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jueves, 19 de octubre de 2023

Día mundial de la lucha contra el cáncer de mama, 19 de octubre.

 





Y el primer nombre que creo que nos viene a todos/as los/las canarios/as a la mente, es el de nuestra maravillosa Hilda Sivero García, que en paz descanse. Cuya cuenta se mantiene activa en Instagram como testimonio de cómo ella pudo ser tan fuerte de vivir su lucha con coraje, positividad y alegría (en la medida en que el dolor se lo permitía).

Link al IG de Hilda 

https://www.instagram.com/hilda_5/?igshid=MzRlODBiNWFlZA%3D%3D

 

No obstante, hay que ser conscientes de que no todas las mujeres pueden ser tan fuertes. Y está bien admitirlo y pedir ayuda psicológica. Incluso ella, con toda su alegría y fuerza, tuvo días muy malos. Hoy, día mundial de la lucha contra el cáncer de mama, la recuerdo con especial ternura, puesto que como decía ella: << La sonrisa más bonita es la que se regala con el alma rota>>. Ella nos hizo reír y nos regaló su versión alegre y coqueta hasta el final. ¡Qué fortaleza interior hace falta para esto! Era un ser de luz y desde Allá arriba estará iluminando la vida de sus hijos amados. Tampoco ella se callaba cuando tenía un mal día, era honesta siempre. Un beso fuerte al cielo, Hilda. Y muchos besos a sus hijos, familiares y amigos/as.

 

Ojalá pronto la Ciencia fulmine el cáncer, en todas sus modalidades. Y el ser humano pueda tener una vida larga en la que, simplemente, todos/as podamos morir de viejos/as. Mientras tanto, el cáncer sigue cobrándose, año tras año, infinidad de víctimas de todas las edades, sexos, géneros y condiciones. Da igual el dinero, los bienes inmuebles y/o las posesiones materiales que tengas, cuando él aparece: todos/as somos iguales. Es triste constatar que el dolor, la enfermedad y la muerte nos iguala a todos/as, a ricos y a pobres.

 

Y no tiene nada que ver con haber sido mejor o peor persona. ¡Por Dios, no! Ni con haberte alimentado de una u otra manera o con haber hecho más o menos ejercicio. Despojémonos de la culpa, ¡por favor! El cáncer no es culpa de nadie. Es una enfermedad y como tal es parte de la creación. Ya bastante lucha tiene ante sí un enfermo/a de cáncer, como para que para colmo les hagamos sentirse culpables (seguro que te alimentabas mal, seguro que no hacías ejercicio, seguro que fumabas demasiado, seguro que te pasabas con el alcohol, seguro …). Lo único seguro es que todos/as vamos a morir. Por eso, mientras estés vivo/a, ¡agarra la vida por lo cuernos y vívela intensamente! No quiere esto decir que vivas de manera negligente para con tu propio ser (cuídate y vivirás mejor, no es seguro que más, pero sí es seguro que mejor). Controla la tendencia natural que tenemos todos/as los humanos/as a engancharnos a toxicidades (alcohol, tabaco, malos hábitos…). Pero todo en su justa medida, sin obsesiones.

 

Y desde este pequeño rincón de internet les doy ánimos y un abrazo lleno de amor, protección y ternura a todas las personas que están ahora mismo luchando contra un cáncer, sea el que sea.

 Si eres mujer, no dejes de acudir a tus revisiones anuales ginecológicas. ¡Son tan importantes!

Ahora me voy a salir momentáneamente de la línea de este post, pero he de ser sincera:

¿Quién soy yo para dar ejemplo? ¡NADIE! Si lucho contra un trastorno alimenticio, vinculado a la ansiedad, que me mantiene en guerra constante con la báscula. Si cuando tengo un mal día me desahogo comiendo dulces y bebiendo vino tinto. No obstante, soy consciente de lo que hago mal y por esto mismo quiero ser referencia de lucha, el mejor legado que puedo dejar a mi hijo es mi propio ejemplo. Por ellos, desde este lunes 9/10 he reseteado nuevamente el disco duro de mi mente y he iniciado nuevas rutinas. Empezando por dejar el Tryptizol, antidepresivo que también era profiláctico contra mis migrañas crónicas. La Amitriptilina tiene como efectos adversos muy frecuentes, los siguientes (copio y pego del prospecto):

Muy frecuentes: pueden afectar a más de 1 de cada 10 personas (y yo ya, tras años tomándolo, tenía casi todos);

