miércoles, 24 de abril de 2019

Escritura automática


Muchas veces me he dejado llevar por el placer de la escritura sin ser consciente de que lo que desarrollaba era ya una técnica enseñada en muchas escuelas literarias.

Mi escritura es automática: me coloco ante el ordenador, en un lugar que no me distraiga (preferiblemente en mi escritorio o en la cocina-¡no sé por qué siempre me ha gustado escribir y estudiar en la cocina!-) frente a la página en blanco y doy rienda suelta a mi imaginación llenando el continente del contenido de mi hiperactiva creatividad. Previamente he hecho, sí es verdad, una escaleta con un principio de orden cronológico de cómo quiero que sucedan las cosas, más que nada para controlar los  tiempos. Pero si bien he usado la técnica del copo de nieve en alguna novela, no suelo usar esta técnica pues considero que va en contra de mi tipo de escritura improvisada y espontánea. Pues la escaleta que he realizado, normalmente, se queda en la mitad de lo que va a acontecer realmente en la novela ya que a medida que voy escribiendo me voy dejando llevar por los acontecimientos que me dicta el trance en el que me sumerge mi imaginación desbordante. Y me concentro tanto que se podría derribar el edificio en el que estoy metida que yo seguiría escribiendo con los cascotes del edificio cayéndome encima. No sé si es un trastorno mental esta capacidad de concentración cuando me sumerjo en mi trance de escritura, pero es exactamente lo que me sucede. No hay nada ni nadie que pueda sacarme de ese estado. Bueno, miento, sólo mi hijo. Pues, curiosamente, le escucho hasta darse la vuelta en la cama de su dormitorio mientras duerme de noche. Mi instinto de maternidad es la única conexión que tengo con el mundo real y lo único que puede despertarme de esa concentración y trance en el que me sumerjo al escribir.

La técnica de la escritura automática fue desarrollada por el escritor y poeta francés André Breton y también por los surrealistas, en la primera mitad del siglo XX, considerando que de esa forma el yo del escritor se manifiesta libre de cualquier represión, dejando crecer el poder creador de la persona  fuera de cualquier influjo castrante.

Imagino que es lo que le sucede a un pintor cuando se sumerge en el trance de su creación artística. Tanto como a un poeta o músico compositor.
 
 

Si acudimos a la Wikipedia, podemos leer la siguiente biografía de André Breton:

<<De origen modesto, comenzó a estudiar medicina desoyendo las presiones familiares (sus padres querían que fuera ingeniero). Movilizado en Nantes, durante la Primera Guerra Mundial, en 1916, conoció a Jacques Vaché, que ejerció sobre él una gran influencia, a pesar de haber escrito únicamente cartas de guerra. Entra en contacto con el mundo del arte, primero a través de Paul Valéry y después del grupo dadaísta en 1916.

Durante la guerra trabajó en hospitales psiquiátricos, donde estudió las obras de Sigmund Freud y sus experimentos con la escritura automática (escritura libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas o morales), lo que influyó en su formulación de la teoría surrealista. Se convirtió en pionero de los movimientos antirracionalistas conocidos como dadaísmo y surrealismo. En 1920 publicó su primera obra Los campos magnéticos, en colaboración con Philippe Soupault, en la que exploraba las posibilidades de la escritura automática. Al año siguiente rompió con Tristan Tzara, el fundador del dadaísmo.

Fundó con Louis Aragon y Philippe Soupault la revista Littérature. En 1924 escribió el Manifiesto del surrealismo y a su alrededor se formó un grupo compuesto por Philippe Soupault, Louis Aragon, Paul Éluard, René Crevel, Michel Leiris, Robert Desnos, Benjamin Péret, deseosos de llegar al «Cambiar la vida» de Rimbaud y «Transformar el mundo» de Marx. «El surrealismo se basa en la creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociación desdeñadas hasta la aparición del mismo y en el libre ejercicio del pensamiento. Tiende a destruir definitivamente todos los restantes mecanismos psíquicos y a sustituirlos en la resolución de los principales problemas de la vida». En este manifiesto además se asientan las bases del automatismo psíquico como medio de expresión artística que surge sin la intervención del intelecto.

Muy pronto el movimiento se acerca a la política y en 1927 Aragon, Éluard y Breton se afilian al Partido Comunista. En 1928 publica en París Le surréalisme et la peinture. Con la publicación del Segundo manifiesto surrealista (1929) llegó la polémica: Breton, líder del movimiento surrealista, concretaba la noción de surrealismo y afirmaba que debía caminar junto a la revolución marxista. Sin embargo en 1935 abandona el partido al confirmar la imposibilidad de conciliar la búsqueda de la libertad absoluta de los surrealistas con el realismo socialista que veía al arte como instrumento de propaganda de sus postulados.

