El peligro de las oligarquías de ultrarricos
en el mundo, la receta fallida del PSOE y la imperiosa necesidad de un cambio
para España.
Dicho en lenguaje coloquial, se entiende por oligarquías
de ultrarricos los grupos pequeños de personas con muchísimo dinero y
poder. Estas personas pueden influir en las decisiones importantes de un país
porque tienen recursos para financiar campañas políticas, controlar medios de
comunicación o influir en legislaciones. El peligro para las democracias está
en que:
1.
Se pierde la igualdad de
oportunidades: Las democracias funcionan mejor cuando las decisiones se toman
pensando en el bienestar de la mayoría, no solo de unos pocos. Si los ultrarricos
controlan el sistema, se enfocan en proteger sus propios intereses, dejando de
lado a las personas comunes.
2.
Se distorsiona el poder político:
Los políticos pueden depender del dinero de los ultrarricos para financiar
campañas, lo que hace que tomen decisiones que beneficien a estos grupos en
lugar de al pueblo.
3.
Se concentra el poder:
Cuando una minoría muy rica tiene tanto control, pueden imponer sus
prioridades, como evitar impuestos altos para ellos o mantener leyes que les
beneficien. Esto va en contra del principio democrático de que todos tienen el
mismo peso en las decisiones.
4.
Se debilita la confianza en las
instituciones: Si la gente percibe que el sistema está manipulado por unos
pocos ricos, puede perder la fe en la democracia y surgirán tensiones sociales,
protestas o incluso el auge de gobiernos autoritarios que prometen
"arreglar" las cosas.
En resumen, el problema no es que haya gente rica, sino que, si
estos ultrarricos concentran demasiado poder, las democracias dejan de ser
representativas y se vuelven sistemas al servicio de unos pocos. Esto puede
generar desigualdad, injusticia y conflictos sociales.
Para prevenir que las oligarquías de ultrarricos influyan
negativamente en la democracia, en España se han tratado de implementar diversas
medidas legales y políticas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha
propuesto y llevado a cabo varias iniciativas en este sentido:
1. Plan de Acción por la Democracia: Aprobado en septiembre
de 2024, este plan incluye 31 medidas destinadas a fortalecer el Estado de
Derecho, mejorar la transparencia y la rendición de cuentas de las
instituciones, y combatir la desinformación.
2. Regulación de los grupos de interés (lobbies): El PSOE
ha impulsado la creación de una ley de grupos de interés para transparentar la
influencia de diversos sectores en la elaboración de leyes. Esta medida busca
que la ciudadanía conozca qué entidades participan en el proceso legislativo y
con qué objetivos.
3. Reforma de la financiación de partidos políticos: Para
evitar que grandes fortunas influyan en la política a través de donaciones, se
han establecido límites y controles más estrictos en la financiación de los
partidos.
4. Medidas fiscales para reducir
la desigualdad: El PSOE ha propuesto incrementar la recaudación fiscal y luchar
contra el fraude, buscando una mayor progresividad en el sistema tributario.
Esto incluye impuestos específicos para las grandes fortunas, con el objetivo
de reducir la concentración de riqueza y, por ende, su influencia en la
política.
5. Transparencia en la propiedad de los medios de comunicación:
Se ha planteado la creación de un registro público que detalle la propiedad de
los medios y la inversión publicitaria que reciben, regulado por la Comisión
Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Esta medida pretende
garantizar un sistema mediático plural y transparente, evitando que grandes
conglomerados económicos controlen la información.
Estas acciones reflejan el compromiso del PSOE para limitar la
influencia desproporcionada de las grandes fortunas en la democracia española,
promoviendo una mayor transparencia, equidad y participación ciudadana en los
procesos políticos. No obstante, a pesar de las medidas propuestas por el
PSOE para fortalecer la democracia y limitar la influencia de las oligarquías,
el partido no ha estado exento de casos de corrupción que han afectado su
credibilidad y han puesto en entredicho sus iniciativas.
A continuación, te detallo algunos de los casos más recientes:
1. Caso Koldo:
Este escándalo involucra a Koldo García, exasesor del exministro de Transportes
José Luis Ábalos, acusado de formar parte de una trama que habría cobrado
comisiones por la venta de mascarillas sanitarias a municipios y comunidades
autónomas durante la pandemia. La investigación sugiere que se habrían
repartido al menos 16 millones de euros entre diez personas de la compañía
implicada.
2. Contratación de David Sánchez:
David Sánchez, hermano del presidente Pedro Sánchez, fue contratado en 2017
como coordinador de actividades de los conservatorios de Badajoz. La asociación
Manos Limpias presentó una denuncia en 2024 acusándolo de malversación, al
considerar que obtuvo el puesto debido a su parentesco con el presidente. David
Sánchez defendió ante la jueza que encontró la oferta de trabajo en
internet.
