viernes, 10 de noviembre de 2023

No vuelvas a cortar tu cabello

 

No vuelvas a cortar tu cabello

 

De mi primer amor, amerindio, aprendí muchas cosas, ajenas a mi cultura occidental, pero que me han servido muchísimo para entender temas trascendentales en la vida: el concepto de Dios, la vida, la muerte, el amor, el sexo y la libertad para vivir mi sexualidad e intimidad, las herramientas para vivir la vida improvisando, porque no siempre podemos tenerlo todo bajo control. Y está bien no tener todo bajo control y tener que ir improvisando, ante los distintos escenarios que se van presentando. No obstante, has de ser astuto/a y anticiparte mentalmente al que crees será el siguiente escenario en tu vida.

 

Una de sus enseñanzas fue espiritual. Y nuestro físico no está desvinculado de ello. Según las culturas indígenas, que una persona lleve el cabello largo, sea hombre o mujer, le conecta más con su lado intuitivo, su sabiduría y su yo espiritual. El cabello es canalizador de todas las energías, además de contener el aroma de todos los componentes de nuestro organismo (hormonas incluidas). Razón por la cual, por ejemplo, los musulmanes exigen a las mujeres cubrir su cabello, taparlo y anularlo, porque piensan que con el aroma de sus hormonas pueden perturbar a los hombres. Como si éstos no fueran seres racionales capaces de dominar sus instintos y como si las mujeres también no se sintieran atraídas inconscientemente por el aroma de las hormonas masculinas que emana del cabello del hombre. Al final, todo son reacciones químicas y de energía. Y el cabello es un potente catalizador de toda esta química y energía. Es por ello, que cuanto más largo sea, más poder tendrá la persona que lo porta.

 

Llevar el cabello largo ha sido desde siempre un símbolo de fuerza, honor y sabiduría. Ha otorgado estatus a sabios/as y guerreros/as de muchas civilizaciones antiguas.

 

En mi vida, sí que he podido contrastar que las veces en que he tenido el cabello más largo, yo he sido más perceptiva a todas las fuerzas de la naturaleza y de los acontecimientos por venir. Es por ello, que de un tiempo a esta parte he tomado la firme e impepinable decisión de no volver a cortar mi cabello. Le dejaré crecer sin medida y, por ahora, no tengo intención alguna de disimular las canas que me van saliendo. Cada cana mía es el reflejo de una batalla ganada y quiero lucirlas con orgullo, cual galardones de los honores de estar bien viva.






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