* Nunca digas lo que planeas hacer, si no no te saldrán los planes. Tú piensa en silencio en ellos y...¡hazlos!
El primer refrán lo escuché ayer, sábado 21 de noviembre, lo mencionó Pablo Pujol en el divertido programa TU CARA ME SUENA. Según contó, era un consejo que le daba su abuelo cuando lo veía muy inquieto por hacer algo. Jamás lo había escuchado antes y, la verdad, ¡es muy acertado! Quiere decir que más vale empezar analizando muy bien las cosas, sopesando con tranquilidad, actuando razonadamente y no por impulso como se suele hacer en la juventud. Y así, empiezas con la sensatez de un anciano y acabas con la lujuria y pasión de un joven celebrando su éxito.
El segundo refrán lo decía siempre mi abuelo Armando, Papá Armando como le llamaban todos/as mis primos/as y que para mis hermanos y para mí (ya que yo no aclaraba a decir Papá Armando con 3 años sino Paman -una especie de síntesis-) era (y es pues no hay reunión familiar en la que no le mencionemos y esté presente) PAMAN. Siempre decía que no dijera en alto lo que quería hacer, porque si no la gente que me desea el mal (porque según él había mucha gente disfrazada de cordero siendo lobo) mentalmente pondría energía negativa en que no me salieran esos planes soñados por mí o incluso gente que te quiere y aprecia y se pone nerviosa porque lo consigas, creando una maraña de energías negativas proyectando sobre esos planes y que harían , finalmente, que no se te materializaran.
Últimamente me estoy acordando mucho de mi abuelo Paman. Será porque se aproximan las Navidades y, en el fondo, extraño el ambiente navideño que él creaba a su alrededor en su casa en la finca de La Caldera.
Yo que siempre he sido tan extrovertida, este último refrán me ha costado mucho llevarlo a cabo. Pero es totalmente cierto, tanto como el primero.
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