3. Investigación en el
Ayuntamiento de Móstoles: El Juzgado de Instrucción número
5 de Móstoles citó a declarar el 28 de enero a 15 figuras políticas y dos
empresas por presuntas irregularidades en contratos menores del Ayuntamiento.
Entre los investigados se encuentran altos cargos del PP y PSOE, incluyendo a
Agustín Martín y Javier Gómez del PSOE, por delitos como prevaricación y
malversación.
4. Fraude en los cursos de
formación en Andalucía: El juez José Ignacio Vilaplana
continúa el proceso contra el exconsejero socialista de Empleo, Manuel Recio, y
otros investigados por presuntos delitos de prevaricación, malversación y
fraude de subvenciones relacionados con cursos de formación fraudulentos. Este
caso saca a la luz prácticas corruptas durante los gobiernos socialistas en
Andalucía.
Estos casos evidencian que, a pesar de las iniciativas del PSOE
para promover la transparencia y combatir la corrupción, existen desafíos
internos que socavan estos esfuerzos. La presencia de corrupción dentro del
partido puede debilitar la confianza pública en las instituciones y en las
medidas propuestas para limitar la influencia de las oligarquías, ya que se
percibe una incongruencia entre el discurso y la práctica. Para que las
políticas destinadas a fortalecer la democracia sean efectivas, es fundamental
que el partido aborde con firmeza estos casos, garantizando la rendición de
cuentas y aplicando sanciones adecuadas a los responsables. Solo así se podrá
recuperar la credibilidad y asegurar que las medidas propuestas tengan un
impacto real en la protección de la democracia frente a influencias
indebidas.
Y ahora viene mi propuesta fuerte: Para mí es una necesidad
urgente que surja en España un partido político de corte centrista, similar a
la Unión de Centro Democrático (UCD), hecho que implica valorar las ventajas de
una formación que busque el consenso, la moderación y el equilibrio en un
panorama político a todas luces excesivamente polarizado y que, por ende, es
ingobernable. Y como iba para abogada, pero me quedé por el camino (me distraje
con otros asuntos) aquí te dejo mis argumentos a favor de esto que expongo:
1. La moderación como clave para superar la
polarización
- España vive un contexto político marcado por la
confrontación ideológica en bucle entre bloques (izquierda y derecha, bailamos
la yenka continuamente), lo que dificulta los acuerdos en cuestiones
fundamentales como educación, economía o justicia.
- Un partido centrista podría actuar como puente
entre posturas opuestas, promoviendo acuerdos transversales y evitando la
parálisis legislativa.
2. Representación de una mayoría
moderada
- Muchas personas no se sienten representadas por los
extremos del espectro político. Un partido de corte centrista podría dar voz a
este sector de la población, que busca soluciones pragmáticas en lugar de
debates ideológicos eternos sin resultados visibles en la realidad. Yo siempre
fui socialista, pero tengo que confesar que el sanchismo ha acabado con mi
defensa de este partido político.
3. Un modelo exitoso en la Transición
- La UCD, bajo el liderazgo de
Adolfo Suárez, jugó un papel clave en la Transición española, logrando
acuerdos entre sensibilidades políticas muy diversas para construir la
democracia actual. A Adolfo Suárez aún se le considera el mejor presidente que ha
tenido España.
- Recuperar un modelo similar podría ser útil en un
momento donde las tensiones territoriales, económicas y sociales demandan
pactos amplios y un enfoque integrador.
4. Estabilidad y gobernabilidad
- Los partidos mayoritarios, al depender de alianzas
con fuerzas nacionalistas o de extrema ideología, a menudo adoptan medidas que
pueden resultar divisivas para el conjunto del país.
- Un partido centrista podría garantizar gobiernos
estables y más equilibrados, reduciendo la dependencia de fuerzas políticas con
agendas particulares.
5. Un espacio para el diálogo territorial
- España enfrenta desafíos territoriales (como el
conflicto catalán o el modelo autonómico). Un partido centrista podría plantear
soluciones basadas en el diálogo y el consenso, evitando tanto el inmovilismo
como los planteamientos rupturistas. Aunque, en este sentido tengo que decirte
que soy federalista (y, de paso, republicana), sobre esto te hablo al final de
este post.
6. Políticas pragmáticas y alejadas del
populismo
- El centrismo tiende a priorizar el pragmatismo estoico
sobre las ideologías rígidas, lo que permite diseñar políticas adaptadas a las
necesidades reales de la sociedad.
- Esto podría ser un contrapeso frente al populismo
creciente que explota las emociones y fomenta la división.
7. Un renovado pacto social
- Un partido centrista podría impulsar un nuevo pacto social que aborde
los desafíos actuales: transición ecológica, digitalización, desigualdad,
envejecimiento de la población, y regeneración democrática.
