Una década más dos añadidos eran exactamente los años que me llevaba mi primer amor, 12 años mayor que yo. Para mí era una tontería pero no así para mi entorno familiar, quienes pusieron el grito en el cielo. Yo tenía 17 años y él 29 años. Hoy en día yo parezco más vieja que él. Pese a que ese amor se acabó desde hace muchos años. No obstante, conservamos una bella amistad y gracias a las redes estamos al tanto de nuestras vidas. Ironías de la vida o tal vez el karma positivo recayendo sobre mí, no hace mucho sentí la serendipia y viví un romance de lo más intenso con alguien doce años más joven que yo, dominicano, que me dejó huella. En el amanecer, cuando despertaba antes que él, le miraba y no entendía por qué me regalaba el brío de su juventud. Llenó mis días y noches de energía positiva, ganas de vivir, música, mucha música, ritmo y alegría. Me enseñó a cocinar el arroz al estilo latino (nada de por cada dos tazas de agua una de arroz como hacemos aqu...