martes, 23 de noviembre de 2021

‘Por si las voces vuelven’ libro de Ángel Martín.


Hace unos días he encargado uno de los libros más vendidos ahora mismo, el del periodista (y ahora también escritor) Ángel Martín titulado ‘Por si las voces vuelven’ y que escribió en un acto de honestidad consigo mismo y con quienes han padecido algún episodio psicótico a lo largo de su vida (les sorprendería el ingente número de ciudadanos/as que en algún momento de su vida los han sufrido). A él le sigo desde que su informativo express matinal de Instagram tenía poquitos seguidores, ¡siempre me ha parecido un genio como comunicador! Además, ¡qué leches!, él me cae genial y me identifico mucho en su modo y manera de ser y de pensar.



Y, aunque no es para nada comparable con lo que le sucedió a Ángel Martín, he querido comprármelo y leerlo por curiosidad pura pues yo tuve un episodio de alucinaciones durante el parto a los que ni los médicos que me llevaron el parto ni después mi médico de cabecera dio jamás importancia alguna. Ahora que lo pienso con perspectiva es para partirse de risa, pero en su momento yo ni siquiera fui consciente de que era una alucinación. El caso es que tuve un parto largo, de los que llaman parto seco pues rompí la bolsa antes de tiempo, la fecha de parto era para el 12 de octubre y el 30 de septiembre por la noche rompí inopinadamente la bolsa y tuvimos que salir corriendo al hospital.  Por fortuna estábamos cerca pues mi madre ese mismo día (cosas de madres) se empeñó en que nos fuéramos ya porque aunque aún quedaba más de una semana para la fecha que me habían dado ella presentía que ya estaba a término y “me veía la barriga muy baja”. Y así fue, ¡tanto que así fue que esa misma noche rompí aguas mientras dormía y me desperté asustadísima y con una cascada emanando de mí a presión! 

El parto fue natural, sin anestesia y muy doloroso y largo pues soy uno de esos casos raros en que la epidural no hace efecto. Pasadas las 18 horas de dolor mi mente decidió irse y creó una realidad paralela que yo solo observaba sin analizar lo más mínimo. Así, de repente en medio de la sala de parto donde me habían pasado pese a no tener los 9 cms mínimos necesarios de dilatación y donde luchaban porque la epidural me hiciera efecto inyectándomela hasta en tres ocasiones (¿tuvo que ver eso con las alucinaciones?), pues de repente en medio de la sala aparecieron Jorge Marrón y Daniel Mollá los colaboradores cachondos del Hormiguero, los dos con bata blanca y hablando entre ellos en términos médicos pero absurdos. Yo les preguntaba si estaba todo bien y ellos me decían que estuviera tranquila, que solo estaban preocupados por el latido de mi corazón, que era demasiado arrítmico y tenían miedo de que me fuera a dar un infarto antes de dar a luz. En ese momento yo me enfadé y pedí que no me asustaran, que ya bastante mal lo estaba pasando y que si pensaban dejarme morir en aquella sala de parto, que por qué no me hacían una cesárea y en ese bla, bla, bla estaba cuando una enfermera se acercó a mí mirándome fijamente las pupilas y diciendo:

  • Está teniendo alucinaciones. ¡Corre, llama al especialista!

Entonces se me hizo un vacío en la mente, no recuerdo nada más que un hueco negro en mi mente. Cuando ¿desperté? estaba teniendo una contracción bestial, me tenían sentada otra vez intentando inyectarme epidural, un enfermero enorme me tenía inmovilizada sujetándome fuerte, pero vino uno de los jefes anestesistas y les dijo que ya no podían inyectarme más dosis, que tenía que parir así, sin anestesia. Pidió mi ficha y acariciándome la espalda me dio dos golpecitos en ella y me dijo: -¡Cariño, tú no digas que eres de raza caucásica cuando te pregunten porque el ligamento amarillo de tu espalda es más persa que Irán! 

  • Yo no rellené nada…

  • Son los datos que figuran en su historial – intervino la misma enfermera de antes. 

