sábado, 16 de noviembre de 2013

DOBLE DISCURSO Y VERDADES AMARGAS




El doble discurso, es una técnica psicológica empleada por muchas personas que, inmersas en su tiranía, hacen una cosa y dicen otra. Cuando alguien les pilla, lo niegan todo. El objetivo es siempre obtener información (hoy en día quien tiene información tiene poder) para luego tergiversarla.

La mayoría son "correveydiles" manipuladores que se ganan tu confianza, cariño y aprecio para luego utilizarlo en tu contra.

A mis treinta y tantos estoy sintiendo lo que debió sentir el joven poeta hondureño Ramón Ortega cuando escribió este poema de VERDADES AMARGAS que aquí transcribo por ser fiel reflejo de lo que siento ahora mismo:


VERDADES AMARGAS

Yo no quiero ver lo que he mirado

a través del cristal de la experiencia.

El mundo es un mercado, donde campan

honores, voluntades y conciencia.

¿Amigos…? Es mentira, ¡No hay amigos!

¡La amistad verdadera es ilusión!

Ella cambia y ella desaparece

con los giros que da la situación.

Amigos complacientes sólo tienen

los que disfrutan de ventura y calma,

pero aquellos que abate el infortunio

sólo tienen tristezas en el alma.

Si estamos bien, nos tratan con amor,

nos buscan, nos invitan, nos adulan,

más si acaso caemos,- francamente-,

sólo por cumplimiento nos saludan…

El que nada atesora, nada vale…,

y en toda reunión pasa por necio,

y por más nobles que sus hechos sean,

lo que alcanza es la burla y el desprecio.

En este laberinto de la vida,,

donde tanto domina la maldad,

todo tiene su precio estipulado,

amor, el parentesco y la amistad;

lo que brilla no más, tiene lugar

aunque brille por oro, lo que es cobre,

lo que no perdonamos en la vida

es el atroz delito de ser pobre.

Nada en el mundo es perfecto, puro y sano,

todo se halla con lo puro entremezclado;

el mismo corazón, con ser tan noble,

¡cuántas veces se encuentra enmascarado!

Existe la virtud, ¡yo no lo niego!

pero siempre en conjunto, defectuoso,

hay rasgos de virtud en el malvado,

y hay rasgos de maldad en el virtuoso;

la estupidez, el vicio y hasta el crimen

podrán tener su puesto señalado;

las manchas del defecto no se ven

si las cubre un diamante bien cortado…

¡Y a nadie habrá de herir lo que aquí digo,

porque ceñido a la verdad estoy!;

me dieron a libar hiel y veneno,

veneno y hiel en recompensa doy,

y si apelo a las palabras toscas

de estas líneas, tan duras y sin nombres,

doblando mis rodillas en el polvo,

¡Pido perdón a Dios, y no a los hombres!




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