Octavio Paz, que conoció a Breton cuando llegó a París en 1946, cuenta que el fundador del surrealismo tenía dos caras. Por un lado era una persona tremendamente vitalista, honesta y de gran simpatía personal, por el otro muy intransigente; no en vano se ganó el apodo de "papa del surrealismo" por la obcecación con la que defendía los principios del movimiento y castigaba con la expulsión a aquellos que se desviaban de su principios morales o artísticos. Entre los expulsados se encuentran Roger Vitrac, Philippe Soupault, Antonin Artaud, Robert Desnos y Salvador Dalí, al que llama "Ávida Dollars" (anagrama de su nombre). Marcel Duchamp le dedica estas palabras No he conocido a ningún hombre que tuviera mayor capacidad de amor, mayor poder de amar la grandeza de la vida, y no se entenderían sus odios si no fuera porque con ellos protegía la cualidad misma de su amor por la vida, por lo maravilloso de la vida. Breton amaba igual que late un corazón. Era el amante del amor en un mundo que cree en la prostitución. Ese es su signo.

La vanguardia española le citó en revistas como Alfar, Grecia, Hélix, Terramar o Art, y en 1922, con motivo de la exposición de Francis Picabia en las Galerías Dalmau, estuvo en España. En 1932 escribe Los vasos comunicantes y el libro de poesías La Inmaculada Concepción junto a Paul Éluard. En 1935 visitó Tenerife para asistir a la Exposición Surrealista organizada por la revista Gaceta de Arte, dirigida por Eduardo Westerdahl, lo que supuso un hito en la historia de la creación cultural en Canarias. Sobre esta experiencia escribió el relato Le château étoilé (1935).

En 1934 contrajo matrimonio con Jacqueline Lamba, inspiradora de El amor loco. Dos años después nace su hija Aube. Su obra más creativa es Nadja, en parte autobiográfica. En 1937 inaugura la galería "Gradiva" en la calle de Seine, viaja a México donde conoce a su admirado Trotski y redacta el Manifiesto por un arte revolucionario independiente.

 

En 1941 se embarca en el Capitaine-Paul-Lemerle hacia Martinica, donde es internado en un campo. Estuvo en una galera repleta de hombres, mujeres y niños, además iba en un lugar más cómodo del barco Claude Lévi-Strauss, con quien mantuvo una durable amistad por correspondencia en la que discutían sobre estética y originalidad absoluta. Durante la década viajó a Santo Domingo, donde ejerció fuerte influencia en los escritores jóvenes y donde participaba en tertulias de intelectuales en la casa de la pareja de inmigrantes alemanes Erwin Walter Palm e Hilde Domin. Liberado bajo fianza llega a Nueva York para un exilio que durará cinco años y publica los Prolegómenos a un tercer manifiesto o no, conocido también como Tercer manifiesto surrealista.

Un año después funda en la ciudad estadounidense de Nueva York la revista VVV. Es en esa ciudad donde conocerá en 1943 a su nueva esposa, la chilena Elisa Bindhoff Enet. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, vigilado por el gobierno de Vichy, se refugió en América; volvió a París en 1946. En 1956 funda una nueva publicación, Le Surrealisme Même, siguiendo hasta su muerte en 1966 animando al grupo surrealista. Poco antes de morir, decía a Luis Buñuel, hoy nadie se escandaliza, la sociedad ha encontrado maneras de anular el potencial provocador de una obra de arte, adoptando ante ella una actitud de placer consumista. Murió en la mañana del 28 de septiembre de 1966, en el hospital Lariboisière (París). Fue enterrado en el cementerio de Batignolles, a pocos metros de la tumba de su amigo Benjamin Péret. Su poesía, recopilada en Poemas (1948), revela la influencia de los poetas Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Paul Valéry, Guillaume Apollinaire, entre otros>>.
 
Ana Nayra Gorrín Navarro.

lunes, 22 de abril de 2019

La cajita de olores y sabores de nuestra infancia


Cuando éramos niños/as desarrollamos un elenco de aromas y sabores de la infancia que atrapamos perpetuamente en la memoria sensorial y a los que siempre podemos retornar para rememorar sentirnos bien: Ese suavizante de cabello o champú que compraba tu madre (lo siento, en la infancia de los de mi generación la mayoría de padres no es que participaran mucho en las labores domésticas –hacer la compra, bañar a los niños/as,…-), esas galletitas rosadas de nombre cubano que te ponían en la mochila del colegio junto a un jugo o batido de minibrik con cañita para el recreo y que tan sabrosas eran, esas natillas que tan intensamente sabían a Tamatina (las de hoy no saben igual) con una galleta María de verdad incrustada y un largo etcétera de olores y sabores. Pero, sin duda alguna, los que de verdad no olvidamos nunca son los que nos acuñaron nuestros abuelos/as en nuestra más tierna infancia.