En conclusión, la creación de un partido político centrista, inspirado en el modelo de la UCD, podría contribuir a desactivar la polarización política en España, promover acuerdos de amplio alcance y garantizar la estabilidad necesaria para abordar los retos del país. Este enfoque, basado en el diálogo y la moderación, puede ser una herramienta valiosa para reconstruir la confianza ciudadana en las instituciones y fortalecer la democracia.
Por otro lado, defiendo también la necesidad de que España adopte
un modelo republicano y federalista. Lo que nos lleva a considerar los
beneficios de una organización política y territorial más representativa,
democrática y adaptada a las realidades del país. Aquí mis argumentos:
1. La República: un modelo más democrático y
moderno
a) Superación del modelo monárquico
- La monarquía no es elegida: En una
democracia moderna, todos los cargos deben ser fruto de la elección ciudadana.
Un jefe de Estado vitalicio y hereditario no responde al principio básico de
igualdad.
- Falta de rendición de cuentas: La
monarquía está protegida por un blindaje legal que impide juzgar al rey, algo
incompatible con la idea de un Estado transparente y responsable.
b) Un jefe de Estado representativo y
democrático
- En un modelo republicano, el presidente de la
República, elegido por el pueblo, simboliza la unidad del país de manera
democrática.
- Esto evita la percepción de que el poder se
concentra en una familia o en símbolos del pasado, conectando mejor con los
valores de igualdad y justicia.
c) Renovación institucional
- Cambiar a un sistema republicano permitiría
iniciar una renovación profunda de las instituciones, adaptándolas a los
valores democráticos del siglo XXI.
- Ayudaría a combatir la desafección ciudadana
hacia la política, dando a la gente más participación en la elección de sus
máximos representantes.
2. El federalismo: una solución al desafío
territorial
a) Reconocimiento de la diversidad
- España es un país plural, con identidades,
lenguas y culturas diferentes. Un modelo federal reconoce esta diversidad sin
necesidad de confrontación.
- A través de un pacto federal, comunidades como
Cataluña, el País Vasco o Galicia podrían ver garantizados sus derechos
culturales y políticos dentro del marco común español.
b) Mayor claridad competencial
- En el actual modelo autonómico, las
competencias están mal definidas, lo que genera conflictos entre el Estado
central y las comunidades. En realidad, cada comunidad autónoma hace lo que
quiere, así que mejor llamar las cosas por su nombre y ser honestos, ordenados
y responsables de una vez por todas.
- El federalismo establece un reparto claro de
competencias, evitando duplicidades, conflictos y aumentando la eficiencia en
la gestión pública.
c) Fomento del diálogo
- Un sistema federal promueve la cooperación y el
diálogo entre las regiones y el gobierno central, fortaleciendo la cohesión
del país.
- Este modelo también fomenta la
corresponsabilidad, ya que cada nivel de gobierno debe asumir sus decisiones
ante sus ciudadanos.
3. Superación de tensiones históricas
a) Fin de los conflictos entre centralismo y
periferia
- Muchas de las tensiones territoriales en España
tienen su raíz en un modelo de gobierno percibido como centralista (gobierno
central, Madrid) y ajeno a las necesidades de las regiones.
- El federalismo ofrece un marco donde la
diversidad es un valor, no un problema.
b) Una nueva narrativa nacional
- La República y el federalismo pueden ofrecer
una narrativa inclusiva y moderna, que reconcilie a la ciudadanía con el
proyecto de España como una democracia avanzada.
4. Ejemplos internacionales de
éxito
- Países como Alemania, Suiza o Canadá combinan
con éxito modelos federales y republicanos, demostrando que es posible
gestionar la diversidad territorial de manera eficiente y democrática.
- Estas democracias modernas muestran que la
pluralidad fortalece al Estado en lugar de debilitarlo.
5. Mayor legitimidad del sistema
- Una República federal podría ser resultado de
un proceso participativo y consensuado, lo que aumentaría la legitimidad del
nuevo sistema político-territorial.
- Este modelo no solo daría respuesta a las
demandas territoriales, sino que también renovaría la confianza de la
ciudadanía en las instituciones.
Conclusión
Adoptar un modelo republicano y federalista sería una forma de
modernizar España, adaptando su estructura política y territorial a los valores
democráticos del siglo XXI. La República garantizaría un jefe de Estado elegido
por todos, mientras que el federalismo ofrecería un marco de convivencia basado
en el respeto a la diversidad y el diálogo. Este enfoque no solo resolvería
problemas históricos, sino que también fortalecería la democracia y la cohesión
del país.
Ojalá algún
día lo vea en mi España querida.
Ana Naira
Gorrín Navarro.
17/01/2025.