  • adormecimiento/somnolencia (por las mañanas me costaba un mundo arrancar y activarme). El té matcha me ha ayudado bastante por las mañanas. Pero hasta que lo descubrí mis mañanas eran una tortura.
  • temblor de las manos u otras partes del cuerpo (me pasaba con el cuello y las manos cuando, por ejemplo, tomaba una taza de café).
  • Mareo (no lo experimenté).
  • dolor de cabeza (es curioso, porque me lo prescribieron para prevenir las migrañas, pero siempre me levantaba con una sensación de peso en la cabeza y de presión en el centro de la frente, el tercer ojo hindú).
  • latido cardiaco irregular, fuerte o rápido (también, pero tengo arritmia fisiológica crónica de nacimiento, así que no lo cuento como efecto adverso, mi corazón tiene un ritmo distinto al resto de corazones, es como quien nace con un ojo verde y otro marrón, es anormal, pero no es nada peligroso).
  • mareo al ponerse en pie debido a baja presión arterial (hipotensión-ortostática)
  • sequedad de boca (constante, por eso siempre bebo agua todo el tiempo).
  • Estreñimiento (no lo experimenté).
  • Náuseas (a veces).
  • sudoración excesiva (absolutamente sí. Sobre todo, por las mañanas al iniciar el día).
  • aumento de peso (obviamente, aunque tengo tendencia a engordar, desde que uso este medicamento el aumento de peso ha sido abrumador).
  • balbuceo o habla lenta (no. A mí no me callan ni debajo del agua, tengo facundia natural y hablo muy rápido, como canaria con origen de campo que soy, jaja).
  • Agresión (no).
  • congestión nasal (sí, siempre).
  • Se ha observado un importante aumento del riesgo de fracturas óseas y/o lesiones articulares, en los pacientes tratados con este tipo de medicamentos (ya llevo tres esguinces en el tobillo izquierdo y una lesión importante en la rodilla izquierda).
  • Pérdida de libido (y ésta ha sido, básicamente, la razón por la que abandono este tratamiento porque para mí mi sexualidad es importante y me he ido apagando como una vela encendida en medio de una ventolera).

 

Me pregunto si el abuso de ansiolíticos y antidepresivos tiene algo que ver con la aparición de tanto cáncer. Porque el uso de los primeros y el aumento de casos del segundo van en paralelo en las últimas décadas. Y no quiero con esto angustiar a quien necesite tomar antidepresivos y ansiolíticos. Solamente decirles que no deberían tomarse toda la vida.

 

Yo voy a probar la acupuntura asiática, ejercitarme diariamente para liberar el stress al que estoy sometida en mi día a día (como todos/as) y también al que me someto yo solita sobrepensando las cosas (me preocupan muchas cosas relativas a mi hijo, como a todas las madres del mundo, pero yo sobrepienso todo) y, por último, voy a cuidar lo que me llevo a la boca. Alimentación consciente, alimentarme para nutrirme. No para llenar mis vacíos emocionales llenando el estómago con dulce. Está científicamente demostrado que el azúcar activa un sistema de recompensas en el cerebro que lo hace liberar dopamina, una sustancia que nos estimula, que nos hace sentir bien. Numerosas investigaciones han arrojado que, a causa de esta recompensa, el cerebro busca que dicho estímulo se repita de forma cada vez más frecuente. Es la adicción al dulce de las personas con este trastorno alimentario, entre las que me incluyo.

 

Y esto lo cuento porque sé que hay muchísimas personas en la misma situación que yo. Ayer me encontré con alguien en la calle que me dijo, en plan tóxico total, que yo siempre escribo cosas de mí, siempre muy YO, YO, YO. Ok, es cierto. Pero la intención es buena, créanme. Pienso que, siendo transparente, muchas personas pueden verse identificadas conmigo y abriendo paso al diálogo, tal vez, entre los/las dos lleguemos a sentirnos mejor y a encontrar soluciones. Y también porque no todo es perfecto en esta vida y, aunque a la hipócrita sociedad en la que vivimos no le guste, para mí las personas tienen derecho a sentirse mal y a expresar que se sienten mal. A enfermar y a decir que están enfermos/as. ¡No somos robots, “cAjones”! Nos sacamos selfies riendo, pero jamás llorando. Y lo segundo es tan necesario como lo primero. Mi abuela Jacinta, que en paz descanse, quiso educarme para que jamás se notara cuando estaba mal. Admiro esta capacidad, uso esta filosofía para salir adelante, pero también hago uso de mis aprendizajes del tiempo en que vivo, en el año 2023, y les digo que jamás hay que callarse nada, que siempre hay que decir cuando estamos bien, pero también cuándo estamos mal. Por más que nos arreglemos y nos pongamos guapos/as para salir a la calle para que la tristeza no nos venza. La salud mental es importante, mucho más que las apariencias que queramos proyectar hacia los demás. Yo no vivo de cara a la galería, no vivo en las apariencias.

La clave es ser consciente de que tenemos derecho a estar mal y a sentirnos tristes, pero no quedarnos mucho tiempo en este estado anímico y mental. Sacudirnos rápido el polvo de las ropas, levantarnos y seguir caminando.

 

Besos y energía infinita de amor para todos/as.


Ana Nayra Gorrín Navarro. Los Gigantes, jueves 19 de octubre de 2023.

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