Entonces, Marrón y Mollá pasaron por detrás del anestesista jefe y se despidieron de mí. Mollá dijo:

-¡Venga, nos vamos que ahora ya sí vas a poder dar a luz, ya verás! - Riéndose con esa mirada de pillo que me arrancó una sonrisa pese a todo mi dolor y agonía.










Y entonces empecé a dilatar como por arte de magia (habían pasado ya más de veinte horas en labores de parto), eran las diez y cuarto de la noche (lo recuerdo perfectamente porque había un reloj en la pared en frente de mí) y a las once menos diez de la noche ya tenía a mi pequeño conmigo en brazos.

Tardé mucho tiempo en ser consciente de que Marrón y Mollá no estuvieron nunca en aquella sala de parto, mi mente me jugó una mala pasada. Aunque con esa maniobra de distracción creo que logró evadirme tanto como para permitir que al fin mi cuerpo dilatara y pudiera parir a mi hijo. 

En el fondo Marrón y Mollá siempre me han hecho reír a carcajada limpia y en esa época (octubre de 2005) yo los veía cada noche en la tele. 

Esa fue mi única alucinación y mi único baile con el trastorno mental. He leído que es muy frecuente que durante el parto o postparto se tengan alucinaciones y por todos es conocida la depresión postparto.

Ahora cuando me llegue el libro de Ángel podré ver todo desde otra perspectiva y al cabo de un tiempo tras su lectura escribiré un post sobre este libro que tanta curiosidad me despierta.











domingo, 21 de noviembre de 2021

Disfrutona de lo mío

 Hoy es domingo 21 de noviembre. Me he despertado a las ocho en punto. Normalmente me duermo hasta más tarde los fines de semana, sobre todo teniendo en cuenta que anoche no me dormí hasta casi las cuatro de la madrugada pues me puse a ver vídeo clips en Spotify y a cantar las letras (¡qué maravilla la nueva función de Spotify Premium de poder ver las letras de las canciones y en algunos casos los vídeo clips de las mismas!).Primero bailé hasta caer agotada en la cama. Sí, sí, sigo haciendo estas cosas de adolescente, pero es que a mí siempre me ha gustado bailar y a falta de discoteca convierto mi habitación en una, eso sí... ¡con los auriculares puestos no sea que despierte a Nayar en la habitación de al lado! No obstante, hoy me he despertado a las ocho y he preferido no seguir durmiendo pues esto me suele activar la migraña y ya llevo tomando Zomig dos días, el jueves y ayer por la noche a eso de las once pues ya tenía de nuevo el dolor espantoso clavado en el hemisferio izquierdo del cráneo y en el ojo izquierdo. ¡Por cierto! Tengo gafas nuevas, ¡unas para cerca y otras para lejos! Pues me han subido el astigmatismo y la miopía y al club se han unido la presbicia. A esta última la esperaba en torno a los 60, pero ya ha aparecido. 









Me tengo que repetir mentalmente y a diario que estoy viviendo donde vivo por y para Nayar, para que tenga un ambiente familiar y que en el tiempo que yo estoy trabajando y él ya en casa no esté solo. Cuando una madre loba tiene un objetivo le dan igual los obstáculos del camino. Ahora bien, que tengo que trabajar mi psicología diariamente es un hecho y que debo repetirme mi mantra mental todos los días también. El fin de semana que estuve en Madrid me bastó para confirmar lo que siento cada vez que visito una ciudad grande, ¡me encantaría vivir en una gran ciudad! Londres, Madrid, Barcelona, Sevilla, Toulouse, .... ¡Una ciudad grande donde hayan más oportunidades de todo y donde la oferta cultural es tan amplia que jamás tienes un día libre sin plan para enriquecer tu espíritu y nutrir tu mente! Pero estoy en tiempo de crianza aún y lo más importante que hago en esta vida es ser madre así que esto lo disfruto también, siendo consciente que para este objetivo de criar hijos mi pueblo y el entorno familiar es la mejor y más sana alternativa.

