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domingo, 20 de febrero de 2011

RESIDENCIA DE ESTUDIANTES




Llegué a ella por casualidad. Caminaba por La Salle, en Santa Cruz de Tenerife, allá por el año 2000/01. Yo tenía 21/22 años. Mi vida en esos momentos era un ir y venir continuo de risas y fiestas en un piso universitario compartido con mis amigas de toda la vida.

Provengo de una familia de raíces campesinas asentado en un Municipio que ha vivido siempre del turismo y antes de la pesca y la agricultura, reminiscencias culturales la de estos dos últimos patente en los pueblos de la costa y pueblitos de montaña del Municipio. Vivir en la ciudad iba unido a lograr acabar el COU y pasar la SELECTIVIDAD para acceder a la Educación Universitaria Española. Pero toda mi vida había vivido en mi pequeño pueblo costero, y como chica de pueblo costero irme a vivir a la ciudad, lejos de mi familia, entorno familiar,..., fue un duro cambio. Gracias a Dios me llevé a mis amigas conmigo, jeje. Mi grupo de amigas del Bachillerato éramos una piña y nos fuimos a vivir juntas, compartimos un sinfín de anécdotas bellas en esos años en que convivimos, al recordarlos una sonrisa amplia se dibuja en mi rostro. Pero yo,..., curiosamente, buscaba otra cosa, en ese momento no sabía por qué, ni qué.

Un día, caminando por La Salle di con un edificio antiguo, mi vista fue a parar justo al cartel grande y pintado a mano que había en la fachada del edificio: RESIDENCIA DE ESTUDIANTES, JÓVENES DE VICENTA MARÍA INMACULADA.

- ¿Qué es eso? - Había preguntado por plaza en residencias de estudiantes pero ya no había plaza pues se reservaban para los estudiantes de otras islas, sobre todo los de islas menores y gente de fuera. Al parecer yo creía que teniendo horarios de entrada y salida, que vivir en una residencia de estudiantes con biblioteca incorporada, con servicio de comedor (¡no tener que preocuparme por cocinar!), con gente de distintos lugares de las islas (y que me perdonen mis amigas por este arrebato de sinceridad al contar por qué en aquél entonces tomé esa decisión en aquellos momentos, pero precisaba conocer gente muuuucha gente, de muchos lugares diferentes y eso no estaba reñido con conservar vuestra amistad, ustedes bien lo saben y conocen de mi espíritu libre),..., haría que me centrara más en mis estudios. Además, quería desaparecer del mapa por culpa de un amor imposible que estaba entrando y saliendo de mi vida cuando quería, ninguneando mis sentimientos.

Toqué el portero, en un arrebato , en uno de mis impulsos. ¡¡UNA MONJA ME ABRIÓ LA PUERTA!!

Me asusté. Le iba a decir, ¡UY, PERDÓN, ME CONFUNDÍ! (nada más ver que era una Monja y que probablemente era uno de esos Colegios de Católicos que tanto rechazo me daban). Pero la señora tenía los ojos azules, ¡tan parecidos a los de mi Abuela Tana! Y me sonreía con su rostro angelical, con los ojos llenos de bondad,....

- Hola joven,..., ¿busca a alguien?

- Mmmm.... Jeje ( risa nerviosa ). Eh,..., bueno, en realidad no sé qué busco. Es que,..., he visto el cartel RESIDENCIA DE ESTUDIANTES y he querido preguntar. Soy estudiante universitaria y hace unas semanas que busco Residencia donde alojarme pero en las universitarias ya no hay plaza.

- ¿De dónde eres?- me preguntó amablemente con su sonrisa dulce.

- De Los Gigantes, un pueblo del suroeste de la isla.

- Ah,..., pensé que eras de fuera.

- ¿De fuera?

- Sí, no pareces canaria.

- (¿?) ¿Ah no? - he de decir que en ese entonces vestía con faldas hippies, camisas hippies y que probablemente ese día llevaba puestos todos los collares indios que mi amor platónico de la época me había regalado. Además, recuerdo que llevaba unos pendientes indios con una piedra azul turquesa que me encantaban. Aún conservo esos pendientes y siempre que los miro me acuerdo de esta Residencia y todos mis recuerdos en ella.

