viernes, 17 de mayo de 2024

Proyecto Turismo en Los Gigantes

 

 

 

PROYECTO. ANTROPOLOGÍA Y DESARROLLO.

El impacto del turismo en una sociedad.

Caso concreto del pueblo de Los Gigantes, municipio de Santiago del Teide, Tenerife.

Islas Canarias.

 

 




 








Realizado por Ana Naira Gorrín Navarro. Antropología y desarrollo, UNED.


 

 

 

 

 

 

 

 

ÍNDICE

1. Bibliografía Página 3.

2. Introducción Página 4-9.

3. Desarrollo Página 10-16.

4. Conclusiones Página 16-17.

5. Fotografías Página 17- 27.

 

1.      Bibliografía consultada:

 

1)      Libro Chinyero, Tomo II, autores: Colectivo cultural Arguayo (D. Domingo J. González Rodríguez, D. Enrique Pérez Alegría q.e.p.d. y D. Carlos A. Rodríguez Sánchez q.e.p.d.). Páginas 299- 335. Editado y publicado por el Ayuntamiento de Santiago del Teide y Graficolor impresiones.

 

2)      Manual de Antropología y desarrollo, de Beatriz Pérez Galán (profesora de Antropología en la UNED) y varios autores. Editorial Catarata.

 

3)      Antropología y turismo, claves culturales y disciplinares, libro de David Lagunas (año 2007).

 

 

4)      Artículo académico de la Universidad Complutense de Madrid, de José Lázaro Quintero Santos, sobre el impacto del turismo en las sociedades. Páginas 263- 297.

 

5)      Fuente:      https://entreelespacioyeltiempo.wordpress.com/2020/04/18/cuales- son-los-impactos-o-repercusiones-asociados-a-la-actividad-turistica-en- canarias-con-algunas-alternativas/

 

6)      PDF descargable en internet: La construcción territorial de la propuesta de Lanzarote (1960-74): el canon de César Manrique entre el paisaje y el turismo.



 

2.      INTRODUCCIÓN

 

 

A modo de introducción, como bien sabemos, el clima cálido que tiene el archipiélago favorece la llegada anual de millones de visitantes para, principalmente, tomar el sol en sus playas. (15.000.000 en los últimos años). La variedad de paisajes favorece el acercamiento. Estos turistas proceden, en su mayoría, del extranjero (más del 66% del total), Sobre todo del Reino Unido y Alemania, y en menor medida del territorio español (30 34 %).

 

La actividad turística está presente en todo el archipiélago, aunque las islas con una mayor afluencia de visitantes son Tenerife y Gran Canaria que acogen al 69,5 % de los turistas que llegan a la Comunidad.

 

(Fuente: https://entreelespacioyeltiempo.wordpress.com/2020/04/18/cuales-son-los- impactos-o-repercusiones-asociados-a-la-actividad-turistica-en-canarias-con-algunas- alternativas/).

 

¿Cómo era el pueblo de Los Gigantes antes de 1963, año en que se empezó a dibujar la construcción del Hotel Los Gigantes y de qué se vivía antes del boom turístico de los años 70?

La peculiar orografía agreste de Los Gigantes permaneció inalterable hasta el primer cuarto de este siglo, en que comenzó el sorribo de los terrenos para la construcción de huertas de tomates. En esta época aún se vivía casi exclusivamente de la agricultura, ganadería (cabras) y pesca en el suroeste de Tenerife, donde nos ubicamos.

A lo largo de la segunda mitad de este siglo, la aún naturaleza salvaje de Teno (a la que pertenecía Los Gigantes) se transformó poco a poco en una urbanización turística.

No obstante, el primer poblador que tuvo esta región fue un argelino, de ahí que la playa de Los Gigantes sea conocida popularmente como La playa de Argel y oficialmente sea conocida como la Playa de los Guíos o Guinchos (por las aves salvajes, guinchos o guíos, que poblaban Los Acantilados de Los Gigantes). Este argelino, según señala el Libro Chinyero, tomo II, fue descendiente de unos esclavos que habitaban La Casa Fuerte de Adeje, casa aristocrática de los marqueses de Adeje que en sus explotaciones agrícolas tuvieron a esclavos/as africanos y guanches, tanto como a ciudadanos libres. El nombre de este señor argelino se desconoce, pero él se fabricó su propia casa en la playa,


viviendo temporalmente en la región. Hasta que un día se fue, tal vez harto de habitar una zona despoblada y con tan difícil acceso a suministros. Desconocemos su paradero final.

Mucho más tarde, en un caluroso día del verano de 1960 fue descubierta la zona por el navarro Juan Manuel Capdevielle San Martín, quien había nacido en 1908 en Guinea Ecuatorial y falleció en Madrid.