En mi caso, mi abuela Catalina siempre tenía en una gaveta de su cocina bolsas de caramelos de toffee (mal llamados de nata) con un dibujo de una vaca en el envoltorio. Eran de la marca Tirma, canaria, y sabían a toffee. Algunos eran blanditos y otros eran duros como piedras, ¡pero qué gusto daba morderlos y saborearlos, con ese olorcito a toffee tan rico! Ella compraba muchas bolsas y las abría, dejando los caramelos sueltos en la gaveta. Recuerdo llegar a su casa, acudir presta a abrir el cajón y ver kilos y kilos de esos caramelos. Ella fue quien me hizo descubrir el dulce y meloso sabor del toffee con esos caramelos y ese sabor y aroma se me quedó grabado a fuego en la memoria sensorial. Tanto que si cierro los ojos, puedo sentirlos nítidamente. Al igual que el delicioso sabor de las galletas belgas, las que venían en lata y que ahora sólo se compran por Navidades y se regalan en las cestas de empresa. ¡Mi abuela siempre tenía en casa estas galletas y me encantaban!



También tengo grabada esta escena; yo tendría en torno a los 6 años, mi hermano Omar era recién nacido y mi madre le daba el pecho en uno de los sillones del salón mientras mis tías María Edita y Mónica y mis primas Lala y Toña hablaban con mi abuela Tana (Catalina, pero yo y mis hermanos la llamábamos Tana). Mi abuela se levantó para hacer café. Todas estábamos sentadas en torno a la mesa de la cocina y mis hermanos y primos jugaban entre el aljibe y el patio, por el que podías asomarte desde la ventana de la cocina (y por donde nos vigilaba siempre mi abuela cuando jugábamos). Yo siempre prefería estar entre los adultos e inmiscuirme entre sus conversaciones. Entonces, en medio de la conversación, mi abuela se detuvo para preguntarme si quería un Cola Cao. Yo adoraba el aroma del café, pero obviamente a esa edad tenía prohibido tomarlo. Entonces, le pregunté inquisitiva a mi abuela: -¿Y por qué yo no puedo tomar café como ustedes?
Una carcajada sonora y unísona sonó por toda la estancia.
-          Porque a tu edad no puedes tomar café, Anayra.- Mi tía Mónica.
-          ¿Cómo que no? Espera, que te lo preparo ahora mismo. – Mi abuela Tana.
-          ¿Qué dices Madre? ¿Cómo le va a dar café a la niña?- Mi tía María Edita.
Mi abuela, picándoles uno de sus hermosos ojazos azules, dijo muy resuelta ella:
-          Le prepararé un café blanco, sin café.
-          ¿Cómo?-mis tías.
Tana dejó escapar esa carcajada suya estrepitosa, contagiosa y tan característica mientras echaba la cabeza hacia detrás y se desternillaba de risa ante las caras de estupefacción de todas.
-          Un café sin café, sólo con leche condensada. Mira,…, ya verás Anayra, ¡te va a encantar! – Y cogió una tacita de café, un platito, una cucharilla y me llenó la taza de leche condensada.
En ese momento apareció mi prima Cahora tocando el timbre. En la puerta de la casa de mi abuela había una mirilla árabe para ver quién era. Yo fui corriendo a ver por la mirilla, ¡me encantaba abrir esa minipuerta que a su vez tenía la puerta para cotillear quién era y decidir si se le abría o no y se le permitía entrar en casa! Una costumbre muy de los árabes, por cierto. Ahora bien, si te dejaban pasar, podías hasta dormirte en sus camas y comer en su cocina porque eras como de la familia (como los árabes también).
Pues mi prima al ver “el café blanco” quiso probarlo. Y desde esa tarde quedaron oficialmente inauguradas las tardes de café y charla en la cocina de mi abuela Catalina. ¡Cómo nos gustaban a Cahora y a mí  esos cafecitos blancos de Tana! Fue en ese tiempo cuando me aficioné al sabor de la leche condensada LA LECHERA (porque, como decía mi abuela Tana, “no podía ser cualquier marca, tenía que ser la de LA LECHERA o la tirolesa” como le decía ella).



