sábado, 30 de enero de 2016

TREINTA Y TANTOS Y CAMBIA, TODO CAMBIA

 Todo, absolutamente todo, lo que me gustaba hacer a los veinte y veintytantos hoy en día lo aborrezco. Por ejemplo (1,2,3 Responda otra vez, tic, toc, tic, toc -música del programa de entretenimiento con un reloj de fondo-...): 1) Salir de noche 2) pasarme todo el día bajo el sol en playa o piscina desde tempranas horas de la mañana hasta ya entrada la noche y regresar a casa con la piel más cocida que un pollo al horno 3) obsesionarme con verme morena (¡qué bonita es la piel blanca y sana, sin manchas, ni arrugas, ni huellas del sol!), 4) ir a las verbenas de los pueblos, cogerme el puntito (pues no soporto perder el control de mí misma y por eso no me emborracho nunca) bebiendo garimbas o combinados en los kioscos de las fiestas populares, 5) bailar toda una noche como si no hubiera un mañana, aún llevando tacones, y quemar las pistas de baile de todas las discotecas del sur de mi isla 6) ligar, flirtear, coquetear con uno y luego cuando ya he llamado la atención de éste con otro, ser picacapullo (que no picaflor) y femme fatale. En ese entonces, también porque podía (cabello largo y negro, piel de veinteañera, open mind, y delgadita como estaba) y porque estaba en edad de experimentar y de andar de capullo en capullo (que no de flor en flor) y nunca mejor dicho. 7) Ser súper impulsiva, apasionada y visceral. No meditar las cosas nada (ni siquiera un poco) sino lanzarme al instante al compás de mis emociones y/o sentimientos. 8) No anteponer a nadie ni a nada a mis deseos del momento.





Hoy en día, soy justo lo contrario de lo que arriba expreso. 1) No me gusta salir de noche, de hecho lo detesto. La noche para mí ahora es para dormir o, en todo caso, acurrucarse en el sofá con un buen libro o ante una buena peli y enroscada en una mantita (en invierno) suave y calentita. 2) No soporto el sol, siempre llevo gafas absolutamente negras (Rayban negras), me pongo crema protectora factor 50 cada mañana antes de salir de casa pues he desarrollado fotosensibilidad en la piel y no soporto el sol (me salen manchas y me arde mucho la piel si me expongo al sol), si voy a la playa o a la piscina es por obligación en verano con mi hijo, y digo por obligación pues voy por él, si fuera por mí no iría pues detesto coger sol 3) me encanta verme blanquita, cuanto más blanca mejor 4) ya no me gustan las verbenas de los pueblos, me aburren y si acaso voy es con mi hijo para subirnos a las atracciones de feria, para que se suba a castillos hinchables y para comprar chuches y algodón de azúcar o ver algún festival infantil, 5) me sigue gustando bailar, pero lo hago yo sola en mi casa con los cascos puestas y música de Youtube 6) he perdido todo interés en el coqueteo, es más, llevo desde junio de 2013 sin pareja (casi 3 años) y no extraño nada, me he acostumbrado a estar a mi bola, soltera y feliz. Sin nadie inquisidor que me esté controlando todo el tiempo. 7) Ya no soy nada impulsiva. Pienso mucho las cosas antes de hacer algo. Lo pienso, lo repienso y lo vuelvo a pensar. Medito cada acción qué consecuencias podrá traerme para mí y mi entorno. Sobre todo para mi hijo. 8) TODO absolutamente todo en mi vida, lo hago, lo veo, lo realizo, bajo el prisma del interés supremo de mi hijo primero. Primero está mi hijo, luego todo lo demás, incluso yo misma. Su estabilidad y felicidad está mil veces por encima de la mía propia y actúo en consecuencia. 




Y, como dice la canción de MERCEDES SOSA.... CAMBIA, TODO CAMBIA. Les dejo el vídeo de esta canción tan linda.










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