- Bueno, pasa, pasa. La chica de Recepción te informará y si quieres entramos a ver la Residencia y luego decides.

El precio era muy barato. Estaba incluida la limpieza diaria de la habitación, individual o compartida, y la comida en un comedor con comida casera hecha en los fogones de la Residencia de Monjas aledaña a la Residencia de Estudiantes. El único inconveniente era que a las diez de la noche se cerraban las puertas y que nadie podía entrar después de esa hora.

No me lo pensé mucho más. A la semana ya estaba entrando con mis maletas. En la recepción en el momento en que rellenaba unas hojas con mis datos, llegaban chicas a entregar llaves y todas me preguntaban cómo me llamaba, de dónde era... Desde ese instante comencé a hacer amigas eternas.

La Residencia Jóvenes María Inmaculada me dio la oportunidad de conocer amigas de mucahs partes del mundo: Miyaki ( una estudiante japonesa que se quedó dos semanas y que estaba dando una vuelta al mundo por las residencias María Inmaculada- que están en casi todo el mundo- como premio de fin de curso por haber sido Matrícula de Honor), Fatou ( una chica súper alegre, siempre risueña, de Dakar, Senegal, que estudiaba un módulo que ofrecía la Residencia dentro de un programa de colaboración institucional entre Senegal y Canarias en Educación), Marta ( una chica vasca, que me enseñó que ver un gusano en una manzana no era sinónimo de asco sino motivo de orgullo por tener en mi poder una manzana pura, libre de venenos y químicos, algo muy raro hoy en día, me decía una y otra vez. ¡Pero todos los gusanos me tocaban a mí, jaja!), Anabel ( una chica ecuatoriana a través de la que conocí creo que a todos/as los/as ecuatorianos/as residentes en Tenerife, ¡¡qué juergas en esos carnavales chicharreros junto a esta gente tan alegre y hospitalaria!! Camba cangui ñuca shungupy, siempre les llevaré en mi corazón), a Gabriela ( una joven luchadora, madre soltera, de Bolivia, tenía sólo 18 añitos y ya tenía un niño de 5 - a quien había dejado con su madre en La Paz, Bolivia- por el que luchar en Europa estudiando para luego tener un buen trabajo y traérselo con ella y darle mejor vida),a la palmera Olga estudiante de Bellas Artes, mi amiga artista, la mejor pintora que he visto en mi vida, sus cuadros eran fotos que te transmitían los sentimientos de ella en el momento en que los dibujó, a Mapy ( ¡mi hermana Banana! Con ella aprendí lo que FONOAUDIOLOGÍA significaba pues esta colombianita tan simpática y buena gente era enfermera de otorrino, profesión que en España creo que no se estudia pero en Colombia se llama FONOAUDIÓLOGA y vino a trabajar a España con un contrato que ofrecía la Clínica Barajas en una web de ofertas de empleo en Bogotá, Colombia... ¡Caramba caramba, de lo que se entera uno! ¿Eh? ). Dentro de esa Residencia nos encontrábamos gente de todos los lugares del mundo. Chicas de todas las islas canarias, de cualquier rincón del mundo. Con muchas ganas de estudiar, trabajar y.... ¡¡CLARO!! Como jóvenes post adolescentes,..., ¡ganas de reir y soñar despiertas con un mundo color de despertares llenos de risas, de desayunos en ese comedor en que reinaba la paz y la convivencia en armonía entre gente de distintas etnias y patrones culturales!

