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jueves, 2 de julio de 2020

Vida sencilla y austera: pura.

 Así quiero que sea mi vida, sin más pretensiones que vivir el día a día sin complicaciones ni más compromisos que los realmente pueda asumir. Llegar a donde me lleve el viento.

Cuando trabajo lo hago con actitud y cuando me toca estar inactiva desarrollo la misma disposición para poder vivir esta situación lo más calmada posible, sin ansiedades ni stress. 

El contexto social, político y económico español de estos momentos se resume en una sola palabra: incertidumbre. Esto lleva a la crispación generalizada y hay personas que psicológicamente ya están mostrando síntomas de estar muy afectadas por toda la crisis Covid-19. Yo pienso que la suerte ya está echada y que cada quien tiene su destino al que, tarde o temprano, termina llegando. Por más que te escondas el sino te termina encontrando. Es difícil asumir que hay cosas que no podemos controlar pero es así, prácticamente todo está ahora mismo fuera de nuestro control. Así que mejor saca tu silla a la puerta de tu casa, como hacemos la gente del Sur, siéntate a ver pasar con calma la vida y no te amargues anticipadamente. 

No gastes dinero en lujos, invierte en lo que realmente necesitas para subsistir y no te digo nada de que ahorres y crees un colchón de emergencias porque sé que en estos momentos casi nadie se puede permitir ese lujo. Rodéate de gente positiva, buena y cariñosa, de buen rollo como decimos en España, que ahora mismo hace mucha falta la calidad humana de quienes te circundan. Vive una vida minimalista y austera, disfruta de los pequeños placeres de la vida que al final son los más grandes: conversar con tu hijo/a, pasar tiempo de calidad con tus hijos/as y familia, ver una serie o telenovela en familia todos juntos en el sofá de casa, abrazar y besar a quienes quieres, disfrutar de la Naturaleza del lugar en que vives (la playa, el monte,...), saborear una buena taza de café, abrazar a tu mascota (si es que se puede abrazar, jaja) y disfrutar de su silenciosa (o no tanto) compañía, sentir la presencia de ese ser que desata tu pasión y amor, leer un buen libro, deleitar tus oídos y sentidos con tu música favorita, en mi caso el Flamenco es medicina (¡Ay, mi Canelita!), ¡¡haz lo que más te guste y gózalo!! Siempre y cuando no te destruya. Reír, cantar y bailar junto a amigos, escribir (mi primera gran pasión), dedicarles tiempo y escucharles de manera activa, pintar, escribir, hacer ejercicio, componer canciones, cantar... Estos momentos son los que realmente importan en la vida, nada más. Cuando estés en el lecho de muerte no te vendrán a la mente las horas que pasaste preocupado por cuestiones laborales o económicas sino los momentos que viviste con tu familia y amigos/as riendo y disfrutando de la vida. 

La vida pasa rápido, vive como si Dios siempre te estuviera viendo, perdona rápido, besa con pasión y baila como si nadie te observara. 

Y retomando el hilo de mi post anterior sobre mi pasión por el Flamenco, hay una frase del Canelita que aplico a mi vida: <<Las cosas hay que hacerlas como el cante jondo: con temple y compás, bien y con sentimiento >>. Fuera de esta premisa todo estará mal, porque lo que se hace sin templanza ni compás estará desordenado (desafinado) y las prisas hacen que no le pongas sentimiento por tanto saldrá mal al final. 



 














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