CONFESIONES DE SINCERIDAD POLÍTICAMENTE INCORRECTA

Hace casi 3 años que mi situación sentimental es la misma. Tras mi fatídica experiencia no he querido tentar a la suerte de nuevo. Y me he querido centrar en lo que realmente importa en mi vida: MI HIJO, MI TRABAJO, MI UNIDAD FAMILIAR Y RECONSTRUIRME A MÍ MISMA PUES TODA YO QUEDÓ HECHO GIRONES Y CACHITOS DE MÍ TROCEADOS POR EL SUELO, he tenido que recoger esos cachitos y recomponerlos como un Puzzle, soldando cada pieza y volviendo a ser yo un día tras otro.

Creo que, medianamente, lo he conseguido. Aún queda labor por hacer. Parte de esa labor tiene que ver con haber retomado los estudios que en su día dejé pendientes porque no estaban en los planes del otro, porque para ese otro mis planes no tenían (ahora me doy cuenta) ninguna importancia.

Una vez una amiga, psicóloga, me dijo:

- Tienes que ser fuerte. Porque habrá momentos muy duros, momentos de soledad y vacío. Tengo miedo de cómo vas a gestionar tú ese vacío. Porque en esa situación puedes correr el riesgo de involucrarte en otra relación sentimental nociva para ti y, siendo fatídico, otra vez destructora. Has de ser muy selectiva con los hombres.


En ese momento pensé: ¿Qué vacío? No hay vacío,... Si logro zafarme de este yugo no tiene por qué haber vacío alguno.

Hoy, a las once de la noche de un 3 de febrero de 2011, me encuentro en ese vacío: La soledad. Estoy con mi hijo, QUIEN MÁS ME IMPORTA EN LA VIDA.Obvio, como a toda Madre y a todo Padre que se precie de tener el nombre de Padre. Pero la Anayra adulta tiene en su corazón un pequeño agujero negro por el que se le escapan todos los sueños que en su día tuvo de encontrar a esa persona con la que todos soñamos, esa persona que es compañero de vida en lo malo y en lo bueno.

Hombres hay, claro que sí. Pero drásticamente es una verdad irrefutable que siendo madre soltera las posibilidades de encontrar una pareja con capacidad de compromiso y corresponsabilidad, son prácticamente nulas. Tal vez una entre un millón.

No quiero gestionar este vacío abriendo las puertas de mi corazón herido al hombre erróneo. Pero tampoco quiero sentir que me va a pasar lo mismo otra vez. No tiene por qué...

Ser selectiva no es una arrogancia, es una obligación.

¿Cómo una persona puede gestionar el vacío de estar sola? Aprendiendo a amar la soledad, aprendiendo a escuchar en el silencio sepulcral de la noche la oportunidad de centrarme en lo que debí centrarme en su día cuando mi objetivo académico era realizable. Aprendiendo a comprender que Dios me manda estos momentos de soledad y silencio para indagar en mi interior y encontrar todo lo que perdí en su día. Ya saben que escribo por terapia, yo misma me he prescrito esta receta: Escribir es mi sanación. Ahora comienza mi tiempo nocturno de estudio. En mi cabeza tengo esos nítidos objetivos marcados con fechas y horas de examen ya fijadas para este mes. En mi corazón: todos mis sueños, mi FELICIDAD ABSOLUTA DE MATERNIDAD ABNEGADA.

Si bien en mis planes de primera juventud yo me veía felizmente casada con varios hijos y un esposo con quien estaría unida para el resto de mis días. La vida me colocó en otro sendero, donde jamás pensé estar, ni siquiera por un momento. Pero las cosas suceden por algo. Dios, lo sé, nos quiere fuertes y valientes mientras estamos en la vida terrenal. Llorar es de humanos y si llegaran esas lágrimas profundas de llanto hondo, debería normalizar más esa situación porque es humano que sienta miedo, es humano que sienta incertidumbre, es humano que haga de este llanto mi fuerza para levantarme y seguir luchando.


Doy Gracias a Dios por permitirme vivir un día más, para permitirme un día más luchar por mi hijo y trabajar por un porvenir sin incertidumbres para él. Por permitirme compartir mis pensamientos.

Sólo entiendo la vida desde la libertad y la sinceridad.

(Gracias por quedarte con un cachito de mí)