<< De este mundo, yo solamente ya quiero beberme a sorbos los pedazos de mis ocho cielos.
Comerme una morena frita, bajo Abora, en la Caleta de Sebo y ver las estrellas de La Graciosa
en Pedro Barba. Afinar mi guitarra, apoyada mi espalda en sus muros gruesos.
Y ahora que con mis cansados dedos repaso las cuentas de olivina y lava del collar de mi amor,
aún con su olor, evoco cuando tocaba para ella mi timple, sentados en el puente de Las
Bolas, arrecifeño símbolo de los conejeros.
Un frangollo o hígado embarrado, alzando sendas copas a Tigotán con un tinto Airam.
Mientras suenan los tambores en la Rosa de los Vientos, tesoro de los majoreros.
Desde La Isleta a la Cueva Pintada de Gáldar y sus huellas en aborígenes pintaderas. De mis ancestros
sus símbolos imperecederos. Sagradas expresiones de sus conceptos.
En Tenerife, Papá Teide duerme para que vivamos en paz sus hijos. En sus noches gélidas,
escucho con el corazón los bucios, gritos guanches de guerra. Tinguaro y Bencomo, desde
Taoro, espíritus siempre a mi son. Alzo por ellos mis brazos al sol y desde la cima de la nación, soy de 3.718 metros.
Al frente de Echeyde, en mi isla gomera, el espíritu de Bonifacio Herrera y sus silbos
ancestrales aún retumban en sus barrancos. ¡Que no se nos olvide su mensaje, canarios!
La injusticia de su sangre derramada en una calle neoyorquina y la doble vara de medir de nuestros
políticos corruptos. Silla de oro para unos nacionalistas y garrote vil para otros.
En el pulmón verde canario, castigado por Tajogaite y sus demonios bimbaches. Olvidado ya de
los titulares, pero por siempre latente en mis pensamientos. Desde el Valle de Aridane
tambores auaritas marcan en la Isla Bonita el ritmo desde los recovecos de mis recuerdos.
El último y más alejado de los mosaicos europeos. Pórtico de esperanza de ciudadanos
africanos, por un futuro mejor movidos. En las negras orillas, féretros cayucos e impasibles
miradas occidentales hacia otros lados. El Hierro, a donde llegan quienes son de donde
venimos todos y a quienes todas las naciones del mundo recibirán en masa; nuestros africanos
ancestros. El árbol de Garoé, en cuyo tronco anidan bimbaches secretos.
No me olvido de nuestro Islote de Lobos ni de Montaña Clara, Alegranza, Roque del Este y
Roque del Oeste; nuestros Chinijos.
El amor a mi tierra canaria, que me llevó a empadronarme en sus ocho cielos. >>
Autora: Ana Nayra Gorrín Navarro. En Los Gigantes, a viernes 13 de octubre de 2023.
Escrito cedido al cantautor canario Tinguaro Hernández Franchy.
Muchas gracias, de corazon, con cariño la recojo, y así mismo como si fuera mi niña o mi niño, intentaré acompañarla sin hacerle daño, que crezca grande y bonita con el paso de los años, para mí es un honor que me cedas este poema,gracias Ananayra,
ResponderEliminar😘😘😘 Gracias por todo, Tingua.
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