Lo bueno, solo lo bueno, de la cultura surcoreana
Corea del Sur llegó a mi vida a través de los k-dramas que mi amiga Sandra Santana, con quien comparto muchos aspectos, me recomendaba: 'Aterrizaje de emergencia en tu corazón'. 'King the land', 'Something in the rain', 'Está bien no estar bien' y un largo etcétera. He continuado viéndolos, soy adicta a ellos, a través de las recomendaciones del algoritmo en Netflix y ahora también de las recomendaciones que me hace un "ciberamigo" surcoreano, aunque canario (es de Gran Canaria, actor de k-dramas, de mi edad y vive entre Milán, Seúl y Canarias), pero esto se los contaré más adelante. Puede que tengamos un encuentro en breve, cuando venga a Gran Canaria (donde viven sus padres y hermana). Cada noche hablamos por internet.
Ahora quiero centrarme en lo que he aprendido de esta hermosa cultura. Me voy a centrar solo en lo bueno. El machismo (del que por cierto te hablaba en el post relativo a la reseña del libro 'La vegetariana' de la surcoreana Han Kang, puedes encontrarlo en mi blog) y la alta tasa de suicidios debido al alto nivel de autoexigencia de las personas, lo dejamos para otro momento. Ahora solo quiero centrarme en lo que para mí debemos imitar:
Lo que los españoles podríamos aprender de la cultura de Corea del Sur: cultura del esfuerzo, superación personal, disciplina, pasión por el trabajo y respeto al prójimo.
La cultura de Corea del Sur ha sido un ejemplo de éxito a nivel global no solo por su capacidad de superación personal, esfuerzo y disciplina, sino también por los valores que rigen las interacciones sociales y la convivencia en sociedad. Aspectos como el amor profundo por el trabajo, el respeto profundo al prójimo, el lenguaje respetuoso y la empatía son pilares fundamentales que subyacen en la manera en que los surcoreanos se relacionan entre sí. Estos valores contribuyen a un entorno social armónico, eficiente y cohesionador, que fomenta el crecimiento colectivo y personal. En este sentido, los españoles podemos aprender y reflexionar sobre cómo integrar estos valores en nuestra cultura para fortalecer los lazos sociales y mejorar nuestra convivencia laboral y social, sobre todo.
1. El respeto profundo al prójimo en Corea del Sur
Uno de los principios más arraigados en la cultura surcoreana es el respeto al prójimo, especialmente hacia los mayores y las figuras de autoridad. En Corea del Sur, el respeto no solo se expresa de forma superficial, sino que es un valor fundamental que guía las interacciones diarias. Este respeto se ve reflejado en varios aspectos de la vida cotidiana, como la forma de tratar a los mayores, a quienes se les otorga un estatus muy elevado dentro de la familia y la sociedad. Las generaciones más jóvenes aprenden desde pequeños a mostrar deferencia y admiración hacia los mayores, un aspecto que se encuentra profundamente arraigado en el Confucianismo, que ha influido fuertemente en las normas sociales de Corea del Sur.
El respeto se extiende también a las figuras de autoridad y a las normas establecidas en la sociedad. En este contexto, los surcoreanos tienden a ser muy conscientes de la importancia de no interrumpir, escuchar activamente y valorar las opiniones de los demás. La cultura del respeto profundo contribuye a la armonía social y a un ambiente de cooperación, evitando conflictos innecesarios y promoviendo el trabajo en equipo.
En España, aunque también existe un respeto hacia los mayores y la autoridad, la informalidad en las interacciones sociales a menudo impide que se logre una muestra tan profunda de respeto en todos los niveles. A menudo, la jerarquía no es tan estricta como en Corea del Sur, y los jóvenes pueden mostrar más independencia en su trato con figuras de autoridad. Sin embargo, esto puede dar lugar a una falta de respeto implícita en algunas situaciones, sobre todo en contextos laborales o educativos, donde las relaciones de poder pueden diluirse en exceso. Los españoles podríamos aprender a integrar más respeto y consideración por los demás, especialmente hacia los mayores y las figuras de autoridad, como parte del proceso de desarrollo de una sociedad más cohesionada.
2. El lenguaje respetuoso y la cortesía en la comunicación.
En España, aunque el lenguaje también tiene sus formalismos, no siempre se practica con la misma rigurosidad el uso de niveles de cortesía según la jerarquía, y en ocasiones, las interacciones pueden ser menos cuidadosas. Las relaciones entre personas de diferentes rangos o edades pueden ser más relajadas y, en algunos casos, los jóvenes pueden mostrar una mayor informalidad con respecto al lenguaje hacia figuras de autoridad. Si bien en muchas situaciones se valora la cercanía y la sinceridad, a veces esto puede interpretarse como una falta de respeto o consideración. En este sentido, España podría beneficiarse al adoptar un enfoque más formal y respetuoso en el trato diario, que refleje mayor consideración por las diferencias jerárquicas y por la posición del otro en la conversación.
3. La empatía como principio social
La empatía es otro valor fundamental que se practica ampliamente en Corea del Sur. A menudo se espera que las personas se pongan en el lugar del otro, mostrando una preocupación genuina por el bienestar ajeno. Esta empatía está vinculada a la noción de comunidad, que es central en la sociedad surcoreana. El concepto de familia extendida es muy importante, y las relaciones interpersonales se construyen con base en la solidaridad, el apoyo mutuo y la ayuda desinteresada.
Por ejemplo, en situaciones laborales o académicas, es común que los compañeros de trabajo o los compañeros de clase se ayuden entre sí para alcanzar los objetivos comunes, a menudo priorizando el bienestar colectivo sobre el éxito individual. En situaciones difíciles, la empatía surge como una herramienta para mantener el equilibrio emocional y ayudar a las personas a superar los retos juntos.
En España, aunque la empatía también es valorada, a veces el enfoque individualista puede dificultar una respuesta colectiva ante las dificultades. El sentido de comunidad en situaciones difíciles podría ser más fuerte si se promovieran más activamente actitudes empáticas tanto en el ámbito profesional como en la vida personal. Además, la empatía puede ser crucial en la construcción de relaciones de confianza, tanto dentro de las familias como en los lugares de trabajo, donde el apoyo mutuo es esencial para un entorno saludable.
Conclusión
En resumen, los valores fundamentales de la cultura surcoreana —el esfuerzo, la superación personal, la disciplina, el respeto al prójimo, el lenguaje respetuoso y la empatía— constituyen una base sólida para el crecimiento personal y colectivo. Si bien España también valora el esfuerzo y el respeto en ciertos ámbitos, la cultura surcoreana nos muestra una forma de integración profunda de estos principios en todos los aspectos de la vida cotidiana. Al aprender de la cultura surcoreana, los españoles podríamos mejorar nuestra capacidad de empatizar, respetar a los demás, mantener un lenguaje más cortés y fortalecer la disciplina en nuestra vida diaria. Así, podríamos construir una sociedad más cohesionada, resiliente y comprometida con el bienestar común.
Ana Naira Gorrín Navarro.
27/03/2025.
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