Por medio de esta Residencia me metí en la ONG MANOS UNIDAS, y trabajábamos los fines de semana trabajando en el Rastro de Santa Cruz vendiendo artesanías o haciendo la famosa fila del duro (con un trozo extra largo de celo hacíamos dos filas por toda la Calle Castillo y con las camisetas de Manos Unidas y unos panfletos de información de nuestra labor en la cuidad y en el mundo, recaudábamos dinero haciendo competiciones entre fila de duros mujeres y fila de duros de hombres, a ver cuál se llenaba antes y ver quiénes éramos más solidarios, hombres o mujeres). Con lo que recaudábamos, en colaboración con el ayuntamiento que nos daba los listados, con permiso de sus desafortunados protagonistas, de familias necesitadas de Santa Cruz y alrededores, pues hacíamos grandes compras (¡¡ERA UN ORGULLO IR A COMPRAR Y LLEVARLES LA COMPRA A CASA A FAMILIAS EN SITUACIÓN DESESPERADA SIN EMPLEO, CON HIJOS!!) No quiero ni pensar cómo tienen que estar trabajando ahora mismo MANOS UNIDAS DE SANTA CRUZ con la actual situación en las islas. Conocí a mucha gente, tanto en la Residencia como en MANOS UNIDAS, trabajando en el Rastro de Santa Cruz,..., tantos y tantas y de tanta calidad humana que me han de perdonar por no nombrar a nadie. Así mismo, me tienen que perdonar todas las amigas que no nombro de la Residencia, a todas las llevo y llevaré siempre en mi corazón.

Anécdotas tengo demasiadas para contarlas todas. Pero una que siempre que la recuerdo me hace partirme de la risa yo sola, es la siguiente:

A las diez de la noche ya cada una debía estar en su habitación y las luces de los pasillos debían estar apagadas. De igual modo la televisión del gran salón en que veíamos la tele debía estar apagada y, obviamente, nadie debía quedar en esa sala (férrera disciplina,¿de monjas?). Jeje.... Pero mi grupo de amigas ( Fatou, Mapy, Olga, Martita, Anabel y Gabriela) hacían que iban a su cuarto pero luego iban llegando una a una a mi habitación donde nos pegábamos hasta las tantas hablando en susurros y partiéndonos de la risa por cualquier cosa. Pero ese día tuvimos la mala suerte de que la monja a la que le tocaba hacer guardia, jajaja, era una monja que iba con un montón de llaves atadas a una cuerda que llevaba a modo de cinturón y que a cada paso que daba se escuchaba el tintinear de las llaves. Yo tenía, bueno, y tengo, el oído, el olfato y la vista muy finos (según me dicen quienes me conoces, oído y vista de lince). Estábamos hablando y escuché el tintinear de las llaves a lo lejos.

- Pssssssss- cállense,.....(silencio mientras yo con un dedo sobre mi boca mandando a callar agudizaba más el oído) ¡la monja! Viene hacia aquí.

Si se incumplían las normas hasta dos veces te echaban de la Residencia y ya yo había incumplido una noche la norma porque había llegado más tarde de las diez de la noche,las monjas me echaron tremenda bronca y ¡¡ joder, me dejaron en la calle esa noche!! De más está decir que estaba acompañada (con compañía masculina, y no es que me quedara sola y tirada en la calle precisamente, jeje). El caso es que no quería que descubrieran a toda mi peña en mi habitación así que les dije que se escondieran, dos en el armario, Anabel y Martita, las más delgadas y chicas, el resto les dije que se metieran debajo de mi cama ( imagínense una cama pequeña de 180 de largo por ¿90 de ancho?). Se apretaron todas como pudieron y ... Sonó la puerta...

- (Toooc , toooc) Anayra, ¿qué haces con las luces encendidas a las doce y media de la noche?

Aguanté como pude mis ganas de reirme,tomé aire, miré para el techo y abrí la puerta....

- Uys, perdone Superiora, es que estaba leyendo.

- ¿Aún no estás en pijama?

- No, perdone es que me quedé leyendo y me despisté. - En ese momento sonaron las tripas de alguna por ahí, super fuerrrrrte y se escuchó como una respiración entre cortada, como aguantando la risa.

- (Yo enseguida reaccioné y miré para el techo) UUUUY, ¡esta residencia sí que es vieja, ah! ¡Cómo suenan las tuberías!

Fue terminar de decir tuberías para que las chicas se partieran de la risa y empezaran a salir piernas y manos por todos lados de debajo de esa cama, partidas de la risa. Anabel y Martita salieron disparadas del armario, todas tiradas por los suelos partidas de la risa. Hasta la monja se partió la caja riéndose (creo que algo del humo de la risa le había llegado pues alguna de mis amigas fumaba el cigarro de la risa hasta un poco antes de que ella tocara la puerta) y pasó por alto el incidente de ese día. No sin antes decirme: ¡ Qué actriz que eres, eh! Y,..., por cierto, ese olor,..., no será....