Por Los Gigantes llegaron a pasar personajes tan ilustres como César Manrique, quien fue el primer diseñador del muelle. Aunque posteriormente no se siguieran sus ideas de respeto paisajístico de la Naturaleza y fuera otro arquitecto el que hiciera el muelle.

En el libro Chinyero tomo II, página 302, leemos:

<< En un caluroso día del mes de agosto de 1960, cuatro personas, un hombre y tres mujeres, transitaban fatigados y sudorosos en un coche descapotable por una tortuosa pista de tierra y piedras que unía Tamaimo con Puerto de Santiago. Cuando ya sus cuerpos se encontraban exhaustos de tanto socavón, al doblar una curva del camino los viajeros se quedaron petrificados. Pasados los momentos iniciales, bajaron del coche atónitos y contemplaron el paisaje más maravilloso que habían visto en sus vidas: ¡Los majestuosos Acantilados de Los Gigantes!

Después de contemplarlo largo rato, hechizados por la fantástica visión, una idea fue haciéndose forma en la mente del conductor de aquel destartalado coche: convertir aquella zona en una urbanización turística, pero ¿quién era aquel hombre? ¿Qué estaba haciendo en aquel remoto lugar del suroeste de Tenerife?

Juan Manuel Capdevielle San Martín, nació en Guinea Ecuatorial cuando se encontraban sus padres en ese país, vivió su infancia en Madrid, pero pronto se fue a vivir con sus padres a Navarra, de donde eran oriundos, de la zona francesa que lidiaba con Navarra. Tuvieron dos hijos, Juana y Juan Manuel. Juana Capdevielle San Martín durante la década de los años treinta fue una de las filósofas más importantes de España, discípula de Zubiri. La hermana de Juan Manuel, Juana, nació en 1905 en Madrid y murió ejecutada en Lugo el 18 de agosto de 1936 por sus ideas republicanas y rojas. Fue asesinada en el kilómetro 526 de la carretera N-VI, encontrándose su cuerpo al día siguiente en las proximidades de Rábade, en la provincia de Lugo.

Su hermano, Juan Manuel Capdevielle, estudió en Francia ingeniería forestal. En 1928, ocho años antes de la ejecución de su hermana, se embarcó para Guinea Ecuatorial en un barco que se llamaba “Montevideo”. Durante la travesía, el barco hizo escala en Tenerife; Juan Manuel cogió el tranvía en el muelle y llegó hasta Tacoronte. Cuando atravesó los floridos campos que terminaban en bellas montañas (en la zona en la que hoy está el Aeropuerto de Los Rodeos), quedó cautivado por el paisaje y, desde entonces, se propuso vivir algún día en aquella zona (años más tarde, en 1952, se compró una casa frente al campo de Golf en Tacoronte). Se asentó durante un tiempo en Guinea Ecuatorial.


Estando de vacaciones en Madrid le sorprende el estallido de la Guerra civil. Él y toda su familia fueron republicanos y Juan Manuel luchó en la Guerra Civil española del bando republicano, resultando gravemente herido hasta en dos ocasiones. Finalizada la guerra civil estuvo un año en un campo de concentración y al no encontrársele ningún delito le dejaron en libertad.

Libre de la pesadilla bélica, volvió a Guinea, siendo el único “oficial rojo”, como le apodaban.

En 1952 se trasladó a Tenerife, donde se compró una casa frente al campo de Golf de Tacoronte. Al poco tiempo se instaló en Madrid, residiendo en la capital de España hasta los primeros meses de 1960 en que, de nuevo, fijó su residencia en Tacoronte.

Cuando Capdevielle descubrió, junto a su mujer, su cuñada y su hija, los Acantilados de Los Gigantes, quedó absolutamente prendado e, inmediatamente, vio el futuro en la panorámica que se abría ante sus ojos. La construcción de un pueblo quedaría preciosa en el lugar. Vislumbró la creación de un hotel, que ayudaría a que viniera gente a la zona y se pudiera urbanizar.

Rápidamente, se puso en contacto con un amigo alemán de mucha influencia a quien había conocido en Guinea, el Sr. D. Enrique Mayer Von Wingestein, dueño de una fábrica de madera en Santander y que compraba la materia prima de su negocio en Guinea.

Mayer vio factible el proyecto de Capdevielle. Sin embargo, estaba metido en tantos negocios a la vez que se lo propuso a su consuegro llamado Pedro González Bueno y Boccos. Quien, una vez tuvo conocimiento del proyecto, quedó entusiasmado con el mismo y lo compartió con su familia, que integraban la Sociedad Empresas Unidas, en unión con José González Fortes, constituyeron AGIGANSA, empresa promotora de la urbanización.

