra vez, que a estas edades ya tan avanzadas las personas no cambian, menos si tienen hábitos ya instaurados desde hace décadas como estilo de vida. Y, ante todo, que vivir lejos uno del otro es un gran impedimento y al final terminará, como ya pasó una vez, por pasar factura a la relación. Y.... ¡Joder! Yo ya me he acostumbrado a estar sola. ¡Me ha costado la vida llegar a ser feliz estando sola! Pero si ya he llegado hasta aquí, no la voy a cagar a estas alturas. 

 Es como cuando me aficioné a tomar tequila Rose cada tardecita cuando estábamos confinados y salíamos a aplaudir a los balcones. Me tomaba cada tardecita dos copones de Tequila Rose hasta arriba con mucho hielo. ¡Tequila! Me costó temblores, náuseas y hasta convulsiones deshacerme de la adicción que me cogí al tequila durante la pandemia. También me costó dejar atrás la adicción al tabaco, que también adquirí en la pandemia. Me quité de las dos cosas yo sola. A costa de llegar a pesar 120 kilos, todo sea dicho. Pero bueno... ¡Lo logré! 


Ahora debo domesticar a mi fierecilla interna y no volver a caer en la tentación de los apegos afectivos. Yo no necesito que este hombre esté pendiente de mí. Ya con que mi mejor amigo lo esté me basta 😂. No, mentira... Bueno, aunque más le vale que no se olvide de mí más de tres días seguidos (¡y viceversa, eh! Que a veces le pongo a prueba y viene fiel a buscarme, buscando hasta debajo de las piedras si me escondo mucho, es decir, le bloqueo de todos lados). Pero ésta es una amistad y no hay nada sexual implicado (ya no). Lo que me crea a mí apego y adicción es el amor romántico y la pasión sexual (recuerden que soy PAS y yo todo lo siento y vivo con muchísima más intensidad que cualquier persona). 


Estoy orgullosa de lo que estoy construyendo. La terapia psicológica me ha servido para ser mejor persona y esto siempre es motivo de orgullo. ¡Una misma debe echarse las flores! ¿Si no, quién?


¡Vamos Nayra! Si realmente hay un amor para cada persona, yo aún no he conocido a la mía. Y, tal vez, no la tenga y mi destino sea volar sola y libre como un águila real surcando el cielo azul. Lo importante es estar sana, íntegra, llena mental y espiritualmente y feliz. Y esto lo estoy consiguiendo a fuerza de lucha interna y de conocer cuáles son mis debilidades (¡y fortalezas!). 

Por cierto, a propósito de este tema, les recomiendo este libro de Lucía Etxebarría. Aborda muy bien el perfil de las personas que, como yo, tenemos tendencia a desarrollar apegos afectivos y emocionales erótico-románticos. 













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