Y descubrí a Marwan...

 Un hombre con tu alma e intelecto, ¡¡lo que deseo!! Y encima con sangre árabe. Como en mi sueño de niña, un árabe montado en su caballo blanco venía a cambiar mi vida para siempre...

 Dices que en las discotecas sólo hay fast food, ningún alma que echarse a la boca. ¡Cuánta razón!

 Y sigo con el alma anestesiada. Tu voz, composiciones poéticas y música ponen banda sonora a mis anhelos de amor, pero también a mi alma arrugada y hecha girones.

 Me encuentro en un punto de inflexión en mi creatividad y escucharte madura mi cambio literario. Yo también estoy en la estación de las cosas pendientes, pensando que el amor no es suficiente.

 ¡Gracias por existir, Marwan!




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