La incomprensión de quien sufre la
migraña crónica con aura visual.
Si eres migrañoso/a te vas a sentir
identificado/a con esto que te voy a describir.
¿Qué pasa cuando me dan los ataques
de migraña con aura visual?
Una vez una amiga me dijo que estaba segura de que lo que me
pasaba a mí era que tenía poderes sobrenaturales que no sabía canalizar y que
el día que conociera a algún vidente o chamán y me enseñara a canalizarlo, se
me desaparecerían los dolores de cabeza. Todo porque muchas veces le decía
cosas que iban a pasar, mucho antes de que se tuviera siquiera la pista de ello
y, la mayoría de veces, terminó pasando tal cual lo predije. No sé de dónde me
viene la clarividencia, pero es cierto que he podido ver muchas cosas antes de
que acabaran pasando. Ojalá fuera cierto lo que cree mi amiga, por ahora
solamente tengo un diagnóstico científico: migraña crónica con aura visual.
Dos días antes entro en fase de pródromo de la migraña: Bostezos
sin parar, antojos de dulces y chocolates, rigidez muscular, mucha sed, muchas
ganas de orinar e incluso uno o dos días antes del ataque me siento
excesivamente bien e inusualmente energética y creativa. Se me agudizan todos
los sentidos: veo el día aún más brillante de lo que es, me llegan todos los
olores antes que a nadie, percibo el mínimo temblor de tierra (por ejemplo,
cuando está entrando un camión grande a la entrada de mi pueblo, ya yo lo estoy
percibiendo desde mi casa o lugar de trabajo, como a un kilómetro de distancia),
se me agudiza el oído (en mi trabajo, por ejemplo, si hablan en la cocina del
hotel yo lo escucho desde mi oficina en contabilidad, que lo sepan, ja,ja).
Luego viene el proceso de aura: la visión de mi ojo izquierdo
se ve comprometida, normalmente es 20 horas antes del dolor intenso e
insoportable de cabeza, acompañado de diarrea, un intenso malestar general, me
molesta muchísimo que me hablen, me vuelvo muy arisca y antisocial y sobre todo
me molesta la luz solar y, en general, cualquier luz (necesito meterme en un
cuarto absolutamente oscuro). También tengo hormigueos en la cara y empiezo a
invertir el orden de las palabras al hablar: En lugar de decir “me duele la
cabeza”, por ejemplo, digo “me cabeza la duele” (esto también me ha pasado cuando,
ocasionalmente, me he emborrachado alguna vez en mi vida. Sí, tranquilos/as, el
alcohol ha desaparecido de mi vida, porque es totalmente contraproducente para
las personas migrañosas, cuando salgo pido cerveza sin alcohol, aunque el
lúpulo y la cebada tampoco son muy recomendables, pero chica… Alguna vez al mes
me lo permito). En este punto, cuanto esto me pasa así de fuerte, ya sé que el
dolor de cabeza que me va a sobrevenir, una o dos horas después de los síntomas
de aura, va a ser brutal y me va a postrar en la cama. Sin embargo, ¿cuántas
veces a lo largo de mi vida laboral he cogido baja médica por esta enfermedad
crónica que padezco? ¡NUNCA! Haciendo acopio de una fuerza de voluntad extrema,
voy a trabajar y trato de dar lo mejor de mí. Aunque luego llegue arrastrándome
a mi casa y me pase en mi cuarto encerrada y totalmente a oscuras, medicada con
Zomig 5 mg (quien lo ha tomado alguna vez sabrá lo fuerte que es, cómo te deja
k.o. durmiendo, el frío o calor intenso que te entra y cómo de débil te
encuentras al día siguiente).
