De las lecturas de Murakami he obtenido muchos mensajes valiosos. Uno de ellos es la importancia de ser crisálida antes de llegar a ser mariposa.
En esta sociedad enferma de prisa todo lo queremos ya, cuanto antes. Y todo ha de ser positivo y perfecto desde el comienzo y para siempre jamás. Sin embargo, la mayoría de veces somos solo gusanos/as formándonos para ser mariposas y antes de llegar a eso, hay que aferrarse mucho a nuestra crisálida. Ese tiempo y lugar en el que nos formamos para llegar a ser lo que realmente seremos al cien por cien de nuestras capacidades y potenciales.
Amar ser crisálida es tan importante como amar el resultado final de vernos volar cual mariposas.
En todo lo que te propongas en esta vida, tendrás que pasar por un proceso de preparación primero. El esfuerzo, la disciplina, la lealtad a tu propia disciplina, el honor y la voluntad de sacrificio han de ser constantes en tu vida, ¡siempre! Si no, jamás conseguirás nada.
Y esto, que parece tan básico, me lo ha recordado los libros de Murakami.
Tengo 44 años, puede que esté a la mitad de mi vida, ¿Y saben qué? Todavía soy crisálida. Me estoy preparando y formando aún para poder llegar a ser la mariposa final que quiero ser. Cada día es la suma de un proceso. Hay días, puede que semanas e incluso meses y/o años, que a lo mejor ha sido una resta en lugar de una suma, pero al final, como unas veces se gana y otras se aprende, incluso la resta final resultará que era una suma, ya que incorpora positivamente los conocimientos adquiridos en lo que parecían errores.
Si estás estudiando para algo, si estás en el gimnasio con un objetivo físico marcado, si entrenas cada día para algo, si estás tratando de dejar un mal hábito (fumar, beber alcohol, adicción al dulce, lo que sea), si te estás formando y preparando para superar cualquier examen (en mi caso el B2_2 de francés, por ejemplo): ¡Disfruta de tu tiempo de preparación! De ser crisálida. Aférrate a tu capullo, es éste tu hogar, tu lugar de formación y preparación, cuida cada detalle, sé minucioso/a tejiendo los hilos de tu crisálida y luego saborea las mieles de tu éxito. No sin antes haber saboreado las mieles del proceso. ¡No te avergüences por ser crisálida! O jamás llegarás a ser mariposa.
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