Codo con codo

 Acostumbrarse a saludarnos codo con codo, a respetar la distancia de seguridad, a usar mascarilla al entrar en lugares cerrados, transporte público y donde no se pueda garantizar la distancia mínima de 2 metros entre personas: es difícil, lo sé. Yo misma hablando tengo tendencia a acercarme a la gente, a tocarles el hombro para dar ánimos, a expresarme corporalmente al ritmo de mi expresión verbal (¡muy latino esto!). Tenemos patrones culturales de nuestro acervo tan inculcados en nosotros como en nuestro ADN, y dejar de hacer lo que hace siglos que hacíamos es muy duro. ¡Pero no imposible!

Poco a poco hemos de sentir la calidez en el contacto codo con codo, en la sonrisa en los ojos, aprender a mirar con amor y dando luz. Los indios americanos solo se besan entre miembros de la familia y saludaban antaño con el famoso ¡HAO!, haciendo este gesto con la mano tan característico y que todos tenemos en la memoria colectiva. ¡Tenemos tanto que aprender de estos pueblos tan conectados con la PachaMama! 



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