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miércoles, 21 de octubre de 2009

Al entrañable maestro...


En mi memoria el olor a puro de sus clases universitarias.
¡Cuánto de Derecho, y no sólo Financiero, aprendí en un curso! No menciono aquí su nombre ni apellidos pero quien me lea y haya sido alumno/a suyo sabrá de quién hablo.

Ese regocijo de asistir a sus lecciones, clases impartidas con amor y dedicación dan siempre como fruto alumnos /as que estudian la asignatura con el mismo amor y la misma dedicación. Y eso era algo que VD. sabía desde hacía años.

Tomar apuntes de su Sabiduría era un privilegio, no una obligación.

Recuerdo ese gesto suyo tan típico de llevarse las manos a los tirantes y sonreir al alumnado que, ansioso de que comenzara la clase, aguardaba el comienzo de su oratoria con una amplia sonrisa. Como niños/as de guardería que aguardan por su caramelo.

Cada concepto, cada idea, cada teoría, ...., explicados con tanta entrega quedaban para siempre grabados en la memoria. Y así era porque << no es lo mismo matar a una mosca apoyada en la pared apuntándola con un cañón y destruyendo la pared y todo a su paso, siendo EFICAZ. Que traer un "versolín" spray antimoscas y matar a la mosca siendo EFICIENTE>>. No es lo mismo el maestro universitario que lo es por estipendio que por devoción y amor a su profesión, no es lo mismo ir a clases que asistir a las clses y sacar de ellas el máximo rendimiento. Con VD. llevar el temario al día no era la excepción sino la norma entre sus alumnos/as, pues sus explicaciones eran tan nítidas que se quedaban grabadas a fuego en la memoria.

Anécdotas del pasado histórico cancario, leyendas urbanas de ayer y de hoy, se entremezclaban muchas veces en sus lecciones justo en el momento preciso en que la mente comenzaba a evadirse ( tras, a lo mejor, hora y media de clases) y así retenía siempre nuestra atención y escucha atenta hasta el final de las largas pero tan amenas clases. ¡EL TIEMPO VOLABA! Fueran dos horas de teórica con una de práctica sin descanso, fuera sólo una, fueran las que fuesen siempre resultaban entretenidas y fructíferas. Manteniendo al alumno/a expectante y en el mismo estado de concentración y escucha tanto en los primeros minutos de las clases como al final. Sólo un MAESTRO DE LA ENSEÑANZA , con todo el peso de estas palabras, puede y logra hacer esto.

Hoy en día, cuando mi tiempo en la Universidad de La Laguna ha finalizado, me regocijo de pensar todo lo que de Derecho aprendí en un solo curso y de haberme sabido alumna suya. Gracias porque nos dio el conocimiento de su Ciencia , el Derecho Financiero, y nos dio las herramientas para las demás ramas del Derecho. G-R-A-C-I-A-S.

De una alumna fascinada por la única asignatura en que sacó SOBRESALIENTE en la carrera. Gracias al SOBRESALIENTE maestro que tuvo.