Celia, la serie, y
un recuerdo bonito con mi abuela Jacinta Díaz Jiménez.
Mi abuela materna y yo teníamos
costumbre de ver cada tarde (porque si ella no venía a casa de mi madre éramos
nosotros sus nietos quienes pedíamos que nos llevaran a estar con ella en La
Caldera por las tardes un ratito) una serie española llamada Celia. La historia
de una niña madrileña de la alta burguesía, una niña rebelde y con imaginación
hiperactiva que, según mi abuela Jacinta (Mamichinta o Chinti como la
llamábamos sus nietos/as) era clavadita a mí, solo que rubia y con ojos claros.
Mi abuela me veía reflejada en
aquella niña rebelde y que no paraba de crear cuentos e historias, tal cual yo
lo hacía constantemente. Fíjense que hasta tenemos en común el deseo de irnos
con la gente del circo. Yo también, la primera vez que asistí a un circo (y
muchos años antes de ver esta serie) cuando tenía 6 ó 7 años, le pedí a mis
padres que me dejaran con la gente del circo, que quería dar la vuelta al mundo
con ellos y explorar otros pueblos y gentes. Aún recuerdo las carcajadas de mi
abuela al comprobar la decepción con la que me iba a casa de nuevo, obligada
por mis padres y sin ver satisfecho mi deseo de irme con la gente del circo.
Les dejo por aquí el argumento de
la serie, por si quieren indagar por internet para verla. Yo, sin duda, haré lo
posible por volver a verla. Porque en estas fechas me gusta recordar a quienes
ya no están y mi abuela Chinti fue muy importante en mi vida.
Argumento de Celia, la serie
(fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Celia_(serie_de_televisi%C3%B3n)
<< Enero de 1932, Celia
Gálvez de Montalbán es una niña de 7 años de edad y vive en la Calle Serrano
en Madrid con
su familia. Celia tiene una manera ingeniosa de cuestionar el mundo que la
rodea, sobre todo a los mayores; no los comprende y cree que complican las
cosas demasiado. Su mundo es una mezcla entre la realidad y la fantasía, le
fascinan los cuentos de hadas y cuestiona hasta la
identidad de los reyes magos. Celia tiene un hermanito pequeño al que
llama "Cuchifritín", y un papá y una mamá que la adoran, aunque no
saben cómo poner solución a su comportamiento. Al principio, Celia está bajo el
cuidado de Miss Nelly, una institutriz inglesa que
tiene gran dificultad con la niña. Cuando ésta no puede soportar más las
humillaciones de Celia, su madre acude a doña Benita, una anciana de buen
corazón pero con una imaginación tan grande y fantasiosa cómo la de la misma
Celia; en lugar de cuidar de Celia, Doña Benita se vuelve una fiel compañera de
juegos y aventuras para la niña. Al llegar el verano, Celia y su
familia pasan unos días en la playa, y cuando sus papás se marchan a París, ella y
doña Benita pasan el resto del verano en la sierra con Juana, la doncella y Carlotica,
una nueva amiga de Celia. Cuando un inocente juego de la niña pone en peligro
la vida y la salud de
Cuchifritín, el padre de la niña no ve alternativa más que enviarla a un convento a
ser disciplinada por las monjas. Las religiosas también tienen dificultad manteniendo el
orden cuando llega Celia; las clases son interrumpidas más de una vez y sus
creíbles historias hacen creer a las monjas en la posibilidad de que el mundo
haya llegado a su fin. Al acabar el curso, Celia participa en la función, pero
esta acaba en desastre después de que Celia se entera de que sus padres tienen
la intención de marcharse lejos y dejarla en el colegio a pasar el verano. Al
llegar una vez más las vacaciones veraniegas, Celia se encuentra sola en el
colegio lidiando con Doña "Merlucines". Su padre viene a hacerle una
última visita antes de marcharse y juntos visitan un circo, el cual
inspira a Celia a escribir sobre sus propias aventuras después de marcharse con
los titiriteros en
la imaginación >>.
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