Una joven marroquí que emigró a París y empezó a trabajar, con éxito, como diseñadora de moda. No obstante, por problemas burocráticos (dejó vencer su residencia), se ve inmersa en una orden de expulsión y se ve obligada a volver a su pueblo natal, en Marruecos. Ella se las ingenia para volver a salir de él y volver a triunfar en su trabajo en París. No obstante, se reencuentra con sus raíces, se enamora de un apuesto joven marroquí y se reconcilia con su familia en el proceso de encontrar de nuevo su identidad.
Al final gana la interculturalidad y la conciliación entre dos culturas tan diferentes, la francesa y la marroquí. Porque, desde el amor y la tolerancia, todo es posible.
La actriz protagonista es, al parecer, la directora de la película. No es marroquí sino tunecina y, según cuentan en las revistas de cinéfilos en internet, esta película está basada en su verdadera historia.
Conozco los deseos de salir del pueblo natal, de abrirse a vivir y trabajar en una gran ciudad. Y conozco también las conclusiones a las que llegamos muchas veces los seres humanos: que como en casa no se está en ningún sitio y que, siempre, nuestra tierra natal será el lugar donde tengamos nuestras raíces.
En la película al final la actriz, la joven Maya, vivirá a caballo entre París y Marruecos durante toda su vida y se casa (o al menos se deja ver) con el apuesto joven marroquí.
La película no tiene desperdicio. Hay escenas muy hilarantes, como cuando ella llega a Marruecos tras décadas fuera de él y coge un taxi. De verdad, tienen que verla.
Esta historia de emancipación de una mujer africana de su raíz es la misma de muchísimas jóvenes. En Tenerife tengo muchos ejemplos de amigas marroquíes que viven en Tenerife como auténticas europeas, emancipadas del patriarcado de los hombres de su familia marroquí. Aquí no llevan velo, trabajan, ganan su estipendio para autoabastacerse y ser autosuficientes, son independientes y,..., ¡¡LIBRES!! Mujeres libres. Obviamente, las que conozco tampoco quieren volver a Marruecos. Aunque siempre hablan con amor de su país natal y siempre que van de vacaciones viven allí como una marroquí más, se ponen velo y respestan las costumbres. Pese a que cuando llegan a Europa, si hay que ir a una terraza un sábado por la noche a tomarse unos mojitos con las compañeras de trabajo, ¡se va!
En la película también se ve la pésima relación paterno-filial entre la joven Maya, libre, independiente, de mente abierta y europeizada. Con su padre de mentalidad arcaica, machista, más bien misógeno y tan dictador. Desde el corazón se entienden, pues se ve que se quieren como padre e hija e hija y padre, pero están mentalmente a años luz el uno del otro. Aunque en la película se deje caer una leve reconciliación entre padre e hija. Pero en el fondo el padre es consciente de que su hija y él mental y culturalmente no tienen nada que ver el uno con el otro, son como el agua y el aceite. Ella, para ser ella y seguir siendo ella, tiene que vivir lejos de su padre.
Les dejo aquí un link sobre la banda sonora de esta fantástica película
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