A mí me encantaba estar con mis primas Cahora y Yurena (la de Olimpia). ¡Nos pasábamos las tardes enteras jugando en el patio las tres! Era muy chistoso darle “chocolate con churros” imaginarios al perro de mi abuelo Pepe, Jackie, el pobre comía tierra revuelta en agua mezclado con trozos de paz duro a la vez que le decíamos que era chocolate con leche y churros (en nuestra imaginación lo era pero la realidad es que el perro comía pan duro mezclado con tierra y agua). ¡Pobrecitos sus riñones! (ahora que lo pienso). Pero ese perro nos adoraba tanto que por complacernos hacía lo que fuera. ¡Ay, cuánto lloró el pobre cuando murió mi abuelo Pepe! Se enfermó de tristeza hasta que murió.
También recuerdo el tacto de unas figuras de muñecas rusas que tenía mi abuela, regalo de una amiga venezolana de ella que había ido de viaje a Rusia y se las había traído. ¡Me encantaba jugar con ellas! Una se metía dentro de la otra y no sé ni cuántas habían, pero a mí me parecían un montón. Jugaba a que la mayor era la tatarabuela de todas ellas y se las llevaba de paseo metidas dentro (como una especie de canguro), luego las sacaba y comenzaba una auténtica novela de mujeres de muchas generaciones contándose anécdotas (inventadas por mí, claro). ¡Sí ya, yo y mi hiperactiva imaginación!
Recuerdo que mi abuela me miraba con expresión un tanto superferolítica y de reojo mientras estaba metida en mis juegos con las muñecas y sonriendo pedía a todos que no me molestaran ni interrumpieran cuando estuviera metida en mis juegos, “porque eso era malo,” (decía ella), “es como despertar a un niño/a que está hablando en sueños” (insistía).

En casa de mis abuelos Jacinta (MamiChinti) y Armando (Paman o PapáArmando) también tengo un abanico grande de aromas y sabores. Como el del chocolate La Candelaria que tenía siempre mi abuela en la alacena, el perfume que usaba mi abuela de Gloria Vanderbilt y que siempre tenía en su vestidor, el del cisne y que aún hoy en día tanto me recuerda a ella cuando lo huelo, el aroma del tabaco en pipa de mi abuelo Paman mientras fumaba en su cachimba, sentado en su sillón frente al televisor y con Yuky su Collie blanco y negro echado a sus pies (mi abuelo siempre en pantuflas marrones cuando ya estaba en casa viendo la tele y en modo relax). Además, el sabor y olor del delete cuando las cabras parían (¡Dios, qué manjar de dioses era el delete!) y que es la primera leche que da la cabra al parir, es como una mousse de leche o cuajada y sabe riquísimo mezclado con azúcar. El sabor único, irrepetible y épico de la tortilla española de mi abuela Chinti (¡nunca he vuelto a comer una tortilla como las de ella!) y el sabor de las almendras recién cogidas y cuyas cáscaras partíamos con piedras en la entrada de la casa de mi abuela, en los escaloncitos de la entrada que eran de piedra maciza. Tengo el recuerdo del sabor silvestre de esas almendras mientras nos reíamos con los niños/as que vivían al lado de la casa de mi abuela y que eran nuestros amigos de infancia (Mary, la del supermercado Los Gigantes, Montse, Chichi, Marta,…). ¡Qué tiempos aquellos tan bonitos!


Mi hijo también tiene su elenco de sabores y aromas  de la infancia. En ellos mis padres se han encargado de acuñarle también el sabor y aroma de los mismos caramelos de Tirma, los de la vaca, porque cuando Nayar era pequeño aún se conseguían en todos los supermercados (ahora mismo no es tan fácil conseguirlos) y también siempre tenían en la cocina. Al igual que los huevos Kinder o las chocolatinas Kinder Bueno, ¡cuánto los adoraba y sigue adorando! Y seguramente un sinfín de recuerdos sensoriales que yo no puedo enumerar pero espero que mi hijo sí cuando sea adulto.

Mis sobrinas, ¡estoy segura! También recordarán los bombones Kinder Shoko-bons que mi madre siempre les tiene guardados para ellas y que tanto adoran.



