martes, 30 de abril de 2024

Prejuicios

 Diariamente, lucho contra ellos. Los prejuicios de quienes me dicen, por ejemplo, que como hace diecisiete años que ejerzo la profesión contable, no es posible que escriba novelas (¿perdona? Tengo cinco publicadas y otras dos en camino), contra quienes me dicen que si escribo prosa es imposible que escriba poesía (¿por qué? De hecho, en breve haré una recopilación de todos mis poemas y también publicaré un poemario). 




Prejuicios también tuvieron quienes me decían, cuando me separé por violencia machista, que sola no podría sacar adelante un hijo y trabajar a jornada completa. A Dios gracias, he logrado llevar a mi hijo a la edad adulta, yo sola y trabajando desde que salí de la Universidad (Derecho) con 26 años. Y no me conformé con esto, seguí estudiando cada año sin parar: Técnico contable por el Centro de Estudios Financieros de Madrid, un Ciclo Superior por la Universidad Abierta de Cataluña en Gestión de Empresas y Recursos Humanos, un Secretariado Jurídico por el Instituto Superior de Derecho y Economía que, junto al B2 de inglés, me habilitaron como paralegal británico por si quería algún día emigrar a UK para trabajar allí e idioma francés, alcanzando en este idioma el nivel C1 del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL), un ciclo superior en Dirección de PYMES e infinidad de cursos que he hecho sin detenerme. ¡Y lo que me queda por delante! Porque soy de las personas que piensa que la formación ha de ser continua en la vida de una persona, mientras esté en edad de trabajar. Ya tendré tiempo de descansar cuando me jubile. 

Curiosamente, todas estas personas  que se llenan la boca con los "no puedes, no puedes", son quienes apenas se han formado en la vida. Normalmente, quienes se forman continuamente jamás tienen el "no puedes" en su vocabulario ni mapas mentales. 




 



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