Se le llama PICARESCA a la habilidad de algunas personas para ningunear al prójimo, robarle, humillarle, aprovecharse de él/ella, sin que esa persona se dé cuenta. Y se aborda el tema con talante de orgullo. Es decir, como si fuera algo que elogiar que una persona tenga esta cualidad de, desde mi punto de vista, MALA PERSONA.
No veo nada plausible este comportamiento tan alabado y aprobado por amplios sectores de la sociedad de mi país desde tiempos inmemoriales.
En España no sólo creamos LA PICARESCA como concepto literario, también como idiosincrasia. Pero quiero partir una lanza en pro de mi gente española de nueva generación. La que se alarma cuando alguien roba y se alardea de ello con fanfarronería, la que descuelga un teléfono y llama a la GUARDIA CIVIL o POLICÍA LOCAL O NACIONAL cuando ve que alguien está cometiendo un delito, robando, maltratando o cruzando la línea que divide EL BIEN del MAL. Y lo hace sin miedo, sacando pecho y con la cabeza bien alta. Sintiéndose MUY ESPAÑOL / A. Sintiéndose una persona cívica que busca el bien común tanto como el individual.
En España necesitamos SAVIA NUEVA que considere que LA PICARESCA ESPAÑOLA ha de quedarse donde nació, en el S. XVI. Que el FRAUDE FISCAL sea rechazado y denunciado. Y que todo el mundo sea consciente de la importancia que tiene respetar los VALORES CÍVICOS DE UNA SOCIEDAD EVOLUCIONADA.
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