Cansada, de personas farsantes
que están esperando que el prójimo cometa el más mínimo error para tirárseles a
la yugular con el dedo acusador y el alma tóxica por bandera.
Asediada, por las
miradas de mentes cerradas escrutadoras y aniquiladoras del derecho al honor e
intimidad de los/las ciudadanos/as. Que si no ven nada malo se lo inventan, con
el único fin de hacer daño y de arrancarle la buena fama a una persona, como si
le arrancaran la piel a tiras. Que invaden la vida privada de almas de las que
no tienen el más mínimo derecho a juzgar.
Ceñida, a vivir mi vida
obligándome a que este círculo virulento no me afecte, poniéndome en “modo
hippy”, intentando pasar de todo y haciéndome la tonta, que me sale más
rentable.
Ahogada mi alma, hecha
de libertades alumbradas en prisiones (machismo, violencia simbólica por ser
mujer, violencia de género y familiar,…) que pretendían ser perpetuas pero a
las que mi espíritu insubordinado derribó a base de hacer valer mi esencia, ley
en mano y libros por armas.
Condenada a valorar más
mi sola compañía que otras, pues más tranquilidad y búsqueda del conocimiento del
que yo misma me auto-ofrezco en mi apreciada soledad deberás brindarme para yo llegar
a concluir que he de canjear de una vez por todas este estado de calma libertad,
de alegría diaria y de bondad por bandera, a cambio de transitar los senderos
de otro consorcio, como de los que he salido huyendo por no perseguir el mismo
estado de elevación del alma que yo.
Y así, con mis pies hippies acostumbrados a caminar descalzos, hundidos en la arena volcánica de mi tierra canaria, con la vista al horizonte de un cielo con atardeceres rosas, naranjas y fuegos: elevo mi plegaria, lleno mi alma de alegría por estar viva y continúo adelante.
La gente mediocre es así, por ser incapaz si quiera de igualarte en cualquiera de tus facetas, a seguir así y estar feliz, y piensa que no estás sola. El sevillano. Un abrazo.
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