Pedro González Bueno y Boccos era una persona muy importante e influyente en la sociedad española de aquel momento. Su profesión fue la de ingeniero de caminos, canales y puertos. En 1936, fue ministro de “Acción Sindical” en el primer gobierno de Franco. Después de la guerra civil fue presidente de muchas empresas, entre las que destacan Citroën (él introdujo esta empresa en España), Osran (empresa eléctrica), Cice (empresa de instalaciones eléctricas) y Caser (compañía de seguros).

Por su parte, D. José González Fortes era natural de Santiago del Teide, pero debido a las hambrunas en Canarias de los años 50 emigró a Cuba, donde aprendió múltiples oficios antes de regresar a su Tenerife natal que tanto añoraba. Él fue el encargado de instalar las tuberías de agua para abastecer a la nueva urbanización. Su obra fue extremadamente compleja, pues pasó las tuberías por los Acantilados. En primer lugar, instaló una tubería a 25 metros del nivel del mar y, posteriormente, otra a 50 metros. La traída de agua a la zona constituye una de las hazañas más épicas en el desarrollo económico del municipio de Santiago del Teide.


Así pues, de 1961 a 1966 Capdevielle fue el encargado de coordinar las obras de infraestructuras de la urbanización que quería levantar en Acantilados de Los Gigantes y que llevó a cabo la empresa Luis Díaz de Losada.

Las ordenanzas turísticas del plan parcial preveían la construcción hotelera, como medio de atraer gente a la zona y desarrollarla económicamente. AGIGANSA encargó la redacción del proyecto del hotel al prestigioso arquitecto Muñoz Monasterio. No obstante, lo cuantioso de la inversión y las inciertas posibilidades de que un hotel pudiese funcionar en una zona totalmente despoblada, alejada y aislada, determinó a AGIGANSA a pensar en vender la parcela del hotel.

Enterado el contratista de la Urbanización, Luis Díaz de Losada, del propósito de AGIGANSA de vender la parcela hotelera, transmitió esta idea a un empresario amigo suyo, Ángel Piñeiro, quien, en unión con otros empresarios habían construido hoteles en el Puerto de la Cruz y en La Orotava.

Ángel Piñeiro, con una decisión firme y con el espíritu que caracteriza a los “pioneros”, propuso y convenció a los seis accionistas, con quienes, conjuntamente, había construido los hoteles del Puerto de la Cruz y de La Orotava. Creía firmemente, al igual que Capdevielle, que construir el Hotel haría que se impulsara la zona y hasta vislumbró posible la idea de Capdevielle de que naciera un pueblo en la zona.

La construcción del hotel se planificó en dos fases. La solicitud de construcción se llevó a cabo el día 27 de junio de 1965, habiendo obtenido la licencia de obras del Ayuntamiento de Santiago del Teide en sesión plenaria de fecha de 8 de agosto de 1965.

La primera fase se inauguró el día 15 de diciembre de 1967. La segunda fase, que constituyó su inauguración formal, tuvo lugar el día 3 de 1973, asistiendo a la misma altísimas personalidades de la vida política de aquel momento, encabezadas por los entonces Príncipes de España, D. Juan Carlos I y doña Sofía.

Se construyeron viviendas y muchos trabajadores del hotel compraron casas en el pueblo que comenzaba a desarrollarse. Con los años, muchos de estos trabajadores del hotel montaron sus propios negocios en el pueblo (familia Verde creando un gran bazar, familia Flores abriendo el tan necesario supermercado, la familia Llarena abriendo la farmacia y así con muchas familias pioneras).

En mi caso particular, tengo el ejemplo de mi padre, D. Juan José Gorrín Martel, quien siendo un adolescente empezó a estudiar contabilidad por correspondencia, mientras pastoreaba cabras y trabajaba por horas en la cooperativa agrícola en su Tamaimo natal. Pronto empezó a trabajar en el Hotel Los Gigantes logrando ascender de categoría hasta llegar a ser jefe contable hasta el día de su jubilación. Mi padre siempre dijo que fue gracias al hotel que la zona creció económicamente y que, si no hubiera sido por su creación, él y muchas familias hubieran tenido que emigrar (como de hecho hizo su padre, mi abuelo paterno, D. José Gorrín Gorrín que emigró a Cuba y que no regresó a Canarias hasta ser ya bastante anciano). Puesto que la agricultura y la ganadería en Canarias atravesaban en esos años una crisis monumental, haciendo imposible a las


familias vivir. De este modo, todas estas familias dieron el salto de trabajar en la agricultura a hacerlo para el turismo incipiente que llegaba al suroeste de la isla. Logrando construir sus vidas en torno al sector servicios para el que trabajaban.

