sábado, 6 de julio de 2024

Patrones tóxicos en bucle.

 Patrones tóxicos en bucle.


Tengo una amiga que se queja de que todas las relaciones de pareja en las que se mete, terminan por problemas de celos. Sin embargo, como le dije en privado, ella no se da cuenta de que desde el principio de sus relaciones ella misma instala patrones tóxicos: no deja que su chico salga solo con amigos y si ella sale con amigas se lo oculta. Ya, de entrada, esta relación está abocada al fracaso. 

¡Y me veo tan reflejada en ella cuando yo tenía su edad! Qué digo su edad, hasta que no cumplí los 43 años e hice una terapia con Daniela Curti, Psicoterapeuta Cognitivo Conductual Especialista en EMDR para el tratamiento de traumas, no fui capaz de detectar que yo misma buscaba un determinado perfil de hombre (algo que tiene mucho que ver con neuronas espejo, con mis referentes masculinos en el seno familiar y con la cultura de pareja en que he sido criada).

 Esta estupenda psicóloga me enseñó también a conocerme, pues yo no sabía que era PAS (persona altamente sensible) y que por esto mismo interpreto y percibo el mundo de manera distinta a la media de personas. Esto explica por qué siempre me sentí diferente al resto, es que realmente lo soy. También, me mostró cuán adicta a las relaciones era, ¡me creía vacía sin una pareja al lado! Vivía en la más profunda tristeza si no tenía una pareja, un amor al que amar profundamente y que estuviera tan pendiente de mí como yo de él.

 << ¡Prueba a no tener pareja durante un tiempo! Sé feliz tú sola, por el simple hecho de vivir y estar construyendo tú sola la vida que quieres para ti y tu hijo >> Y eso he hecho… Tan al pie de la letra que ahora llevo dos años sola, no he tenido pareja en este tiempo y la verdad es que es la primera vez que siento una paz profunda en mi alma. Si vuelvo a tener pareja, será porque quiera compartir mi tiempo con esa persona, no porque la necesite. Y eso es muy liberador para ambas partes. Ahora bien, quiero lo mismo, una persona sana, que no tenga dependencia emocional, que no sea celosa, que no sea controladora. Porque yo ya he aprendido a no serlo. 

Yo también instauraba patrones tóxicos en mis relaciones: si no me contestaban rápido los WhatsApp (¡ay, el maldito doble check azul de visto y leído!) me enfadaba con la persona. Si no me llamaban o cogían el teléfono cuando yo telefoneaba; me enfadaba. Si esa persona salía solo con sus amigos, yo desconfiaba y al regreso le sometía a todo un interrogatorio para ver si le pillaba alguna incongruencia y poder ratificar que me ponía cuernos. Si yo salía con amigas intentaba justificarlo o, simplemente, se lo ocultaba… Y así es como se van mermando poco a poco los espacios felices que las parejas pueden compartir. Sobre todo, se deteriora lo básico: la confianza mutua y el diálogo continuo. Por eso, todas mis rupturas eran tan incendiarias, porque llegados a ese punto ya estábamos hartos el uno del otro. Normal, a nadie le gustan las cárceles. Y las relaciones en las que me metía eran auténticas prisiones. 

No sé si alguna vez conoceré a un hombre capaz de ser consciente de todo el camino que yo he tenido que recorrer para ser una persona sana (entendiendo por esto no ser tóxica) y si este hombre podrá acoplarse a mi vida como yo a la de él. Soy una persona que precisa de mucha soledad: soy escritora, necesito mucho tiempo creando desde el aislamiento en mi escritorio. Esto ha sido interpretado siempre por los hombres como un insulto, como si yo prefiriera mis creaciones literarias y mi espacio creativo a mi tiempo con ellos. La respuesta es que siento que es mi misión de vida, me dé más o menos dinero, es en lo que realmente me siento cómoda y fluyendo: escribiendo, leyendo y creando. ¡Es mi medio natural! Y esto roba mucho tiempo en la vida de una persona. Máxime, teniendo en cuenta que ostento un cargo de responsabilidad en mi trabajo y a él le dedico 40 horas semanales. Hay días en que llego exhausta a casa (el cansancio mental es potencialmente más destructivo que el físico) y, sin embargo, no hay tarde en que no dedique mi tiempo a estudiar (lo que sea, porque para ser escritor/a tienes, sobre todo, que estudiar mucho), leer (no escribe bien quien no lee mucho) y, ante todo, escribir. 

Ojalá todas las personas nos sometiéramos a terapia una vez en la vida. Creo que todos/as tenemos heridas de guerra, porque la vida es una guerra desde el momento en que naces, todos/as somos supervivientes de algo. Y creo que no debe ser tabú decir abiertamente: he ido a terapia y ahora vivo mejor que antes gracias a ello. Sobre todo, me conozco mejor. Y esto ya es el principio del cambio. 

Un abrazo fuerte y, por favor, no sean dependientes emocionales, analicen sus patrones de conducta en las relaciones. Probablemente, tengan mucha responsabilidad en muchas cosas que les molestan. 







En Los Gigantes, a sábado 6 de junio de 2024.
Ana Nayra Gorrín Navarro. 

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