Este fin de semana pretendía encerrarme en mi habitación y no salir desde el viernes por la tarde hasta hoy por la noche estudiando para los parciales de francés, pero la profesora ha cambiado las fechas (llevamos dos semanas sin asistir a clase pues está de baja por enfermedad) y por tanto aunque debo estudiar ya no con el stress de tener exámenes en la semana en curso. Que así a lo tonto ya este lunes es 22 de noviembre y la próxima semana ya entramos en diciembre, ¡el mes de las Navidades dulces!

Yo desde mucho antes de ir a Madrid abandoné la dieta, aunque me peso a diario (por fortuna sigo pesando lo mismo, lo cual quiere decir que el régimen era buenísimo pues si al dejarlo no engordas es que era correcto). Me permito mis caprichos de fin de semana (que empiezan el viernes por la tarde), por lo general un barraquito canario con algún dulce. Ayer estrené la nueva cafetería Dona en mi adorado Centro Comercial Gran Sur y lo es no por las tiendas sino por esta cafetería, por el antiguo Hollywood donde compraba mis dulces árabes favoritos y que desgraciadamente no está abierto y no sé si abrirán de nuevo y como no por los cines. ¡No hay nada que me guste más que ir al cine, al teatro o a un buen concierto! Además de coger un buen libro y leer calentita (sobre todo ahora en invierno) al lado de mis perritos. Durante este mes estoy con la lectura del que me traje de Madrid, de Andrés Trapiello titulado como esta magnánima ciudad que me enamoró. 











Ayer sábado además fui al cine a ver una película española que está arrasando en taquilla, 'Way down'. Sí, sí, un título en inglés aunque la película es española pero con un amplio elenco de actores de varias nacionalidades. Como siempre me encantó la interpretación de Luis Tosar, La productora es Mediaset España conjuntamente con Telecinco Cinema y Movistar+. Muy destacado el papel de la producción y la competente puesta en escena aunque el argumento de la trama ya está muy visto con la serie 'La casa de papel'. Yo aunque la crítica la aprueba raspado con un 5/10 le daría un 8/10 pues las interpretaciones de Luis Tosar, Freddie Highmore ('The good doctor'), Astrid Bergès-Frisbey (¡Alaska', 'L'Autre' y 'Rey Arturo: la leyenda de Excalibur') y nuestro José Coronado (Chocolates Valor, ¡jajá! Es una broma..., creo que no hace falta poner sus papeles más destacados. Aunque... 'Vivir sin permiso', 'Gigantes, serie', 'Es por tu bien', 'Tu hijo', 'La veneno', 'Secuestro' y un largo etcétera) me parecen brillantes. Además de los primeros planos que ofrece de Madrid, ambientada en el Mundial de 2010 cuando ganó a Holanda y la Cibeles se convirtió en una fiesta sin parangón, la película te mantiene los 118 minutos que dura con la intriga de saber qué va a pasar y en definitiva la recomiendo pues me gustó mucho. Les juro que aunque no me gusta el fútbol lloré recordando la escena en La Cibeles y recordando que ese día vi ese partido junto a mi hijo (que no tenía sino cuatro añitos y diez meses) y toda la gente de Los Gigantes en el garaje de la casa de mis padres (hay una foto en el garaje de ese día, yo soy la única persona que no tenía una camiseta roja que ponerse y la única con una camiseta verde en la foto). Tengo que decir que la camiseta de mi hijo se la había comprado y regalado su padre, en ese entonces ya estábamos separados desde hacía dos años pero él seguía en la isla y veía a Nayar siempre que quería en casa de mis padres (yo salía de casa para cumplir la orden de alejamiento de él contra mí). 

El plan para hoy domingo es ir a un concierto, mi hijo ya hace planes con sus amigos/as y yo no participo en ellos. He aceptado estar en un segundo plano en su vida, aunque siempre en guardia y pendiente de él. Ya no quiere salir conmigo y es normal pues ya es un hombrecito con su propio círculo de amistades. Y yo como casi todas mis amigas están criando bebés o niños muy pequeños o están trabajando y no coincidimos en los días libres, pues me he adaptado a ir a todos lados sola (al cine, a conciertos, a viajes,...) me he vuelto un aguililla solitaria. ¡No pasa nada! Son los tiempos de la vida. A veces toca ser loba de manada y otras águila real volando sola y disfrutando del paisaje tranquilamente. 