-No, no,..., mire mi escritorio - siempre usaba incienso para estudiar y en ese momento el quemador de incienso tenía una varita de incienso con olor a canela y vainilla quemando en su interior. (Mis amigas se miraron cómplices y aguantaron nuevamente desternillarse de la risa).


¿Si estudié mucho ese año? Jeje,..., alguna me quedó para el verano. Total, pasado un tiempo más, conocería a un hombre árabe de quien me enamoraría locamente y quien cada vez que iba a la universidad se montaba unas películas mentales increíbles de celos y yo... ¡Estúpida de mí! Decidí dejar mi carrera por complacerle a él ( no lo sabía en esos momentos pero: Me pasé una línea por encima yo solita, uno de esos tachones que escribimos cuando queremos tachar un renglón que hemos escrito, cuando queremos anular algo, yo solita me taché, yo solita me anulé).

Pero,..., llegados a este punto, con 31 años de experiencia vital y tantas risas y lágrimas derramadas.... ¡¡¡A MÍ QUE ME QUITEN LO BAILADO !!! Y... ¡QUIEN LA SIGUE LA CONSIGUE, ACABARÉ LO QUE EMPECÉ, SI DIOS QUIERE Y ME LO PERMITE!!!

Dedicado a Fatou, Mapy, Anabel, Gabriela, Olga, Martita, toda la peña de Manos Unidas de Tenerife y del Mundo, y todas las compañeras de la Residencia de Estudiantes María Inmaculada de Santa Cruz de Tfe. ¡¡GRACIAS POR TANTO!!

9 comentarios:

  1. ¡Any!!! ¡No sabes como me rei leyendo tu blog! Tu eras todo un personaje en esa residencia siempre con tu sonrisa de oreja a oreja y manteniendonos unidas a todas. Cuando te fuiste no sabes lo sola que me senti aunque rodeada de tanta gente. Aun recuerdo el sonido de tus carcajadas, esa risa tan contagiosa, los carnavales locos contigo y toda la indiada jajaja. Nunca te podre olvidar amiga, vales oro grandullona. Por favor no dejes que nadie estropee tu caracter eras todo bondad y alegria y ojala asi sea siempre. Tu amiga ecuatoriana en Valencia, Anabel. A ver cuando me vienes a ver , traete a tu pequeño que quiero conocerlo por favor. Dios me los cuide amiga.

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  2. TIENES PLUMA CARIÑO, INTERESANTE LO QUE ESCRIBES ;)

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  3. AHUL

    que historias y que feliz es la inocencia.

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  4. ¡Hola! Soy una joven universitaria y me gustaría saber si esa residencia tiene página web o alguna manera de contactar con ellos, es que soy de otra isla =) gracias!!

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  5. Amiga, no tiene página web. Es Jóvenes de Vicenta María Inmaculada, al lado del colegio de La Salle.

    38005 STA. CRUZ DE TENERIFE
    Avda. La Salle, 1
    Tel 922 21 42 37
    R. 922 21 01 00
    Fax 922 20 26 14
    Comunidad: rmisct@planalfa.es
    C.C : minmaculadasct@planalfa.es
    Residencia jóvenes -Centro Social
    Centro Cultural

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  6. Sin duda son muchas y muy buenas las experiencias que se viven en las residencias de estudiantes, donde además puedes hacer grandes amigos. Saludos.

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    1. Sí, fue una época maravillosa e inolvidable. Gracias por comentar en mi blog. Un abrazo.

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  7. Yo también estuve allí, tengo nostalgia al recodar ese año. Compaginaba los estudios con un trabajo de media jornada. A veces, salía de trabajar a las 10, no me pusieron impedimentos para entrar en la residencia, me dejaban mi cena en la bandeja tapada en el comedor como lo harían en casa. Conocí a muchas chicas, recuerdo bajar a un salón que había y veíamos juntas el programa de Fama a Bailar. Qué años... que maravilla de vivencias. Si retrocediera en el tiempo, volvería allí.

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