Desde mi adolescencia tuve migrañas episódicas (uno o dos
ataques al mes). Se calmaron cuando fui madre y allá por el 2016 y con más de quince
episodios al mes pasé a tener migraña crónica. Desde ese momento soy paciente
de migraña crónica con aura visual: visión borrosa solamente en ojo izquierdo y
alucinaciones visuales, veía un punto negro moverse y a veces hasta un pequeño arcoíris
en extremo superior izquierdo de mi visión con ojo izquierdo, el que siempre me
duele a muerte cuando empieza el ataque. Incluso horas antes siento calor
detrás del ojo izquierdo y, literalmente, como si tuviera un cuchillo clavado
en el ojo.
El camino de médicos, neurólogos y especialistas que he
seguido ha sido agotador. Me han visto oculistas (de quienes concluí que tengo astigmatismo
miópico, por lo que llevo gafas de lejos y de cerca), de los alergólogos descubrí
que, pese a que no tengo ninguna alergia alimentaria, sí tengo intolerancia a
la lactosa, huevos y amarilidáceas (cebollas y todas las verduras de la misma
familia). También me han hecho estudio de hormonas por si eran migrañas hormonales,
pero mis hormonas están perfectamente equilibradas según pruebas médicas
realizadas. Por tanto, no son por ser mujer, no son por nada que haga, las
padezco y punto. Sí es verdad que en mi familia Navarro casi todas las mujeres
de la familia las han padecido (mi madre, mis tías, mi abuela materna, …).
Me he encontrado con médicos de familia gordofóbicos que, sin
haberme sometido a estudios de especialistas, sentenciaron que el origen de mis
migrañas era mi obesidad, otros que simplemente por ser mujer ya eran migrañas
hormonales. También, con quienes me han dicho que es por el stress de mi
trabajo y, ni cortos ni perezosos, en lugar de darme herramientas para que dicho
stress no me afecte a la salud, me han dicho: “Tienes que dejar tu trabajo, te
está matando”. En este punto, preferí quedarme con el consejo de uno de mis
escritores favoritos en uno de sus libros:
<< Querida, encuentra lo que
amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Deja que se adhiera a
tu espalda y te agobie hasta la eventual nada. Deja que te mate, y deja que
devore tus restos. Porque de todas las cosas que te matarán, lenta o
rápidamente, es mucho mejor ser asesinado por hacer lo que amas >>. Falsamente
tuyo, Charles Bukowski.
Ahora mismo mi último neurólogo me mandó un tratamiento
crónico (de por vida): Tryptizol 25 mg (una a la misma hora cada noche), en
combinación con Lormetazepam 1 mg también a la misma hora (una hora antes de
irme a dormir), aunque ésta última no es crónica y debo ir a mi médico de
cabecera pronto para irla quitando poquito a poco (no sé si me darán otra
natural en sustitución). El colmo de males es que estas dos pastillas producen
subida de peso y retención de líquidos. Así que JAMÁS me veré delgada, será
químicamente imposible. Esto no significa que no tenga que cuidarme. Al contrario,
debo cuidarme más. En febrero de este año falleció mi perrito, junto a él me
daba largos paseos (aunque en los últimos meses previos a su muerte íbamos a
paso súper lento debido a su enfermedad y no hacía mucho efecto en mi organismo
el paseo). No obstante, tengo que aprender a obligarme y ahora que estoy de
vacaciones, voy a empezar la rutina de darme largos paseos al caer el sol
(escuchando música con mis auriculares). Y, claro, cuidar mi alimentación
(comer más fruta y verduras y no tanto hidrato de carbono).
Hay una app que se llama Migraine Buddy que a mí me ha sido
muy útil. Además, estos días de septiembre se está celebrando en redes la
Cumbre mundial de la migraña, les aconsejo seguirla en redes sociales y Youtube
porque es muy útil, les dejo link:
https://cumbremundialmigrana.com/2024-pre-summit-information-session/
Te abrazo tiernamente si eres paciente de migraña. Solamente
entre quienes la padecemos somos conscientes de todo lo que vivimos, de todo el
dolor que soportamos y de lo fuerte que somos.
En Los Gigantes, a domingo 8 de septiembre de 2024.