Una maravillosa e hilarante,
aunque con momentos de dolor y drama, historia castiza, ambientada cómo no en mi
amado Madrid (que debe su nombre al árabe, Mayrit, tierra de arroyos), en uno
de sus barrios más pobres.
Es todo un paseo histórico por el
Madrid de preguerra, guerra civil española (1936-1939) y postguerra (Segunda
Guerra Mundial, de 1939-1945) con detalle exhaustivo de toda la picaresca y
chulería del madrileño/a, que se las ingeniaba de manera muy creativa para salir
adelante en medio de tanto obstáculo. Todo narrado desde la voz omnipresente de
la autora y la perspectiva de Antonia, una de esas mujeres maravilla españolas
que, seguramente, tengamos una en cada familia y/o grupo de amigas.
Excelente recordatorio a la memoria colectiva de España de lo mal que lo pasaron nuestros/as antecesores/as y, sobre todo, del arduo trayecto que tuvieron que caminar para construir la España libre, democrática y europea de hoy en día. Porque quienes hemos nacido en las libertades, no sabemos de romper cadenas ni de comer arroz amasado y empanado en harina para hacerlo pasar por un exquisito filete de merluza, en épocas de guerra y hambre.
Me lo leí en el Kindle, pero mientras
lo leía me hizo acordarme tanto de mi amiga madrileña Maribel, que lo he pedido en Agapea para regalárselo. Ella usa muchas expresiones que usaba Antonia y,
salvando las distancias temporales y que mi amiga es mucho más elegante
(incluso hablando), Antonia tiene todo ese garbo y empuje de la mujer madrileña
que tiene mi amiga.
En resumen, recomiendo su lectura.
Te aseguro que te arrancará carcajadas.
Mañana domingo empezaré con uno que me ha prestado mi buena amiga Celia Escuela, titulado "Los nueve reinos" de Santiago Díaz. Veremos qué tiene que contarnos sobre mis ancestros guanches. Bueno, realmente tengo un 11 % de ADN guanche, mi ADN predominante es el íbero -según el test de ADN de MyHeritage tengo un 66% de ADN íbero y eso, según los expertos me señalan, es un montón-. No obstante, aunque solamente tenga un 11%, lo importante es que tengo genes guanches también, así que veremos qué me cuentan de esa parte de mi árbol genealógico.
Ya de entrada tengo que decir que no me gusta el final de la contraportada. Porque NO es verdad que los guanches desaparecieron para siempre. Y a las pruebas científicas de mi test de ADN me remito. ¡Yo sigo aquí! No desaparecimos, nos mezclamos con otras razas, pero nuestra cultura, tierra y gente sigue viva. Me parece una absoluta falta de respeto decir "de una raza que desapareció para siempre". Es una perspectiva etnocentrista y absolutamente colonizadora la que narra, está claro. Pero me lo voy a leer entero y voy a escribir un post al respecto cuando acabe...
En Los Gigantes, a sábado 22 de junio de 2024.
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