Deberíamos fabricarnos todos una cajita de momentos felices de nuestra infancia que poder recuperar cuando tengamos un mal día o momento. Yo metería en ella: caramelos de nata, los de la vaca (así los llamábamos, jeje), una etiqueta de leche condensada La Lechera (por cierto, años después fue mi tía María Edita quien me descubrió otro manjar al enseñarme a hacer dulce de leche poniendo una lata de esta leche condensada al baño maría durante dos horas y media para luego dejarlo enfriar en la nevera y degustarlo al día siguiente), un envoltorio blanco de los que vienen en las galletas belgas (con su aroma a mantequilla y todo), una pipa que preservara el aroma a tabaco de pipa, una muestra de regalo del perfume de Gloria Vanderbilt, un envoltorio de Chocolate La Candelaria, tal vez con un trocito dentro para que preserve su olor y, por supuesto, un botito pequeño de crema NIVEA, ¡la que usaba mi abuela para la cara cada noche antes de dormir!




Ana Nayra Gorrín Navarro. 

Reseña de LO DEJO CUANDO QUIERA, película


Dirección: Carlos Therón
Reparto: David Verdaguer, Ernesto Sevilla, Carlos Santos, Ernesto Alterio, Cristina Castaño, Miren Ibarguren, Amaia Salamanca
Título en V.O: Lo dejo cuando quiera
País: España Año: 2019 Fecha de estreno: 12-04-2019 Género: Comedia Color o en B/N: Color Guión: Cristóbal Garrido, Adolfo Valor Fotografía: Ángel Iguacel Música: Claudia Montero

 
 

La sinopsis oficial de la película reza así: <<Amigos desde la facultad y sobradamente preparados, Pedro, Arturo y Eligio son tres profesores universitarios a los que la crisis ha dejado sin trabajo. Cansados y sin blanca, encuentran accidentalmente la solución a sus problemas en el proyecto de investigación en el que Pedro lleva años trabajando: un complejo vitamínico que ofrece, para su sorpresa, desfase a tope sin efectos secundarios. Los tres profesores, con el apoyo de Anabel, una abogada reconvertida en empleada de gasolinera, y de Jota, una alumna más interesada en la juerga que en los estudios, se lanzarán al mundo de la noche y de los negocios turbios para comercializar la mercancía. Algo para lo que no parecen estar aún tan sobradamente preparados>>.

Y, ¡lo siento! pero tengo que ser sincera: pese a que fue una de las películas que recomendé en mi sección de estrenos a la vista en la revista LA ABEJA NEWS la vi ayer y NO ME GUSTÓ. No es para nada lo que esperaba.

Deslavazadas escenas (como la escena con lo que le acontece al rector de la Universidad) y, desde mi modesto punto de vista, pésimas interpretaciones de Ernesto Sevilla y Amaia Salamanca. Los dos están sobreactuados, facialmente histriónicos en algunas escenas donde no deben estarlo y grotescamente lineales y simples en otras.

El mensaje principal de la película es que España es un país de pandereta, lleno de crápulas, gente díscola, paraíso de las mafias, de narcotraficantes, en donde no importa cuánto te esfuerces y sacrifiques por estudiar y ser mejor profesional pues al final el mal siempre gana. Derivado del sistema penal tan benevolente y del poco control policial, en todos los niveles, nos quieren dar a entender con la película que vale más ser narcotraficante (total, si te pillan a lo sumo te cae “un suspiro” de condena penal de 5 años que se te rebajará por buen comportamiento). Y que no se premia ni fomenta nunca la cultura del esfuerzo. ¡Nefasto mensaje para una obra de arte!

Para colmo, siendo del género comedia, golpes de humor no tiene sino dos o tres (y se ven en el tráiler). De resto, es totalmente previsible, opaca y nimia. De verdad, no la vayan a ver, esperen a que la pasen por la televisión pública. ¡Chasco total el que me he llevado!
 

 
Ana Nayra Gorrín Navarro.

Reseñas literarias del mes de las letras


Las lecturas que les traigo a colación en este post son muy distintas entre sí. La primera, lectura del bimestre en El Club de Lectores de Santiago del Teide, es el libro que le dio fama al neurólogo y escritor de casos clínicos Oliver Sacks titulado EL HOMBRE QUE CONFUNDIÓ A SU MUJER CON UN SOMBRERO. Tengo que ser sincera, no es que disfrutara mucho leyéndolo. Entiendo que a la gente apasionada de la psicología, psiquiatría y neurología les pueda parecer una reliquia. No obstante, para mí fue una lectura farragosa. Llena de información y vocabulario nuevo para mí pero muy técnico.