Y eso hago, ¡ser disfrutona de lo mío! De un buen café, de un buen libro, de un buen concierto. Probablemente ampliaré más tarde, tal vez a la noche, este post cuando haya regresado del concierto que ofrece el ayuntamiento de Santiago del Teide en la plaza de Santiago del Teide y en el marco de la feria anual de artesanía popular canaria (que también iré a ver antes del concierto). 





 






miércoles, 17 de noviembre de 2021

Madrid, mi Mayrit

 Este mes de noviembre he hecho realidad uno de mis grandes sueños en esta vida: ¡conocer Madrid! Y lo he hecho yo solita en una escapada de fin de semana. Tuve el privilegio de conocer a Araceli de la Fundación Ana Bella, disfruté junto a ella de la magia de la Plaza Mayor y del Museo del Jamón. Luego fui al Museo del Prado (previamente había adquirido las entradas por internet) y disfruté de una tarde espectacular de museos y cultura. 

Me encantó la amplia oferta gastro-cultural mundial, tanto podías comer en un árabe como tomar un té en un bar judío o asiático. 

Me alojé en el Hotel Petit Palace Cliper en calle de Chinchilla 6, esquina con Gran Vía y al lado del hotel de CR7 el Pestana CR7 en cuyos bajos estaba la tienda del Real Madrid y le compré a mi hijo una sudadera con capucha de su equipo favorito, talla XL pues mi hijo ya es un hombretón. En este viaje no se vino conmigo pero en el próximo, Dios mediante, sí e iremos al estadio Santiago Bernabeu e iremos al parque Warner. 

Con Google Maps da gusto patearse Madrid. Yo me enchufaba mis auriculares para ir escuchando las instrucciones y que los demás no se percataran de ello (quería aparentar ser una madrileña más por las calles, aunque mis andares canarios me delataban). 

Conocí a gente muy linda y aunque es cierto que la gente madrileña es muy "echada para adelante" a mí me gusta la gente con chispa y me cayeron bien. Para nada les noté soberbia, sí chulería pero muy acogedores y amables, ¡súper simpáticos/as! 

Me encantaron las terrazas, las chocolaterías (¡ay, los churros y el chocolate en San Ginés!) y , sobre todo, ¡las librerías! Me enamoré de todas en las que entré: ¡La Mistral, La Casa del Libro, Santa Rita (Taschen),...!¡Y madre mía cuántos Starbucks, creo que cada tres metros había uno! Con el frío de las calles se entiende que haya tantos, ¡saboreé muchos cafés tamaño Vitali de Toffee Nut Latte, qué delicia! Y se me fue el fin de semana en un abrir y cerrar de ojos. Cuando ya estaba en el avión me dio mucha morriña y sentimiento pues realmente una parte de mí se quería quedar. Si no fuera por mi hijo, mi familia y mi trabajo está claro que mi lugar ideal para vivir sería Madrid o cualquier ciudad grande donde mi espíritu libre no se sintiera prisionero y donde mi hambre cultural pudiera saciarse. ¡Es que es eso, Madrid me llena muchísimo! 

En la Casa del Libro me compré el que ha sido otorgado con el Premio de las Librerías 2021 al mejor libro del año en Madrid, Andrés Trapiello, una novela que no es solo una guía de la ciudad enriquecida con parte histórica y leyendas sino que es la vida del autor llevada a novela autobiográfica. ¡Una maravilla que me tiene atrapada cada noche leyéndola y es un buen tochito de tapita gorda, un libro precioso en el sentido amplio de la palabra! Nada más abrirlo leí algo que no sabía y es que los primeros habitantes que tuvo Madrid fueron, allá por el 850, los árabes y fueron ellos quienes bautizaron Madrid como Mayrit pues se situaron junto al río donde había buenos terrenos y pastos, así Mayrit significa en árabe arroyo. Posteriormente los cristianos deformaron el nombre en Madrid. 

Me ha sentado muy bien hacer realidad uno de mis grandes sueños. ¡Y tan fácil y accesible que lo tenía!