Pero volvamos la vista más atrás, Capdevielle, como consejero delegado de la empresa AGIGANSA, lo primero que hizo fue ponerse en contacto con los dueños de los terrenos, resultando muy compleja la delimitación de sus propiedades, ya que no estaban amojonados. Los terrenos que pudo adquirir los compró a 100 pesetas el metro cuadrado.

Capdevielle bautizó la zona como “Acantilados de Los Gigantes”, aunque en un primer momento fue bautizada como “Acantilados de Teno”, nombre que Capdevielle no veía muy turístico, por lo que decidió cambiarlo por el primero en homenaje a los colosales acantilados que tanto le impactaron desde que los vio por primera vez.

El primer folleto turístico de la villa de Santiago del Teide lo diseñó el señor Capdevielle para la promoción de “Acantilados de Los Gigantes”, las fotografías las hizo el famoso fotógrafo Cebrián. La Litografía Romero imprimió en 1965 dicho folleto en cuatro idiomas: español, francés, inglés y alemán.

El pueblo de Los Gigantes ha tenido habitantes ilustres, como Carlos Mahou, propietario de la fábrica de cervezas más famosa de España. Durante su estancia en Los Gigantes, colaboró en múltiples obras sociales que redundaron en beneficio de los vecinos de la zona. Así, en Puerto de Santiago (pueblo aledaño a Los Gigantes y que de hecho en muchos folletos turísticos de la época consideraban Los Gigantes y Puerto de Santiago el mismo pueblo y lo promocionaban como tal, dando el nombre de uno o de otro indistintamente), también construyó la bajada al muelle: donó 700.000 pesetas para la ampliación del muelle pesquero; dio 150.000 pesetas para la construcción del techo de la escuela, y para las fiestas patronales del pueblo siempre contribuía con cerca de 30.000 pesetas.

En Alcalá, otro pueblo cercano, construyó el muelle pesquero y parte de la plaza pública. El alcalde pedáneo de Masca (pueblo rural que se ubica al otro lado de los Acantilados), Carlos Mahou le entregó dinero para la construcción de la carretera de acceso, así como un televisor y un cuadro de Joaquín Bustillo.

En la festividad de Reyes se disfrazaba de rey mago y alquilaba los camellos con los que se repartían juguetes a los niños de las incipientes poblaciones de la región.

En este tiempo, estos pioneros se preocuparon bastante por preservar el medioambiente de lugar y para ello se creó la Asociación administrativa de Conservación de los Acantilados de Los Gigantes, presidida por el inglés Clifford Morgan, nacido en Haverfordwest el 19 de noviembre de 1916, de profesión ingeniero en electrónica. Conoció Los Gigantes en 1976 al pasar unas vacaciones en el Hotel Los Gigantes, quedando absolutamente enamorado del lugar. Tanto que acabó comprándose una casa y en 1981 fijó su residencia definitiva en el pueblo. Desde el primer momento se preocupó porque la zona se preservara y luchó fieramente por ello a través de la Asociación que presidiera.

Vemos entonces como la creación del Hotel Los Gigantes permitió el desarrollo de la zona. Ahora bien, ¿qué entendemos por desarrollo según la Antropología y desarrollo?

Según el manual de Antropología y desarrollo, de Beatriz Pérez Galán (profesora de Antropología en la UNED) y varios autores. Editorial Catarata, vemos:

Debemos manejar un concepto o enfoque de cultura basado en la práctica social situada (lo que la gente hace en sus contextos reales), centrándonos en la perspectiva micro en esta ocasión.

Tenemos que evitar, a toda costa, las valoraciones morales en el concepto de pobreza.

Durante seis décadas, el “desarrollo” se utilizó para legitimar innumerables políticas económicas y sociales, con la idea de que el bienestar para todos era inminente. Con la llegada de la globalización, el desarrollo fue progresivamente sustituido por la lucha contra la pobreza y se volvió a retomar el crecimiento como único recurso. A pesar de su fracaso, el desarrollo, curiosamente, sobrevive como un atisbo de esperanza colectiva, porque se basa en una creencia profundamente arraigada en nuestro imaginario, donde la necesidad de creer supera cualquier duda que se pueda tener sobre el objeto de la creencia.

En las páginas 127-207 del citado manual, se nos muestra primeramente que no hay una panacea o fórmula a aplicar en general para definir el desarrollo, sino que hay que ir caso a caso y la respuesta correcta es más bien una fusión de formas culturales, sociales y económicas locales, un elemento dentro de un complejo de factores relacionados. Valorando las necesidades de los locales de una zona por encima de todo. De tal modo que para que se considere desarrollo ha tenido que beneficiar a los locales de la región y no solo a la parte que se instala en la sociedad supuestamente a desarrollar.