En este libro, Oliver Sacks narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo extraño y aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata de casos de individuos, aquejados por inauditas aberraciones de la percepción que han perdido la memoria, y con ella, la mayor parte de su pasado; que son incapaces de reconocer a sus familiares o los objetos cotidianos; que han sido descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones artísticos o científicos. Por extraños que parezcan estos casos, el doctor Sacks los relata con pasión humana y gran talento literario. Son estudios que nos permiten acceder al universo de los enfermos nerviosos y comprender su situación frente a las adversidades. Como gran médico, Oliver Sacks nunca pierde de vista el cometido final de la medicina: «el sujeto humano que sufre y lucha».
 
 

El segundo, titulado ATARDECER EN CENTRAL PARK,  lo tengo en formato digital y es el primero de esta autora inglesa que me leo. Su nombre es Sarah Morgan y es una excelente escritora de novela romántica. De profesión aún no es escritora a tiempo completo, lo hace en sus ratos libres (como yo, jeje), siendo su auténtica profesión la de enfermera. No obstante, ha convertido su pasión por escribir en un hobby remunerado y particularmente adoro su estilo literario.
 
Sarah Morgan.
 

Como me ha pasado en otras ocasiones, este libro llegó a mí por casualidad y empecé a leerlo sin saber que era una trilogía. Pero es de estas trilogías autoconclusivas que puedes leerte uno de sus libros sin necesariamente haberte leído el anterior. El primero es NOCHES DE MANHATTAN, y el último EL ÁTICO DE LA QUINTA AVENIDA. Aunque según mis amigas inglesas hay más, por tanto más que una trilogía es una saga (denominada DESDE MANHATTAN CON AMOR) lo único es que aún no se han traducido al castellano. De momento, en español tenemos estos tres que nombro aquí. Ahora, para quienes quieran y puedan leer en inglés, también de esta saga tenemos: NEW YORK, ACTUALLY (el libro número 4 de esta saga) y HOLIDAY IN THE HAMPTONS (el 5º libro de esta saga).

En Atardecer en Central Park nos situamos en New York, ¡uno de mis escenarios favoritos en el cine y la literatura! Donde su protagonista, Frankie Cole, ha de luchar por un trauma con los hombres que le ha hecho no creer en el amor y elegir su estado civil de soltera como la opción que más feliz la hará. No obstante, siempre hay algún hombre que nos hace cuestionarlo todo. En este caso es su amigo con derechos Matt Walker, que a su vez es hermano de una de sus dos mejores amigas, Paige. Matt es un atractivo, corpulento y alto vecino y “amigo” que le hará cuestionarse muchas ideas que ya daba por zanjadas en su vida.
 
 

Frankie no es, como el 90% de la población neoyorquina, oriunda de “la ciudad que nunca duerme”, es de Puffin Island (en Anglesey, Wales) de donde salió huyendo por traumas del pasado derivados en parte del divorcio de sus padres y también por la mentalidad abrumadoramente cerrada e inquisitiva de sus vecinos y habitantes.
 
 
Imágenes de CENTRAL PARK (las dos de arriba y abajo).
 
Frankie tiene dos mejores amigas, Pagie (hermana de Matt) y Eva, que a su vez son socias suyas en un negocio de organización de eventos y decoración de interiores que formaron hace tiempo (se entiende que en el primer libro). Ella no se habla con su familia (que viven en Wales) desde hace tiempo. Por lo que está absolutamente sola en New York, con la única compañía de Matt, Pagie y Eva, esa familia que a veces escogemos entre extraños y que llamamos amigos/as.




Central Park en otoño.

Para Frankie no hay mayor placer, ¡y no saben cómo me identifico con este personaje! que acurrucarse bajo su manta favorita, en un sábado frío (cuando no tiene que ir a trabajar al día siguiente y por tanto puede desvelarse toda la noche leyendo y el domingo levantarse a la hora que quiera) leyendo un buen libro y aprovisionándose de chocolate, vino tinto y queso.

Sin duda alguna es una lectura que recomiendo, es una lectura fresca de más de 300 páginas pero de lectura muy amena y entretenida. No voy a desvelar su trama ni los giros argumentales que desarrolla pero ya estoy deseando leerme el tercer libro para saber qué pasa con Eva.

Me quedo con esta frase gancho de este segundo libro:

“ Si vives tu vida mirando atrás, nunca verás lo que tienes por delante”

 

Ana Nayra Gorrín Navarro.

miércoles, 17 de abril de 2019

Canaria Arisaema


Aunque parezca una afirmación un tanto deslavazada teniendo en cuenta que soy canaria por IUS SOLIS  (el derecho que te da sentirte de una tierra por haber nacido en ella) y IUS SANGUINIS  (el derecho que tienes a sentirte y ser de una tierra por tener ancestros que son de ella), soy como una extraña planta de Arisaema sacada de su entorno natural, en las praderas del norte de América e incluso de Europa, donde fueron llevadas por los colonos que retornaban a sus países europeos natales. Esta planta se marchita si le llega el sol y busca siempre estar a la sombra.


