Un tanto por ciento alto de la
población vive esperando la llegada del viernes, último día de la jornada
laboral para muchas personas. Para otras muchas no lo es pues libran pero en
días rotativos y no siempre en fines de semana e igualmente viven esperando a
que llegue el último día laboral de la semana.
Está claro que yo adoro llegar al
viernes por la tarde por el único hecho de que sé que al día siguiente no
sonará mi despertador (que suena a las seis de la mañana cada día laborable) y
al día siguiente podré dormir a pierna suelta hasta que despierte mi hijo.
También porque en mis días libres puedo tener la oportunidad de romper con las
rutinas que tengo entre semana (¡y para mi mente hiperactiva es muy importante
salirme de la rutina diaria!).
Pero esperar a que llegue un día
o un tiempo con tanta ansia supone restarle entusiasmo al momento en que
realmente estás viviendo. Si amas tu trabajo, te apasiona lo que haces
diariamente, disfrutas con lo que realizas jornada tras jornada, si te
encuentras anímicamente bien y en paz contigo mismo, si al despertar cada día
lo haces con ilusión y una sonrisa ante el día que comienza (yo suelo hacerlo
con una oración de gracias a Dios –antes de meterme en la rutina diaria- por
permitirme vivir un día más), si te sientes bien en el lugar en el que resides
y con la gente que te rodea: será fácil para ti vivir en la magia del momento
sin esperar a que pase algo mejor que lo que está aconteciendo. Pues el
presente se llama así por ser eso, ¡¡un regalo!!
Vivo tan al día, que incluso me
molesta cuando me hablan de cosas que hacer a dos semanas vista. No me gusta
anticiparme tanto en el tiempo pues normalmente pasan eventualidades que hacen
que los planes cambien. Planifico mi jornada del día siguiente y algunas cosas
importantes del trabajo incluso puedo pensarlas a un mes vista, pero está claro
que no somos dueños del futuro por lo que no podemos anticipar ciertos
escenarios. La mayoría del tiempo tenemos que improvisar y es en estos momentos
donde realmente demostraremos la calidad que tenemos en todos los aspectos,
siendo creativos y dando todo de nosotros/as mismos/as al cien por cien. A
través de la proactividad, la resiliencia
y la empatía. Pero, sobre todo y ante todo, siendo consciente de la
magia del momento y de que es en este momento donde debemos verter toda la
pasión que habita en nuestro ser, corazón y mente en lo que estemos haciendo.
El mejor momento es ahora. No
vivas esperando que mañana estarás mejor que hoy, que dentro de unos años
tendrás más dinero o podrás hacer esto o lo otro. No sabes cómo será el futuro,
no sabes si quiera si llegarás o no a él. ¿Sabemos acaso el tiempo de vida del
que disponemos en la Tierra ?
Por ello, ¡¡vive cada día como si fuera el último y cada despertar como si
fuera el primero, cuando abriste los ojos al nacer y estabas tan lleno de vida
y fuerza por vivir, explorar el mundo y descubrir qué había en él!!
Ama y quiere sin límites,
empezando por ti mismo/a.
Tan real como la vida misma,yo opino que la vida es una y hay que vivirla dia a dia!!y sobretodo valorar todo lo que tenemos ,
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