En el manual, hay una parte destinada a una lectura del antropólogo Bonfil, página 328 del manual, quien nos habla de los requisitos necesarios para que se produzca el etnodesarrollo, entendiendo por éste el ejercicio de la capacidad social de un pueblo para construir su futuro, aprovechando para ello las enseñanzas de su experiencia histórica y los recursos reales y potenciales de su cultura, de acuerdo a un proyecto que se defina de acuerdo a sus propios valores y aspiraciones.

Para ello, debemos definir nítidamente la cultura propia y definir que un pilar básico es la autonomía de decisión de la colectividad sobre su propio acervo y posesiones como tal.

En este sentido, vemos que la construcción del hotel sirvió a su vez para impulsar a muchos agricultores de la zona, a quienes el hotel les compraba sus verduras y hortalizas, a muchos ganaderos, pues los huevos eran comprados a granjas locales. Dándose el beneficio mutuo continuo y apoyo a las infraestructuras de desarrollo de un pueblo.


3.      DESARROLLO

La antropología del turismo tiene como objeto de análisis fundamental el encuentro (encounter) que se produce en la relación de aceptación mutua entre el huésped y el anfitrión (guest/host), dentro de un espacio antrópico y natural específico (territorio). La movilidad humana que se origina en tal contexto se manifiesta de varias formas en las fronteras culturales, y revela grados distintos de conflictos identitarios en relación a los sujetos implicados.

Las fronteras de la disciplina no son ciertamente más claramente identificables, y de hecho no son escasas las ocasiones y las circunstancias en las que se producen superposiciones con otras disciplinas, por ejemplo, con las disciplinas geográficas, psicosociales o económicas; todavía perdura en nuestra disciplina el focus central, marcadamente distinto del turismo en tanto que elemento de la cultura humana y como parte de una forma de vida y un ámbito etnográficamente individualizado, respecto a cuáles son los intereses cognoscitivos particulares que son reconocidos en el social and cultural change”, a pesar de los efectos de producción de sentido que el turismo genera.

Según el manual de “Antropología y turismo, claves culturales y disciplinares”, libro de David Lagunas (año 2007, páginas 10-50):

<< El turismo implica, a primera vista, un desplazamiento territorial que supuestamente ha de generar un enriquecimiento cultural. Para algunos, entonces, todo turismo es por definición “cultural”. Pero no debe reducirse a ese sentido restringido de adquisición de cultura. Probablemente el turismo genera formas culturales como las de los hoteles, aeropuertos, clubs de playa, que no pueden ser contempladas como una “tercera cultura” (Eriksen, 2002, página 301).

Si entrevistamos a los lugareños de cualquier zona turística, éstos hoy por hoy no están ya muy seguros de las bondades que conlleva el turismo, al hacer balance de los costes y beneficios y de la distorsión de los espacios que son vendidos como si fueran auténticos. Lisa Wynn (2006) se pregunta qué es lo que los turistas quieren, señalando lo irónico de la semejanza entre la aseveración académica de que los turistas consumen algo no auténtico revestido de una aureola de autenticidad y la palpable demanda del turista por lo no turístico, lo auténtico y lo autóctono.

Algunos de los temas más candentes respecto a la antropología del turismo se refieren a la cuestión de si el turismo realmente se identifica con el progreso o con un cierto estilo de sociedad de consumo, siendo temas fundamentales los impactos socioambientales producidos por la utilización masiva y circunstancial de un lugar. Por ejemplo, en la insostenibilidad del turismo residencial (viviendas vacacionales), donde el estudio de antropólogos culturales como Antonio Aledo, Tomás Mazón y Alejandro Mantecón, determina como exacerbado el crecimiento del turismo residencial en el Mediterráneo español, vinculado a la ausencia de planificación, el cual ha generado una serie de impactos socioambientales de difícil manejo. Los autores plantean que dicho tipo de turismo se encuentra ligado a los intereses del capital inmobiliario, los actores sociales que entran en juego y el choque entre la lógica cultural y la lógica empresarial.


Así, se concluye que con el tiempo el turismo de viviendas vacacionales ha de desaparecer, pues perjudica gravemente a los locales, no así las plantas hoteleras, que bien administradas pueden redundar, como ha sido el ejemplo del Hotel Los Gigantes, en beneficio mutuo. Sin sobrecargar de población los lugares, sin dañar el medioambiente (pues los hoteles tienen continuas auditorías sanitarias, medioambientales, …, a las que al menos por ahora no someten a las viviendas vacacionales).

