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martes, 16 de abril de 2013

BRITISH WOMEN








I know I have the body but of a weak and feeble woman; but I have the heart and stomach of a king, and of a king of England, too. Isabel I.

En mi pueblo, he crecido con dos culturas: la española (bueno, en concreto la canaria) y la inglesa. Dos culturas que a simple vista no tendrían que tener grandes diferencias. Pero si nos adentramos en los fondos y las formas, las tienen, ¡y abismales! En las últimas generaciones tal vez no sean tan patentes, pero si miráramos dos generaciones atrás, comparando nuestras madres por ejemplo, nos daríamos cuenta de lo avanzadas mentalmente que están las mujeres inglesas en relación a las españolas en cuanto a igualdad de género y lucha contra el pestilente machismo se refiere.

Decir que en Inglaterra no hay machismo sería mentir. Pero está claro que la mujer inglesa ha sido muy efusiva en su lucha contra el machismo.

Ellas, como amas de casa, siempre procuran compartir sus tareas domésticas con sus compañeros. Y es que en una pareja donde los dos trabajen, ¡así ha de ser! Máxime cuando se tienen hijos y hay que darles ejemplo.

Tengo muchas amigas inglesas, sisters del alma que me han abierto los ojos a muchos estereotipos machistas que yo tengo en mi mente. Y, de verdad, lucho por no pensar ni actuar como una mujer machista. Thank you, sisters!

Si hablamos de brecha salarial (la diferencia salarial existente entre dos profesionales que estén igual de preparados y formados y que simplemente por ser uno mujer y otro hombre cobren diferente, la mujer menos) es prácticamente inexistente en Inglaterra. Igual pasa con el techo de cristal (la accesibilidad a la mujer a puestos de directivos, que en España es tan ardua de ver y en Inglaterra es tan habitual).

Las primeras manifestaciones y reclamos de igualdad entre géneros lo inició el grupo de las sufragistas en Inglaterra a comienzos del siglo XX (es esa época en España las mujeres no distaban mucho de las marroquíes, encerradas en las cocinas de su casa sin poder hacer nada sin la autorización de un hombre y sin poder salir de sus casas). Fue el primer paso para dejar de ser ciudadanas de segunda clase. Al adquirir el derecho al voto femenino, se logró que se prestase mayor atención a la voz de las mujeres en el ámbito político. En España, el derecho al voto femenino se ganó bien avanzado los años 30 aunque no fue hasta los años 50 cuando las mujeres comenzaron a acercarse sin miedo a las urnas a ejercer su derecho al voto, debido a que en los años 30 eran amedrentadas por machistas violentos.

Con la aparición de la píldora y muchos otros métodos anticonceptivos, la mujer logró un avance en su desarrollo laboral. La píldora anticonceptiva llegó a España a fines de 1978 (en el mismo año que nuestra Constitución Española actual) cuando en Inglaterra ya hacía años que se usaba. Significó un gran cambio socioeconómico: la fuerza laboral se duplicó. Finalmente la mujer podría elegir un esposo y el momento para tener a sus hijos. Pese a que las primeras mujeres en usarla fueran tachadas de PUTAS. Ese insulto que les gusta tanto a los hombres machistas, que pierden los papeles cuando sienten su egemonía de poder machista amenazado por una mujer y no tienen otro argumento que recurrir a la vil palabra: ¡PUTA!

Como dice la cantante española BEBE en su canción MALO ERES : CADA VEZ QUE ME DICES PUTA, TU CEREBRO SE HACE MÁS PEQUEÑO.













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