Desde que pasara el umbral de los 35 años tengo alta intolerancia a los rayos solares, me agobia el calor (me causa migrañas) y no soporto sentir el sol en mi piel (me la abrasa y me la daña atrozmente –quemaduras, acné, piloerección o  piel de gallina, manchas solares, puntos negros y un sinfín de señales de que mi piel pide auxilio y cobijo del sol-). Por tanto, vivir en un destino turístico por excelencia no es sinónimo para mí de amar ir a la playa o a la piscina. Salvo cuando ya el sol se ha ocultado y voy a dar junto a mi Border Collie largas caminatas por la orilla del mar, sintiendo el suave o energético masaje que dan las olas en los pies.

No todo es lo que parece. No porque seas canario/a has de amar la fiesta, el sol y la piscina o la playa más que nada en el mundo. Como siempre yo, rompiendo tópicos. Ya no me gusta quemarme bajo el sol como antaño (¡aquellas tardes enteras tumbada en una toalla o hamaca en la playa o piscina del pueblo quedaron muy lejos!). Así como tampoco cambio una noche de sofá, peli y mantas o lecturas interesantes por otra de alcohol, baile, gente y calle nocturna. Estos ambientes ya no me llaman la atención ni me despiertan inspiración o motivación alguna. No obstante, si es paseando por alguna ciudad, aún en la noche, ya es otra historia. Por ejemplo, ¡adoro pasear por el casco antiguo de La Laguna bien entrada la noche e ir de bares con amigos/as de mi época universitaria sigue siendo un placer! Pero es que este tipo de “marchas nocturnas” distan mucho de las marchas del sur. Para empezar, se sale a las siete y media u ocho de la tardecita, se comienza con tapas y cervezas de ruta por los bares de La Laguna, se continúa por los bares culturales donde se puede disfrutar de autores leyendo fragmentos de sus obras en directo (Café Época, Café Siete,…) y se termina en los bares de la Estudiantina o en mi adorado Búho lagunero, pero sentados y debatiendo (¡ay, esa bella costumbre lagunera de debatir acerca de todo y en ambiente cordial!) , nada de encerrarnos en un local con la música tan alta que no se pueda conversar. A lo sumo a las dos de la madrugada ya cada uno está en su cama (propia o compartida, pero ya “recogidos en casa”). No es igual…

Y así como una Arisaema me escondo del sol y voy de sombra en sombra, siempre bajo el cobijo de un techo. He llegado incluso a pensar en comprarme uno de esos bonitos y coquetos parasoles asiáticos que se usan en Japón y China (donde la piel blanca es un signo de belleza) para cuando tengo que salir a la calle durante el día.
 
 
 
 
 
 
 
 
Ana Nayra Gorrín Navarro.
 

sábado, 13 de abril de 2019

Cuando un hobby se convierte en pasión







Desde siempre me ha gustado la literatura, tanto crearla como consumirla. Por eso también me gusta tanto el cine pues no es más que la literatura llevada a la gran pantalla, como el teatro, sólo que residiendo donde lo hago no he podido saborear este arte, si viviera en un lugar distinto; otro gallo cantaría.
 
Leer y escribir son para mí dos de los mejores placeres de este mundo. Me atrevería a decir, que en la misma medida que el sexo o el buen comer. En esto soy muy hedonista y me entrego a la lujuria de los sentidos por completo, tanto que me olvido del espacio y del tiempo en el que estoy. Por esto mismo, que la página www.escritores.org me incluyera en ella me ha llenado de dicha y regocijo. Ya no sólo por ser considerada una de las escritoras a nivel mundial sino porque me hagan publicidad de mis novelas en su web. Pueden ver el link a mi página en Escritores del Mundo en el siguiente enlace:

https://www.escritores.org/libros/index.php/item/ana-nayra-gorrin-navarro




Saborear un buen café, un buen dulce de chocolate, perderme en la lectura de un buen libro y dar rienda suelta a mi imaginación escribiendo en mi portátil (pues escribo directamente a ordenador) son mi mayor complacencia.


Y es fastuoso poder hacer de tu hobby una pasión que poder compartir con los demás. No hay nada más bello en este mundo que poder llegar al corazón de las personas. Que te lean y les guste tu estilo literario y tu mensaje, ¡es algo que no está pagado en este mundo! Sólo quien escribe y ama escribir sabe de qué hablo. 