Existen paradojas al observar que los habitantes de los lugares se convierten en turistas de los mismos. El ciudadano mira su pueblo o ciudad ya con otra actitud mental, una actitud turística, puesto que consume el mismo producto, a pesar de que sea falsamente auténtico, que se le ofrece al visitante foráneo. En este sentido, el turismo genera una serie de discursos y narrativas que implican la reformulación de identidades, productos, objetos y entornos naturales, en definitiva, signos que son disfrutados no sólo por los consumidores de fuera sino también por los de dentro, básicamente para la consecución de ventajas materiales. Allesandro Simonicca, antropólogo, en su estudio titulado “Conflictos e interpretación: problemas de la antropología del turismo en las sociedades complejas”, explora la condición de disonancia estructural entre las diversas interpretaciones de los recursos histórico-ambientales, localidades y actores sociales, y que influye decisivamente en la conformación de los nuevos lugares de destino en las sociedades complejas. Reinterpretación, revalorización y visibilización del pasado son estrategias habituales para reconstruir la historial local, lo cual se refleja en la redefinición de la identidad local y las distintas tipologías de viaje que se generan.

Por su parte, el antropólogo Jafar Jafari, en su Enciclopedia del Turismo (2000), establece que el turismo también genera sus propias mitologías, no demasiado alejadas de la cosmovisión actual: paraíso, magia, sueño, disfrute, relax, diversión, bienestar.

 

 

Según el artículo académico de la Universidad Complutense de Madrid, de José Lázaro Quintero Santos, sobre el impacto del turismo en las sociedades. Páginas 68-72.

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volviendo a nuestro caso particular, el Hotel Los Gigantes y el pueblo que se configura en torno a él, vemos que la gente canaria, hasta ahora ajena a extranjeros, empezó a abrir su mente con la llegada de turistas de todas las nacionalidades y empezaron a abrir el oído a nuevos idiomas. Aunque al principio diera lugar a muchas anécdotas graciosas que han quedado perpetuadas en el vocabulario colectivo, tales como papas autodates por papas out of dates” (pues estas papas tenían origen inglés y en las etiquetas de las


cajas ponían esta etiqueta para avisar de la fecha de caducidad), papas Chineguas (papas King Edward), y así con muchos otros alimentos y objetos, el canario “canarizaba” el idioma del extranjero y producía su propio vocabulario.

También, hubo un cambio en la mentalidad de la gente local. Por ejemplo, las extranjeras lucían sin pudor sus cuerpos en bikini y las locales, poco a poco, se fueros despojando de las ideas anticuadas que prohibían a la mujer enseñar su cuerpo bajo el sol. Las jóvenes empezaron a emular a las extranjeras usando bikini, fumando y hasta bebiendo alcohol como ellas hacían.


ASPECTOS POSITIVOS DEL TURISMO PARA UNA REGIÓN:

1)      El turismo supone para Canarias, aproximadamente el 48,5 % de nuestro PIB y el 53% de nuestro empleo directo (guías de turismo, recepcionistas, camareros, gerentes, directores de establecimientos turístico, entre otras). Además del empleo directo, el turismo tiene un efecto multiplicador sobre otras áreas y empleos: bebidas, comidas, restaurantes, comercios, transporte o imprentas.

2)      Influye en la política de transportes, que se ha orientado a dotar de buena accesibilidad a los núcleos turísticos. También ha contribuido a ampliar y modernizar algunos aeropuertos y a potenciar los vuelos irregulares o chárter, que abaratan los costes y adaptan su frecuencia e itinerarios a la demanda.

3)      El turismo ha frenado el despoblamiento y ha estimulado la revitalización de la artesanía y de las tradiciones.

4)      En algunos espacios rurales, de montaña y urbanos el turismo ha colaborado a la rehabilitación del patrimonio edificado.

5)      El turismo fomenta el acercamiento entre los pueblos y el contacto entre culturas, favoreciendo el entendimiento político entre los Estados. El turismo incide sobre la sociedad local, positivamente cuando estimula el cambio y la modernización social y negativamente cuando conlleva la pérdida de costumbres y señas de identidad propias, o cuando empeora la calidad de vida de los residentes por la saturación en los servicios y las infraestructuras.

6)      En las áreas litorales más turísticas, el turismo ordena los espacios próximos en función de sus necesidades. Los convierte en superficies recreativas o en periferias de servicios que proporcionan los abastecimientos básicos (agua, alimentos).

