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martes, 7 de abril de 2020

Cuarentena, día 24

Ayer comencé con mucha energía la semana: Como cada día de lunes a viernes me desperté a las 8 h. (sí, ya hace días que puse fin a eso de despertarme a las tantas), me desayuné mi súper taza de café con un pequeño bol de cereales de avena y cacao puro mientras leía la prensa en una app que me ha recomendado mi profesora de francés y desde la que puedes acceder a absolutamente toda la prensa francesa (periódicos y revistas) se llama Jornaux français y está disponible en el Playstore,  participé en las labores familiares del hogar (esto de trabajar en equipo es el mejor invento en todos los ámbitos), me puse a estudiar gramática francesa y luego a estudiar algo de vocabulario. Sin apenas darme cuenta llegó el momento de la pausa para el almuerzo familiar, luego sobremesa viendo televisión todos juntos, el cafecito, una siestita al sol en la terraza y ya estaba remontada en la tarde. Empecé mi jornada de escritura (trabajo en mi quinta novela) y esto me llevó casi cuatro horas. Al término de la misma salí a bailar y aplaudir al balcón. En esta ocasión, la música con la que nuestro vecino Chano Escuela nos deleita cada tarde iba dedicada a la comunidad italiana de Los Gigantes. 



 Fue una bella sesión de música italiana de los años 90, ¡mi favorita! Umberto Tozzi con su Gloria, L'italiano de Toto Cotugno de la que su estribillo Lasciatemi cantare, con la chitarra in mano, lasciatemi cantare, lasciatemi cantare... fue coreado a voces por los italianos del pueblo y fue algo muy bello. Matteo, Natale, Gianfranco, Samanta, Michella, Isabella, Simone,..., todos ellos llevaban los rostros de esta dedicatoria tan bella de nuestro vecino más detallista. 

Después paseé a los perros, estos dos que antes no se podían ni ver y ahora parecen hermanos de la misma camada y que tantos buenos ratos nos hacen pasar con su cariño sin límites. Mascarilla y guantes ya son complementos indispensables para salir a la calle, no salgo a pasear a los perros sin ellos, además de la botellita con agua y lejía y las bolsas de plástico. 

Al regresar me subí a mi máquina de step en el balcón de cara al mar, enchufada a mis auriculares con una playlist de música italiana (Umberto Tozzi, Gianluca Grignani, Tiziano Ferro, Andrea Bocelli...). ¡La música, siempre ella es la salvadora del mundo! Junto al cine y la literatura. Para que luego digan que no se ha de invertir en cultura, ¡es el alma del pueblo y cuando algo malo le pasa es el mejor y único refugio posible de este!







Al término de mi sesión de ejercicios me sentí cansada pero muy satisfecha. Me ha animado a continuar cada día con estas sesiones de 40 minutos de step y quemar 500 calorías diarias. No voy a decir que estoy a dieta pero estoy tratando de comer lo más sano posible. Tengo al mejor personal trainer del mundo: mi hijo, quien quema cada día 2000 calorías en sus sesiones de ejercicios diarios en el gimnasio personal que se ha montado en su habitación y quien come tan sano como mi hermano Bruno, ¡y así están los dos de figurines! A mí se me va mucho la mano hacia el dulce, especialmente el chocolate y la leche condensada, pero estoy empezando a percatarme de los beneficios en mi cuerpo y del bienestar físico y mental que dan el ejercicio y la alimentación saludable así que al menos esta semana estoy hiper-motivada a hacer las cosas bien con mi físico. Ya se sabe: Mens sana in corpore sano!





Como pongo en estas fotos, extraño muchas cosas de nuestra vida normal (por ejemplo: ir al cine con mi hijo y luego al Burger King, salir los sábados por la noche a bailar, beber alcohol, hablar y reír con todo el mundo practicando el inglés, italiano y francés con ellos y terminar en la playa de Los Gigantes viendo amanecer), pero creo que por respeto a quienes han perdido a un ser querido víctima del Covid-19 voy a parar de decir que esto nos ha traído también cosas positivas, poniéndome en la piel de estas personas que han perdido a seres queridos no hay nada positivo en esta terrible pandemia mundial. Eso no exime de que les llame a ver siempre el vaso medio lleno y a vivir la vida como sus familiares, ya en el mundo de los espíritus, quisieran que la vivieran: felices y sanos mientras se pueda. 

Ahora llega el buen tiempo, es importante coger al menos 15 minutos al día de sol para recargar nuestras reservas de vitamina D que tanta energía nos da. ¡No dejen de hacerlo!, eso sí con protección solar, yo uso factor 100, jeje.  Y como ya les dije en una ocasión, cada noche antes de dormir uso crema Nivea nocturna con Q10, ¡mi abuela Jacinta Díaz que tenía la piel más delicada y bella que vi siempre la usaba antes de dormir! Y es una crema muy económica (solo 7 euros en el Mercadona). 


Un abrazo muy fuerte a todos/as. Permanezcan a salvo en sus casas que en menos de lo que pensamos esta pesadilla acabará y volveremos a viajar, a abrazarnos, a ir a los bares,y, sobre todo, ¡¡volveremos a nuestros trabajos y rutinas diarias!!







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