En otro orden de asuntos, pero relacionado con mis pasiones: en marzo, el mes en que cumplí 40 años, me hice mis segundo y tercer tatuajes en el cuerpo (en los tobillos) relacionados con mi pasión por la literatura uno (tobillo izquierdo, el del lado del corazón) y con mi amor por la cultura amerindia el otro (tobillo derecho). El primero y más importante de todos ha sido el de mi hijo, el pie en mi antebrazo izquierdo (pegado al corazón) con sus datos de nacimiento (nombre,fecha,hora,lugar,peso,longitud,grupo sanguíneo,...) que me hice un mes antes de cumplir los 40, en febrero. Porque quería perpetuar en mi piel lo más importante para mí. 




Yo soy feliz con lo que soy y lo que tengo. Ni más ni menos. Puedo decir con el corazón en las manos y bien alto que soy la mujer de 40 años que soñaba ser cuando tenía 20: libre, ¡ante todo libre!, feliz, en paz y con una vida serena sin más preocupaciones que las que me da mi hijo adolescente (¡ay, mi hijo, cuántos desasosiegos nos enhebran los hijos en la cabeza y el corazón!).






Mi hijo aún no ha descubierto el placer de los libros (pese a que todos mis libros se los dedico a él). Aunque gracias a Dios, sí el del cine y este arte es el que aún nos hace pasar grandes momentos juntos (pues, sinceramente, a mí no me gusta el fútbol ni los juegos de Playstation que tanto le apasionan a él). 

¡Nuestras tardes de cine! Lo mejor viene cuando después vamos a la dulcería y cafetería italiana a comentar la película saboreando un buen café (refresco en su caso) con nuestros dulces favoritos (¡ay, esos alfajores de dulce de leche y empanadas qué buenos están!). Estos pequeños momentos son los mejores en la vida de una persona. ¡La grandiosidad de lo sencillo!


Desde que en 2016 publicara mi primera novela, ES ZOE. Le han seguido: en abril de 2017 la 2ª edición de ES ZOE (¡sorpresa, récord de ventas de la primera edición y por eso salió una segunda!), luego en 2017 salió BENAZIR y en 2018 MARIAM. Desde 2016 he vivido una etapa de creación literaria muy intensa. Ojalá cada año pudiera publicar una novela. Pero soy consciente de que no me dedico a esto profesionalmente, soy administrativa a jornada completa y también madre soltera (lo cual desmadeja toda mi energía en muchas ocasiones) además de dueña de un energético perro Border Collie que precisa, como mínimo, una hora de caminata diaria (que en el fondo me viene muy bien para mi estado de salud pues si no fuera por él no haría nada de ejercicio físico). Y escribo sólo a ratos, cuando puedo. No obstante, tengo mil y un esbozos de novelas que en un futuro convertiré en escaletas y luego verteré toda mi pasión y ganas en escribirlas pues pienso que son ideas muy buenas y originales. Mi mente es un hervidero continuo de imaginación desbordante. Cuando me ven paseando a mi perro por la calle, con los auriculares puestos (siempre voy escuchando mi música favorita a todo volumen cuando le paseo) y me vean con esa sonrisa de oreja a oreja y mirada soñadora, es porque estoy confabulando mis historias a plasmar en papel algún día. Porque yo soy así, voy pensando las novelas mucho tiempo, me voy llenando cada poro de mi piel de la historia y cuando ya estoy muy llena de ella, entonces sudo la novela y la convierto en tinta impresa. 




Haber salido en la sección de cultura de periódicos, ver tus obras en las librerías, en Amazon y en plataformas de venta por internet... ¡Dios, qué subidón! (¡que diría mi hijo, jaja!)


LES DEJO AQUÍ LINKS A PRENSA:

https://www.laopinion.es/cultura/2017/08/19/escritora-tinerfena-ana-nayra-gorrin/802028.html






https://www.laopinion.es/tenerife/ayuntamiento-santiago-del-teide/2018/04/24/alcalde-presento-tres-obras-literarias/871210.html








Con el músico y artista Juan Santana (del grupo SIN FUNDAMENTO), colaborador de redacción en el periódico EL DIGITAL SUR y quien me hizo la entrevista tras la publicación de la segunda edición de ES ZOE.

https://www.canariasdiario.com/tag/ana-nayra-gorrin-navarro

Mi tercera novela, primera con tintes eróticos, y que fue portada en la web de VIVIENDO ENTRE PÁGINAS, de recomendaciones literarias.