 

LOS PROBLEMAS TURÍSTICOS MÁS DESTACADOS SON LOS SIGUIENTES:

 

El predominio del modelo tradicional de sol y playa supone clientela de nivel medio o medio-bajo, elevada estacionalidad (aunque en Canarias como tenemos sol todo el año no se da este caso), concentración espacial y fuerte dependencia de tour-operadores extranjeros.


La demanda plantea nuevas exigencias: calidad y variedad de la oferta, más participación en la organización del viaje y calidad ambiental.

 

Crece la competencia internacional y nacional debido a la mejora de los transportes y la búsqueda de destinos no masificados.

 

El instrumento para paliar los aspectos más nocivos del turismo es la POLÍTICA TURÍSTICA.

 

Su objetivo es potenciar el turismo a través de cinco tipos de actuaciones recogidas en el Plan de Infraestructuras y Calidad Turística de Canarias:

 

b) La política turística trata de resolver estos problemas en coordinación con las comunidades autónomas y con la Unión Europea:

 

  Las comunidades autónomas tienen competencias en política turística.

 

   La Unión Europea se ha propuesto favorecer el turismo por sus ventajas para crear empleo, atraer divisas y redistribuir las rentas entre países ricos y pobres. Para ello, se propone mejorar la protección y la información del turista; equilibrar la distribución temporal y espacial del turismo, establecer estándares de calidad comunes, y mejorar la formación profesional del sector.

 

España ha concretado su política turística en el Plan del Turismo Español. Sus objetivos son:

 

·         El incremento de la calidad de la oferta, para atraer turistas de mayor poder adquisitivo. Con este fin, se mejoran la formación profesional y las infraestructuras mediante proyectos de modernización integral de los destinos maduros.

 

·         La diversificación de la oferta, para atender al deseo de variedad de la demanda y para conseguir un mejor reparto temporal y espacial del turismo, e incorporar a nuevos segmentos de mercado, como la tercera edad. Para ello, se fomentan el turismo rural, de montaña, ecológico y urbano.

 

·         El uso de las nuevas tecnologías en el trato con la clientela, para responder a su deseo de participar más directamente en la organización de su viaje. Con este fin, se extiende el uso de internet para la información, las reservas y la compra del viaje.


·         La utilización de la innovación y el conocimiento, para conseguir la satisfacción del cliente y el éxito del negocio turístico. Para lograrlo, se incorpora el turismo a los planes de I+D+i.

 

·            La promoción turística, para hacer frente a la competencia externa y atraer nueva clientela. Esta tarea se realiza en ferias internacionales, como Berlín o FITUR; en las oficinas turísticas existentes en el extranjero, y a través de planes para atraer a mercados emergentes (Plan Marca España).

 

·         La mejora de la comercialización, para incrementar los beneficios turísticos, mediante la creación de tour-operadores nacionales.

 

·           La consecución de un turismo sostenible, que responda a la exigencia de calidad medioambiental de la demanda. Para conseguirlo, se están adoptando medidas como evaluar el impacto ambiental de los proyectos, cuidar la estética paisajística integrando las construcciones en el medio (como hizo César Manrique en Lanzarote), regenerar los espacios degradados e intensificar la sensibilización social hacia el cuidado del entorno.

 

Un claro ejemplo de desarrollo turístico sostenible lo tenemos en Lanzarote con el canon César Manrique:


Fuente: La construcción territorial de la propuesta de Lanzarote (1960-74): el canon de César Manrique entre el paisaje y el turismo.

<< El modelo que se comienza a implantar a partir de 1960 tiene, entre otras particularidades, la novedad y la ruptura que supone su proceder frente a los habituales desarrollos turísticos de la época, más preocupados por la rentabilización rápida de las inversiones que por el deterioro que ocasionan en el paisaje sus construcciones. Mientras, en Lanzarote apuestan por un modelo propio y característico con el que iniciarse en el turismo, que prioriza y salvaguarda sus recursos naturales y culturales en la construcción del territorio y en el que se reconoce una determinada proyección estética a escala insular inspirada por el artista César Manrique. El proceso creativo explica ambas cuestiones, su particular conformación, los pasos seguidos y las herramientas utilizadas, y su signo artístico, el filtro establecido por Manrique para mediar entre el turismo y el paisaje y reconocer sus valores>>.

Los años 60 comienzan con la proyección internacional de este artista canario, con exposiciones en distintos países. Sin embargo, César Manrique añoraba sus orígenes, por lo que se traslada a su isla natal, Lanzarote, y junto al arquitecto Fernando Higueras emprende el desarrollo de ideas dirigidas a la creación de espacios tanto en su isla como en el resto de las Canarias, entre los que destacan Los Jameos del Agua (Lanzarote), el horno de Timanfaya (en el Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote), el Jardín de Catus y el Mirador del Río (Lanzarote), Los Lagos Martiánez (Puerto de la Cruz, Tenerife), el Mirador de El Palmarejo (La Gomera) y el Paseo Marítimo (Ceuta), entre otros. A


principios de los 80 creó el diseño de La Vaguada, uno de los primeros centros comerciales que se abrieron en Madrid.

Todas sus construcciones tenían que respetar la naturaleza en que se asentaban y firmó convenio con el Cabildo insular de Lanzarote para que todas las construcciones, incluso las hoteleras, que se hicieran en Lanzarote respetaran su canon.


Volviendo a Los Gigantes: Actualmente, dado que en la zona se ha dado semáforo verde a las viviendas vacacionales, la zona se encuentra sobreexplotada, demasiada población flotante que dificulta la vida a los residentes del municipio y saturan los servicios e infraestructuras. Siendo muy difícil alquilar una vivienda y, por ende, encontrar trabajadores para el hotel. Con la dificultad añadida de las nuevas leyes laborales que, prácticamente, han suprimido los contratos eventuales, favoreciendo los contratos fijos discontinuos que tienen que garantizar nueve meses de empleo y tres en el paro en el período de un año. Además, debido también a la presión demográfica (aunque sea de población flotante), las carreteras están masificadas y hay atascos monumentales en las principales carreteras de la isla. Hecho éste que ha hecho que, si antes te venían a trabajar al hotel personas que vivían en núcleos poblacionales como Arona, Adeje, …, pues ahora debido a los problemas con las carreteras, no quieren venir a trabajar hasta Los Gigantes, porque pierden demasiado tiempo en desplazarse hasta el trabajo y regresar a sus hogares.

Los hoteles, por su parte, se someten a rigurosos controles por parte de Sanidad, autoridad laboral, controles medioambientales, etcétera. No así las viviendas vacacionales.

 

 

4.      CONCLUSIÓN


El desarrollo turístico sostenible, como se vio en la manifestación colectiva del 20 de abril del año en curso en toda Canarias, es una imperiosa necesidad para la isla de Tenerife y para todas las Islas del archipiélago canario, pero en el caso concreto del Hotel TUI BLUE Los Gigantes, éste es claro ejemplo de desarrollo positivo y sostenible para una colectividad, pues gracias a su construcción nació el pueblo de Los Gigantes, mi pueblo.

Lo de los neoluditas. El ludismo fue un movimiento de principios del XIX que protestaba porque las máquinas de la Revolución Industrial iban a quitar el empleo de los artesanos. El neoludismo es la recreación de aquello, pero a partir de 1990 ante el avance de las nuevas tecnologías. Hoy, el término se usa sobre todo para ridiculizar a los que dudan de que esas empresas esconden las intenciones de siempre tras el brillo de la modernidad y hasta hay un lobby, perdón, una fundación estadounidense que da unos Premios Luditas, algo así como los Ig Nobel (parodia estadounidense de los Nobel). Llamarnos neoluditas a quienes defendemos la regulación de las viviendas vacacionales


por todos los problemas aledaños que plantea para los locales, es un choteo habitual de las asociaciones de gestores y propietarios. No me voy a meter en el jardín de discutir sobre si todo progreso e innovación es bueno por definición porque la cosa da para un libro, pero sí diré que, para la mayoría de los historiadores, el ludismo, más que un movimiento tecnófobo, fue una lucha obrera para reclamar derechos, una lucha que luego y con otros nombres fue paralela al desarrollo de la Revolución Industrial y que acabó consiguiendo cosas como jornadas y condiciones laborales dignas, el fin del trabajo infantil y hasta el derecho a las vacaciones pagadas, que mucho tiene que ver con el turismo y con el negocio del que estamos hablando. Entonces, como ahora, el problema no eran las máquinas sino para qué y cómo se utilizaban. Es decir, aquí no se trata de ir contra la innovación sino de frenar un negocio que consiste en la extracción y comercialización de un recurso que es un derecho recogido en la Constitución: el acceso a la vivienda (algo prácticamente imposible cuando casi todas las viviendas de mi municipio están destinadas a la vivienda vacacional). La tecnología, otra vez, sólo es un medio para el fin de siempre.

 

 

5.       FOTOGRAFÍAS. Extraídas del Museo del Hotel Los Gigantes (hoy en día Hotel TUI BLUE Los Gigantes), y del libro Chinyero, tomo II, de la Biblioteca Municipal de Santiago del Teide.



 

 


 

 

 

 



 


 

 



 

 


 


 

 

 

 


 


 


 

 

 

 

 

 



Realizado por Ana Naira Gorrín Navarro.

Mayo/2024. Los Gigantes. Tenerife. 

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